El CECAM lleva tiempo denunciando por todos los canales posibles la situación en la que se ven obligados a trabajar y a cuidar las tortugas rescatadas en situaciones extremas. Ahora mismo tienen 8 tortugas bobas en recuperación, metidas en una especie de pequeñas piscinas y hacinadas en un lugar que no reúne las mínimas condiciones.
En cualquier otro sitio de mar se darían tortas por explotar el patrimonio marino como se merece, amén de mostrar cómo se trabaja para cuidar las especies afectadas y recuperarlas. En Ceuta parece que hacemos todo lo contrario. No solo nos cargamos las playas, no solo no cuidamos el medio ambiente, no solo permitimos la convivencia con vertidos, sino que además parece que nos importa bien poco mostrar al resto cómo intentamos salvar lo que otros destruyen.
En el CECAM cuidan tortugas con aletas mutiladas, otras afectadas por la ingesta de plástico, también las hay víctimas de accidentes marinos... Hacen todo esto, lo hacen bien, pero incongruentemente asoman como si fueran los apestados.
Cualquier otra ciudad con esta riqueza marina no permitiría que este centro estuviera por más tiempo así. Les daría vergüenza y harían lo posible por darles cierta dignidad. Aquí pasa todo lo contrario.
No le falta razón al CECAM al confesarse despreciados. Lo están, sin saber por qué, pero lo están.
La labor que hacen aquí es maravillosa, también la que viene posteriormente con el seguimiento a las tortugas. No puede entenderse por qué los tienen aislados, alejados, hacinados, en condiciones incomprensibles en vez de disponer de unas instalaciones adecuadas a un lugar de mar que quiere orientar buena parte de su acción a salvar lo que el humano daña.
Nos estamos perdiendo algo, quizá deberían explicarnos el qué.
Es muy frustrante vivir en Ceuta si se tiene un mínimo de conciencia medioambiental. Vivimos en un lugar privilegiado, con una biodiversidad marina excepcional, pero nuestro mar no sólo no se cuida, se maltrata. Por otra parte, somos paso obligado para las aves migratorias y no tenemos un centro de recuperación en el que poder atender a los ejemplares que, por algún motivo, necesitan ayuda. Toda una riqueza ignorada y despreciada y, mientras la administración se dedica a otros menesteres, aquí estamos algunos ciudadanos dejándonos la vida en atender lo que con nuestros impuestos ya tendría que estar más que resuelto. Frustrante, indignante y muy triste.
El mejor desprecio es no tener aprecio. Si esperan de la consejería de servicios Urbanos algún tipo de colaboración, ayuda o cooperación, se morirán esperando, porque desgraciadamente, ese servicio está en manos de personas que no tiene ningún tipo de conciencia medioambiental. con solo mirar el trato que le dan a los árboles, a los perros abandonados, a los gatos, Al plástico en los montes… A ellos solo les interesa comprar muchas plantas, tratar a los árboles, como si fueran farolas y los grandes proyectos como el de cementerio, donde se ponen juego mucho dinero público.