El polígono del Tarajal es otro mundo. Lo es para todo. Para intentar una organización, para ajustar las querencias de comerciantes y policías y para convertirlo en un pulmón económico que tenga algo de sentido. Hoy por hoy es un caos.
Nació así, buscando beneficiarse del llamado comercio atípico que comenzaba a ser fuerte justo al lado de una frontera que separa dos mundos distintos, también en lo arancelario. El caos ha ido a más y hoy hay incluso comerciantes tradicionales de ‘las naves’ que no saben ni quiénes son los que se han adueñado de algunos de los locales. Hay una cifra que resume mejor que nada todo esto. Solo el 50% de las naves está regularizada. ¿Es posible esta situación? No es que sea posible, es que es la pura realidad, conocida por las administraciones, que aplican ‘la doble moral’ también en este campo. ¿Se imaginan un control exhaustivo, como debe hacerse, en un lugar que se erige en el pulmón económico para la Ciudad Autónoma? Dicen que ‘Dios aprieta pero no ahoga’, así que la institución se cree un ‘mini-dios’ y decide seguir la misma vía espiritual.
Los datos oficiales aportados por fuentes de la institución municipal cifran en 138 las naves que a fecha de hoy tienen licencia de apertura, y de ellas 136 con la actividad comercial. En total en el polígono hay cerca de 260 naves, así que la mitad de éstas se mantendría al margen de las mínimas normas que deben cumplirse.
¿Y de qué grueso hablamos? En ese montante de naves que llevan su día a día sin la licencia que debe garantizar y permitir su apertura al pública se encuentran aquellas que ni siquiera la han solicitado, otras que no la tienen porque no pueden cumplir con la normativa y otras que sirven únicamente de almacenes o consignas y no tienen una actuación de cara al público. O al menos eso es lo que declaran.
Para los propios comerciantes legales, que luchan por intentar que el Tarajal tenga ‘otra cara’, esta situación supone una auténtica traba, ya que no pueden lograr un frente común entre todos para conseguir cierto orden en ‘las naves’. Los recientes episodios de cierre de frontera, de presión sobre los porteadores, de roces con las fuerzas de seguridad han unido solo a algunas naves. Otras van por libre.
Esta situación afecta no sólo a los comerciantes, también a la propia administración que tiene un auténtico desconocimiento sobre la actividad y control que tiene lugar en los locales que no están legalizados.
Hace años el Gobierno local creo un grupo de trabajo para controlar este polígono; grupo en el que estaban representadas varias áreas, con un peso específico de Fomento así como de la Policía Local. Tras los controles iniciales aquello desapareció y en la actualidad se sigue arrastrando el mismo caos que se denunció en su día.
Los comerciantes esperan la finalización de las fiestas para unirse y forzar un encuentro tanto con la Ciudad como con la Delegación del Gobierno, intentando encontrar en ambas el paraguas protector que echan en falta. Lo curioso es que a pesar de que públicamente ambas instituciones dicen llevarse bien y trabajar coordinadas, todavía no se ha producido una reunión entre ambas para agilizar la regularización y control de este conglomerado de empresas.
En el Tarajal también se han producido fugas ante la problemática cada vez mayor. Algunos empresarios tradicionales se han establecido en Marruecos. ¿Y saben qué?, allí para poder instalarse se les ha exigido documentaciones, permisos y licencias. Mientras aquí en Ceuta, algunas naves empiezan a caer en manos de marroquíes a los que curiosamente no se les hace pasar por el mismo filtro de control, viviendo y gozando de una ilegalidad permitida.
Detrás de ese ir y venir se esconde un vacío
Cada día la frontera del Tarajal se abre para permitir el paso de miles de porteadores y comerciantes que marchan a las naves del polígono. Algunas de ellas están sirviendo de consignatarias, en donde los propios porteadores guardan los bultos que luego se intentan colar entre las filas de porteadoras. Esto provoca enfrentamientos y episodios críticos que terminan dando pie a polémicas entre comerciantes y policías.
“Para nosotros es muy importante que se agilice el paso en la frontera no solo del porteador, sino también del turista marroquí que está beneficiando al comercio local y también a la hostelería. Ahora mismo se trata de una clientela muy potente e importante para Ceuta”, añade Ramírez, que recuerda que no hace mucho, justo antes de comenzar la campaña navideña, se remitió un escrito “de ayuda” en el que se le instaba a las administraciones a “agilizar” ese tránsito fronterizo, que se ha convertido en un motivo de especial preocupación para el sector empresarial. “Lo que pedimos sobre todo es que se conciencien y que aporten su granito de arena para que faciliten que esos compradores puedan llegar a nuestra ciudad y consumir en Ceuta”.
“Esto beneficia a todos, porque se origina un bucle que genera comercio, riqueza y puestos de trabajo. Lo que pedimos es que todos aquellos que participen en el trato con la clientela marroquí que hagan todo lo posible porque se sientan bien en Ceuta”, subraya.
Las quejas que ahora da Ramírez se producen después de semanas en las que el tránsito por el Tarajal se ha visto seriamente afectado, llegando a producirse hasta cierres de frontera, como sucedió el pasado 22 de diciembre.
Los comerciantes hablan de pérdidas que alcanzan el 40% en esta campaña de Navidad analizada, sólo, en la fase que comprende hasta el pasado 25 y sin que se hayan evaluado las ventas correspondientes a los Reyes Magos.
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![archivo Lo que sucede en el Tarajal, con los colapsos y la falta de control, se traduce después en los comercios incluso del centro. La CECE llama la atención sobre esa pérdida de clientes. alt](http://elfarodeceuta.es/wp-content/uploads/2013/01/fotosceuta_2013_01_06_02y03_3-1.jpg)