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El Supremo confirma la condena a un coronel por abuso sexual a una teniente

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de casación interpuesto por un coronel, que estuvo destinado en Ceuta, por abuso sexual a una teniente con la que trabajaba en el Hospital Gómez Ulla de Madrid. La Sala confirma la pena de 2 años y 9 meses de cárcel por un delito de abuso de autoridad -en su modalidad de realizar sobre un subordinado actos de abuso sexual-, en concurso con otro delito consumado de abuso sexual sin acceso carnal. En sentencia se concluye que la versión del coronel no es creíble, pero en cambio sí lo es la de la teniente, que cursó estudios también en Ceuta, coincidencia que había llevado a que ambos, en ocasiones, hablaran sobre su paso por la ciudad. La teniente había sido informada por un amigo de Ceuta sobre el coronel.
A la pena se le suman las accesorias de inhabilitación de suspensión militar de empleo y de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo, ambas por el tiempo de duración de la prisión, además del pago de una indemnización de 5.000 euros por el daño moral causado a la mujer, por unos hechos ocurridos en julio de 2019 en el hospital de Defensa.
El coronel era el jefe de la Farmacia Depósito de la Inspección General de Sanidad de la Defensa mientras que la teniente trabajaba de enfermera en el servicio de urgencias de dicho hospital. Ambos mantenían una relación cordial, pero no fue hasta ese 24 de julio cuando el comportamiento del superior se tornó en “inapropiado”, al proferirle frases del tipo: “¡Qué buena estás!” o “estás para comerte” o cuando, al darse un par de besos en la mejilla a modo de despedida, el coronel movió la cara para que el segundo beso se lo diera cerca de la boca.

El coronel, a quien la Sala no cree, insistió en que había una “conspiración”

Aquellas situaciones, aunque anormales, no motivaron que la teniente denunciara, hasta que sucedió un hecho más grave, cuando ambos estaban en el sótano del almacén de la farmacia, a donde había acudido la teniente para que el coronel le hiciera entrega de unos envases de crema de protección solar.
Allí el coronel le besó en los labios, forzando la introducción de la lengua, y le tocó las nalgas. Ella le dijo que no quería nada con él pero el mando insistió en que la amaba y quería estar con ella. Le tocó uno de sus pechos y la besó. Posteriormente se produciría, ya en el despacho del coronel, más tocamientos esta vez en sus genitales y besos en la boca.
La teniente contó inmediatamente lo ocurrido a la capitán, a una teniente coronel y a la supervisora de enfermería y, en el ínterin, el coronel le escribió un mensaje de WhatsApp donde decía que habían sido unos "besos maravillosos" y que quería "miles". Horas después ella contestó: "Sus besos y manoseos forzados me dan asco".
La Sala da absoluta credibilidad al relato de la denunciante, que vino respaldado además de por los mensajes de teléfono, por testimonios de las personas a las que de inmediato narró lo ocurrido. Dicho testimonio es “consistente, coherente y lógico” lo que lo convierte en algo “objetivamente creíble”. No ganaba nada presentado una denuncia “inveraz” ni existe un móvil espurio. Su relato tampoco es “ambiguo” sino que se presenta como una narración “específica y detallada”.
Para el Supremo no hay duda de que se produjo “un acto de abuso sexual del superior (un coronel) sobre una oficial inferior en empleo (una teniente), vulnerándose dos bienes jurídicos, la disciplina y la libertad o indemnidad sexual de la víctima”.
No se cree la versión del coronel que vino a decir que el beso que se habían dado había sido consentido, viendo que había sido un error por ambas partes. Llegó a situar la denuncia en una “trama” para “imputarle” aludiendo a una “inventiva narrativa”. Se trata de una versión que “no se sostiene”, ni cabe hablar de una “conspiración” ni el hecho de que tardara en denunciar fue fruto de una maquinación.

WhatsApp: “Han sido unos besos maravillosos”

La Sala ha tomado como una de las pruebas fundamentales para ratificar la condena la hilera de mensajes que envió el coronel a la teniente. Mensajes como el de “han sido unos besos maravillosos, quiero miles”. La teniente le contestó diciéndole: “Sus besos y manoseos forzados me dan asco. Lo peor que ha utilizado su graduación sabiendo que siempre voy a ser la perjudicada”. Esas conversaciones continuaron con más mensajes del coronel que la teniente no contestó, en los que le decía: “Mil perdones, no volverá a suceder. Eres tan guapa pero si no está bien, lo siento mucho. Repito, perdón”. Siguió enviando mensajes como el de: “Hola, espero que se te pase pronto el enfado, siempre serás una buena amiga, créelo”.
La teniente tardó en denunciar los hechos al estar en estado de shock, pero después de consultar con varios superiores los puso en conocimiento del teniente coronel jefe de Enfermería, lo que llevó a que el mando fuera apartado de inmediato de sus servicios.

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