La princesa Leonor giró visita a Ceuta como parte de la instrucción militar que está siguiendo por su participación en el despliegue del Grupo de Combate Expedicionario Dédalo 25-2.
Su visita no formó parte de la agenda de la Casa Real, pero causó impacto en una ciudadanía necesitada de este tipo de eventos.
Se perdió la oportunidad incurriéndose en fallos protocolarios e incluso de seguridad demasiado evidentes, ‘secuestrando’ prácticamente la imagen de la princesa Leonor a los medios de comunicación locales, pero también desplazados de la Península, para luego permitirse grabaciones no autorizadas que terminaron circulando en redes.
Las instrucciones y el control que la Comandancia General de Ceuta debía tener en el cuartel de García Aldave fue desastrosa. Tratándose de un miembro de la Casa Real merece una reflexión obligada y seria sobre la forma de proceder de esta institución que no estuvo a la altura con este tipo de despropósitos.
La asistencia de la princesa Leonor al Sábado Legionario fue vetada a los medios de comunicación y por tanto no pudo ser apreciada por la ciudadanía, pero, incongruentemente, horas después, comenzaron a difundirse grabaciones particulares sin ningún tipo de filtro ni calidad. En otras paradas de la princesa Leonor en diferentes puntos de España, se ha podido apreciar una política aperturista que nada tiene que ver con esta esperpéntica organización protocolaria que ha podido causar malestar al incumplirse unas normas supuestamente serias, ajustadas al perfil de quien se trata.