Las personas que tienen su puesto de trabajo en los polígonos del Tarajal, de porteadores a comerciantes pasando por los policías nacionales, advertían de que el asedio al puente del Biutz desde las alturas dejaría, más temprano que tarde, nuevos heridos.
En la mañana de ayer el augurio se cumplió y una porteadora se precipitó desde un muro de algo más de cinco metros cuando intentaba colarse en las inmediaciones del Biutz, en el mismo escenario de otras caídas registradas este mismo año.
Los efectivos policiales desplegados en las naves fueron quienes requirieron la presencia de una ambulancia, la cual se desplazó hasta la zona para atender a la precipitada. En principio, según informaron testigos presenciales, la mujer se quejaba de un dolor en su pierna izquierda y recibió las primeras atenciones en este transporte sanitario.
Consultado sobre el estado de la fémina, el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) negó que alguna mujer dedicada a portear mercancías hubiese ido ayer a sus centros sanitarios. La única explicación posible es que recibiera las curas pertinentes en la ambulancia y, al no revestir gravedad, tampoco necesitase de un examen médico en Urgencias o de su hospitalización en Loma Colmenar.
El blindaje policial en torno al Biutz, a fin de evitar que la acumulación de personas pueda originar avalanchas, hace que los camalos se las ingenien para esquivar los controles policiales ya sea por tierra y a la fuerza; ocultos en el alcantarillado o, incluso, por el aire. Así lo manifestaron este lunes personas familiarizadas con el ‘comercio atípico’ que son testigos, a diario, de unas tácticas casi suicidas que incluyen saltos prácticamente imposibles.
La calle que desemboca en el Biutz está totalmente cerrada al paso sin la autorización de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP), apelando a razones de seguridad. Un punto desde el que cualquiera tiene acceso directo a las consignas donde se almacenan los bultos de productos sin identificar, tanto en la zona de hombres como de mujeres. Es habitual que en este filtro se arremolinen personas que, por todos los medios, tratan de convencer al agente de turno sobre su necesidad imperiosa de pasar. Y es en esta parte del recinto donde se alza el muro desde el que perdieron el equilibrio varias personas en los últimos meses.
La táctica de los porteadores consiste en trepar la tapia en La Chimenea que da a unos siete metros de caída, apoyarse en un saliente un par de metros más abajo y, de ahí, saltar al suelo firme. Otra modalidad consiste en encaramarse a un cableado que surca la zona y, tentando a la suerte debido a su carga eléctrica, usarlo de liana en su decenso a los alrededores.
Tapones de camalos repelen a los clientes
Si fuesen clientes, los comerciantes de los polígonos del Tarajal no tendrían inconveniente alguno en que tal cantidad de personas se agolpasen delante de su nave. Sin embargo, son porteadores que van a las consignas y taponan el acceso a sus negocios, una aglomeración que repele a los compradores ajenos al bulto pero que están interesados en la oferta de otras naves.