La Iglesia de Nuestra Señora de África ha acogido este Lunes Santo la tradicional misa Crismal presidida por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy.
En este acto se ha llevado a cabo la renovación de los votos de los seminaristas y de los sacerdotes que ejercen diariamente en nuestra ciudad. Asimismo, ha tenido lugar la bendición de los óleos y la consagración del crisma.
Los creyentes arropan la misa Crismal
Los creyentes no han faltado a su cita y han ocupado la Iglesia de África en acompañamiento a todos los sacerdotes que rutinariamente trasladan la palabra de Dios en la ciudad.
Sobre el presbiterio, el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, ha liderado esta misa Crismal que ha comenzado con la lectura del evangelio.
La mayor personificación eclesiástica, en su entrada, ha hecho uso del incensario, tan representativo en las celebraciones cristianas.
Cantos celestiales
Con cantos celestiales, nacidos de la Liturgia Eucarística, los fieles han acompañado con un “oh Jesús tú eres mi luz”.
Los sacerdotes que conforman la Diócesis de Ceuta han arropado la figura del obispo y han regalado una misa caracterizada por los cantos y la música coral.
Más de una veintena de eclesiásticos han protagonizado esta tradicional misa Crismal que tanto carácter espiritual tiene para quienes decidieron, por voluntad, entregar su vida al Señor.
Palabras del obispo
El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, ha tomado la palabra sobre el atril y dirigiéndose a los cristianos presentes ha dicho: “A vosotros diáconos, seminaristas, laicos…, os invito a adentraros en este profundo misterio de Jesucristo que nos amó, nos redimió con su sangre, nos convirtió en un pueblo sacerdotal y nos permitió ser ministros de su amor y su gracia”.
Prosiguió refiriéndose al motivo de esta reunión, explicando que “la misa Crismal nos reúne como pueblo crismal alrededor del altar con todos los bautizados”.
“Estos óleos que serán usados en el bautismo, la comunión y en la unción de los enfermos serán bendecidos. El aceite de estas vasijas, el pan y el vino que convertimos en la Eucaristía serán fuente de la gracia y la llevaremos a nuestras comunidades como el gran don del espíritu”, ha dicho entre otras palabras cargadas de fe y esperanza, transmitiendo el mensaje De Dios.
Renovación de votos
Terminadas las palabras procedentes del obispo, tuvo lugar la renovación de votos en la que este mismo se dirigió al conjunto sacerdotal y les preguntó: “¿Queréis renovar la promesa que hicisteis ante el obispo y ante Dios?”.
A lo que todos, en armonía, contestaron con un: “Sí quiero”.
Estos se han vuelto a comprometer a cumplir los deberes jurados ante Cristo y seguir brindando su vida al servicio de la Iglesia.
Tras la renovación de las Promesas Sacerdotales y otros quehaceres rutinarios propios de las misas cristianas, se ha procedido a la bendición de los óleos.
Bendición de los óleos
Sobre una alfombra roja y un altar improvisado adornado por un atuendo floral blanco, el obispo, de nuevo, ha tomado el poder de ejercer como el transmisor de Dios para dar carácter bendito al óleo.
Rodeado por un círculo de eclesiásticos con su mano derecha en alto, este ha proseguido con su palabra a pedir al Señor “santificar con su bendición este óleo y con la cooperación de Cristo infundir en él la fuerza del espíritu y asea sacramento de la plenitud de la vida cristiana”.
Obsequio al obispo
Antes de la finalización de la misa Crismal, el vicario de la ciudad, Francisco Jesús Fernández, ha recordado que pronto se celebrarán las Bodas de oro de Rafael Zorzona Boy, obispo de Cádiz y Ceuta.
“Queremos que hoy tenga en su pecho y su corazón a la que ya llevaba antes de este detalle”, dijo Fernández refiriéndose a Nuestra Patrona y Madre, la virgen Santa María de África.
El obispo ha sido obsequiado con una medalla de la misma y se ha mostrado muy agradecido por ello.
Unidad y pasión
Esta misa Crismal ha reforzado la unión entre la diócesis y el pueblo. Este último ha cumplido su papel de abrigo a quienes diariamente, desde los templos de la ciudad, sirven de canal de la palabra de Dios para todos los que buscan refugio en ella.
Las voces y cantos de los creyentes se han fusionado con las de sacerdotes y seminaristas, liberando un fuerte sentimiento de unidad. La Iglesia de Nuestra venerable Señora de África ha sido testigo de la fe y de la profunda pasión que Jesucristo despierta en los corazones de sus devotos.
Y toda esa gente, viviendo de nuestros impuestos. Vuestra ignorancia lo hace posible.