Me gustan las letras del Sabina y de Aute; sus canciones me llegan al alma, traspasan las emociones y expresan lo que a mí me hubiera gustado expresar.
Contar la vida, el tiempo, Al alba al alba, date prisa que ya son las cuatro y 10, quién me ha robado el mes de abril, de alguna manera tendré que olvidarte, pongamos que
Madrid, es más fácil encontrar flores en el mar, la belleza, 19 días y 500 noches, y nos dieron las 10.
Yo me siento el protagonista anónimo, como si hubieran pensado y escribieran mis historias de amor, de locura, nostalgia, alcohol, de noches en blanco y suicidas.
Esta es la historia de un hombre que salió de la nada. Un poeta de pobres, de causas perdidas, de lágrima fácil plagado de heridas.
Un amante emigrante, creyente sin dioses, borracho de amores y escritor en guaridas.
Caminante sin rumbo, buscando otro mundo que nunca existía.
Filósofo errante, pensador acechante de bulos, de tramas corruptas, de bombas abruptas.
Habitando en la Ceuta profunda para lanzar cañonazos escribiendo en la noche sin ningún reproche de censuras prohibidas.
Lo verás por las rutas del Hacho lanzando silbidos, gramidos salvajes por esos parajes repletos de vida.
Andar el Revellín pasajero, en el cementerio postrero, prisionero apresado por algún pasado que volvió a su recuerdo sin ser olvidado. Profesor sin pizarra, hablador de palabras, de charlas sin prisa, de risa, de chistes y de almas cautivas.
Volverá a rescatarte de alguna mazmorra, de alguna zozobra en los mares del norte y del sur donde todo es azul porque los piratas y las sirenas lo tiñen de luz en el alba encendida.
Tal vez Aute y sabina me la dediquen alguna vez.