Hace más de cuatro años Saida Zouabair dio a luz por cesárea a una niña en el hospital de Ceuta. Una extraña enfermedad llevó a la bebé a Málaga y desde entonces no ha vuelto a saber de ella.
En octubre de 2011 una ‘extraña’ enfermedad provocó el traslado a Málaga de una bebé que acababa de nacer por cesárea en el Hospital Universitario de Ceuta. Desde entonces sus padres no han vuelto a tener noticia de su pequeña. Les dijeron que había muerto, pero tampoco han recibido los restos de su recién nacida para poder llevarla a Marruecos y enterrarla. Más de cuatro años y medio sin saber los motivos por los que la pequeña fue trasladada a la península, sin saber los motivos por los que falleció, si es que lo hizo, y sin saber por qué aún no han recibido los restos de su vástago para poder llorarla.
Es la dramática historia del matrimonio formado por Saida Zouabair y Khalid Ananez quienes acuden a El Faro para reclamar la información que en el hospital se les niega. “Cada vez que vamos a preguntar, nos echan de allí”, aseguran. Han pasado cuatro años y ocho meses desde que arrebataron a la niña de los brazos de la madre y desde entonces ninguna explicación. No han denunciado aún los hechos, porque les han persuadido para no hacerlo, aseguran. Cada vez que iban a solicitar información sobre su hija en el hospital, les daban excusas para seguir esperando el regreso de los restos de la recién nacida que no han llegado nunca a Ceuta. En otra ocasión, les han dicho que no pueden denunciar los hechos en la Policía o en la Guardia Civil porque al no ser residentes en Ceuta, no pueden interponer una denuncia y que dado que residen en Tetuán, deben poner la denuncia en Marruecos.
Piezas que no encajan
Para los padres de la pequeña hay piezas que no encajan en el drama que les ha tocado vivir. Nada más nacer la niña, se la llevaron de los brazos de la madre que no pudo ni verla la cara. En el hospital informaron al matrimonio de que su hija padecía una enfermedad, no saben cuál, y que urgía trasladarla a la península. “La niña viajó sola cuando lo normal es que vaya acompañada por un familiar”, lamenta extrañado el padre.
Cinco días después del nacimiento informaron a los padres de que la niña había fallecido, siempre según la versión de los hechos del matrimonio, y solicitaron que se les entregaran los restos de la pequeña. Les dijeron que en una semana podrían llevarse a su hija, pero esto nunca ocurrió.
De hecho, en el mismo hospital conocieron a un hombre que aseguró pertenecer a una asociación que les ayudaría a repatriar los restos de su hija para darles un entierro digno por 15.000 euros. Pero nuevamente a esta persona nunca más la volvieron a ver. “Algo raro vería en el caso que nunca le hemos vuelto a ver ni hemos podido localizarle”, asegura Khalid.
En febrero de 2014 los padres acudieron a El Faro para contar su historia. Aseguran que tras la publicación del reportaje, les llamaron desde el hospital para asegurarles de que iban a recuperar los restos de su hija, aún habiendo pasado más de dos años desde el nacimiento. Nuevamente, afirman, los supuestos restos de su hija no han sido devueltos a sus padres. “Cada vez que vamos al Hospital, nos echan”, insiste Khalid. No entienden el trato que han recibido en el centro hospitalario, a lo que se une los problemas que tienen para poder comunicarse con el personal al no hablar castellano.
Trataron igualmente, explican, de hablar con el ginecólogo que atendió a Saida en la cesárea, pero tampoco pudieron sacar ninguna explicación en claro y afirman que el médico les echó del hospital con malas formas. Este facultativo podría haber explicado a la madre qué tipo de enfermedad tenía la recién nacida como para tener que ser trasladada de urgencia a Málaga, pero no pudo ser. Incluso se preguntan cómo es posible que se llevaran a la bebé a Málaga, teniendo en cuenta que Algeciras está mucho más cerca de Ceuta.
Este matrimonio no tiene muchas más opciones ni puertas a las que llamar. En el hospital no les entregaron ningún acta de nacimiento de su hija y tampoco de su fallecimiento. Aseguran que sólo tienen el alta hospitalaria del ingreso de la mujer en la planta de ginecología, tras ser intervenida por cesárea en un parto complicado en el que dio a luz a un bebé de 1,760 kilos.
Desde aquel 5 de octubre de 2011 su vida ha sido un calvario. La madre, Saida, presiente que su hija está viva. Tan solo la tuvo en los brazos unos instantes después de nacer y antes de que se la llevaran, pero cree firmemente que no falleció, afirma. “Sueño con ella todas las noches”, asegura la mujer.