José Luis Fernández Rodríguez es el coordinador técnico de Trama, asociación que está formando a los trabajadores del área de Menores de la Ciudad Autónoma desde esta semana en un curso que durará 92 horas.
En él ha recaído la responsabilidad de programar lo que aprenderán las 18 personas que tratan con menores infractores en Ceuta y acuden al curso.
–En su asociación insisten mucho en la importancia de la profesionalización. ¿Por qué?
–Un profesional aporta continuidad, conocimientos y un reciclaje continuo porque tiene tiempo y cobra para estar al día. Por eso es importante asegurar lo básico con una estructura profesional. Después, el voluntariado es complementario.
–¿Cómo ha visto al equipo de menores de Ceuta?
–Es gente muy implicada, estuve con ellos esta mañana (la de ayer), y vi a gente que vive su profesión. Además, antes de esto me reuní con la jefa de servicio y el director para diagnosticar las necesidades, y gracias a la informació que me pasaron hemos diseñado un programa que, por lo que estamos viendo, es adecuado.
–¿En qué consiste ese programa?
–Son cinco módulos. Una parte, por ejemplo, es mediación penal porque se trata de una vía que pude desatascar los juzgados con acuerdos extrajudiciales.
–¿Considera que existe una judicialización excesiva de estos problemas?
–Es una solución alternativa que puede funcionar en muchos casos. Por ejemplo, una pelea de colegio entre dos niños. Hace años se solucionaba con los padres de cada niño dándoles un tirón de orejas, y ahora lo llevan al juzgado. El estado está interesado en que la mediación funcione.
–¿Cuáles son las infracciones que cometen más a menudo los menores de edad?
–Cuanto menos grave sea, y menos castigo conlleve, más hay. Por ejemplo, hay más robos que agresiones leves. Y más agresiones leves que agresiones graves. Los casos muy mediáticos son los menos, no la mayoría.
–¿Hay algún conflicto que se prevea que en el futuro puede ser grave?
–El de la violencia ascendente, es decir, hacia los padres. Ya está habiendo casos, y puede que haya más. Sucede porque el cuestionamiento que de manera generalizada en la sociedad hay respecto de la autoridad. También porque cada vez se exige menos a los menores mientras se les reconocen más derechos. Por eso se ha incluido como uno de los módulos de este curso.
–¿Se puede reinsertar a todos los menores? ¿Hay casos en los que directamente se puede pensar que no?
–Independientemente de que se pueda o no reinsertar, el menor tiene el derecho constitucional a que se tomen las medidas para su reinserción. Es como cuando hablábamos en los años de la heroína. Todos aquellos programas reinsertaron a pocos, pero por eso había que hacerlos.
–¿Qué necesitan los profesionales para enfrentarse a los menores infractores?
–Estamos empezando el curso, en estos dos días, con la gestión del estrés. El trabajador es el primero que tiene que aprender a detectar cuándo se encuentra en una situación límite y hay que echar el freno. También es muy importane la labor de equipo, porque su trabajo se entiende en ese ambiente; es un factor de protección. Además, todo profesional necesita sentirse reconocido, no sólo por la administración o sus jefes sino también por la ciudadanía.
–¿Es una profesión con más estrés que otras?
–Depende con cuál la comparemos. Sí que están expuestos a muchas situaciones límite, y hay muchos factores. A veces hay actuaciones muy urgentes.