La visita de la secretaria de Estado de Comercio, María Luisa Poncela, no ha podido ser más gris, por darle un color que no sea el negro. Y es que un alto cargo de cualquier Administración, y menos del Gobierno de España, no puede venir a Ceuta, cuando su competencia es el comercio, y no saber nada ni de la situación comercial, ni de cuáles son las soluciones, ni de si los polígonos son conflictivos, ni qué necesitan los empresarios (que hoy pueden decidir un cierre patronal).
No es normal que no haya tenido un dossier con la situación comercial de nuestra ciudad, ni que no le haya servido la conversación de más de una hora con Vivas y Fernández Cucurull, ni tampoco con la Cámara de Comercio y con la Confederación de Empresarios. Lo máximo que nos promete es que hará de portavoz ante el Ministerio del Interior y Aduanas sobre cómo se encuentra la frontera, más o menos lo mismo que dijo el ministro de Justicia y ya han pasado cinco meses.
Desde luego, para este viaje no se necesitaban estas alforjas. No se puede comenzar una comparecencia ante los medios de comunicación, cuando hay liada la que hay liada, diciendo que ha venido para poner en marcha las elecciones a la Cámara de Comercio, dado que su departamento es el encargado de tutelar al ente cameral, porque en otros lugares son las comunidades autónomas.