Es mi deseo para todos los que me lean. Incluso para los que no lo hagan. Salud y prudencia para el año 2022 que acaba de entrar. Dos palabras importantes, que en este momento han de ir de la mano. La primera, porque es una esperanza general. De todas las creencias, ideologías y religiones. La segunda, porque debe ser la máxima del comportamiento en la Ciencia, en el Derecho, en la Contabilidad, en la Política y en la propia vida. Y en esta situación pandémica, porque si las llevamos de la mano, los resultados serán mejores para toda la población.
A 30 de diciembre de 2021, la incidencia acumulada de COVID a 14 días por 100.000 habitantes en España se situaba en 1.775 casos. Por Comunidades destacaban Navarra, con 3.810 casos, La Rioja, con 2.537 casos; País Vasco, con 2.731 casos o Madrid con 2.416 casos. Por países destacaba Dinamarca, con 3.391 casos; Reino Unido con 2.444 casos o Francia con 1.895 casos. En general, durante la semana del 20 al 26 de diciembre de 2021, los contagios de COVID-19 han subido un 11% en todo el mundo, aunque el número de muertes registra una ligera bajada del 4%. Es decir, el virus del COVID sigue siendo una realidad, agudizada por su última variante Ómicron, aunque menos grave a consecuencia del alto índice de vacunaciones que tenemos.
La prudencia es la virtud de actuar de forma adecuada y con moderación. Es uno de los principios contables y administrativos, por ejemplo. También del Derecho. Actuar de forma prudente está relacionado con ser precavido. Contabilizar los beneficios solo cuando se produzcan y las pérdidas cuando se conozcan, es como situarse siempre en el escenario más negativo, lo cual es sinónimo de buena administración. Pensar que siempre es mejor llegar a un mal arreglo, que a un buen pleito, es una máxima del mundo jurídico, que tiene su origen en el refranero español. En la ciencia, muchos piensan que sólo se deben desarrollar aquellos trabajos acerca de los cuales se tengan suficientes garantías de que no serán perjudiciales para la sociedad.
En la actualidad, el cansancio por las restricciones que impone la pandemia nos lleva a debates equivocados acerca de las medidas a adoptar. Los hay que entienden que se debe dar la máxima libertad al ciudadano, para que sea este el que de forma responsable adopte las precauciones que considere más oportunas. Detrás de esto está el falso dilema entre salud y economía. Es el caso de la Comunidad de Madrid. Es una forma de entender la pandemia. Legítima, pero equivocada, en mi opinión. No todos tenemos las mismas oportunidades, ni la misma situación. Dar libertad de apertura a los establecimientos, dependiendo cuáles sean sus condiciones, puede llevar a una situación de contagios peligrosa. Pese a que los contagios se producen en todos los lugares, estén o no cerrados, utilizar este argumento para no acordar restricciones en la hostelería, por ejemplo, o en otros trabajos, es una forma de eludir el problema y endosárselo a los ciudadanos.
Es interesante la opinión del epidemiólogo español Adolfo García Sastre, investigador del Hospital Monte Sinaí de Nueva York: “El Covid se ha acabado, nos hemos quedado en una cosa distinta”. Según explica en una entrevista en El Independiente, en la actualidad la enfermedad severa es diez veces menor que la cantidad que se veía antes. Y se puede afirmar con seguridad que la infección en los vacunados da lugar a síntomas mucho más leves, nos dice. Sin embargo, continúa, el exceso de transmisión a consecuencia del ómicron, sobrecarga de trabajo a los sanitarios. La cuarentena puede rebajarse, para sí evitar sobrecargas innecesarias al sistema económico, pero siempre que se disponga de test de antígenos.
Esto es lo que nos está fallando en nuestro país. Fundamentalmente en Madrid, en donde no se han adoptado medidas restrictivas, como en otras Comunidades, y se han prometido test de antígenos gratuitos, sin que hayan podido cumplir las promesas. Es decir, pese a estas noticias positivas, es necesario seguir siendo prudentes, dejarse aconsejar de los científicos y no utilizar la pandemia en términos de cálculos electorales.
Lo importante es que, este y otros científicos creen que 2022 podría ser el año del final de la pandemia. Al menos de la pandemia como se ha entendido hasta ahora. Todo dependerá del comportamiento de la misma en el invierto de este año. Pero, según su opinión, el virus y sus variantes se irán volviendo menos pandémicas y más epidémicas, como ocurre con la gripe. Y esto nos llena de esperanza.
Por tanto, y para situarnos, el año que acaba de entrar podría ser el del final de la pandemia y el de la consolidación de la recuperación económica y del propio planeta, si conseguimos que lleguen a buen puerto todas las buenas expectativas de reducción de emisiones de efecto invernadero. Pero también, y esto es lo más importante, podría ser el comienzo del fin de los peligrosos populismos de extrema derecha, que a base de mensajes apocalípticos y mentiras sistemáticas han conseguido secuestrar a una buena parte de la población e instalarla en el negacionismo y el falso concepto de la libertad. Evidentemente, el día que entendamos que nuestra libertad acaba donde comienza la libertad de los demás, habremos vencido parte de la ignorancia.
Todo lo anterior nos lleva a redoblar nuestro lema del principio. Salud y prudencia es el camino para este año y lo que deseamos desde estas páginas.