Ceuta necesita compromisos y para ejecutarlos hay un gobierno de todos los españoles lo hayamos votado o no. Las visitas de los ministros son importantes (deben) porque tienen que servir para visualizar ante la ciudadanía que allí, en el corazón de España, algo de esta ciudad saben.
En enero de este año la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, decía que iban a trabajar para que se derogara el decreto, más o menos que desde la plaza de los Reyes se iba a tocar la campana de los madriles para que la escucharan y supieran que aquí abajo existía algo de revuelo con el tema.
Ayer vino la mandamás del ministerio, Elma Saiz, de la que se supone cierto conocimiento sobre el debate arrastrado desde hace meses, y resulta que evita cualquier concreción, cualquier compromiso y fecha sobre el regreso al anterior régimen de bonificaciones.
Algo se ha perdido en el camino, quizá habrá que empezar a hacer señales de humo por si así en Madrid se dan cuenta de lo que hablamos a este lado del Estrecho ya que en 3 meses poco, o más bien nada, sabemos de esos avances.
Saiz no nos ha sacado de dudas, se fue a recorrer un colegio en vez del centro de ‘La Esperanza’, luego dicen que visitó el CETI (visita prohibida para los medios de comunicación) y al final se entrevistó con el alcalde que a buen seguro le habrá repetido todo lo que ya sabemos.
Este es el resumen de un desembarco político del que poco hemos sabido, nada hemos aprendido salvo generar un mayor desconcierto entre lo que aquí se anuncia y lo que realmente Madrid hace.