Las vacaciones van tocando a su fin en la mayoría de casos y, una vez de vuelta a casa, comienza un periodo de aclimatamiento y mentalización para asumir de nuevo la rutina. Este proceso, que se conoce como “síndrome postvacacional”, suele ser habitual en verano por la extensión de las vacaciones.
Para los niños, la vuelta al cole puede ser más traumática si no se les anima a retomar paulatinamente los hábitos del periodo escolar. Según Ester Méndez, médico de medicina general de mediQuo (una especie de ‘WhatsApp’ médico donde realizar consultas), “una de las principales alteraciones que notan los niños es el cambio de horarios, pues están acostumbrados a retrasar la hora de ir a dormir y, con ello, levantarse más tarde. Los ritmos de vigilia necesitarán un periodo de ajuste a las nuevas rutinas que dura un promedio de 10 días”.
Con el fin de que sea más llevadero el primer contacto con las aulas, la doctora recomienda una serie de pautas a seguir como es el cambio de horarios para adaptarlos de nuevo a los de la vida diaria. Pero, apunta, no de manera drástica. “La idea es realizar cambios progresivos, preferiblemente cada dos días, de aproximadamente 15 minutos, dependiendo del horario del que se parta”, aconseja Méndez.
Otra parte fundamental es el acompañamiento por parte de los padres a sus hijos para que les sea más liviana la puesta a punto para el cole. Por este motivo, tareas como preparar el material escolar (desde ir con ellos a comprar los libros a ayudarles a forrarlos); organizar un horario de las actividades extraescolares y rutinas de las tardes, cuando salgan del cole y, sobre todo, acompañarlos el primer día de clases (sobre todo cuanto más pequeños sean), les puede facilitar el reto de un nuevo curso.
El papel de los padres también consiste en canalizar todos esos miedos que se generan en los niños tras su vuelta de las vacaciones. Méndez recomienda una “escucha activa” que se traduce en contacto visual, sonrisa ligera, postura corporal receptiva y sin distracciones. “Es recomendable emitir palabras de refuerzo o cumplidos, hacer preguntas para que ellos detecten interés y explicarlos que los mayores también tienen un sentimiento parecido al suyo a la hora de volver a sus trabajos”, explica.
Todo, con el fin de que los pequeños comprendan que el ocio y la responsabilidad no están reñidos.