Ceuta volvió a latir al ritmo de la fe en la tarde del Viernes Santo. Cuando el reloj marcó las 18:30 horas, las puertas de la Iglesia de los Remedios se abrieron para dar paso a uno de los momentos más esperados de la Semana Santa ceutí: la salida procesional de la Real y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Mayor Dolor.
A esa hora, la calle se llenó de un profundo silencio, roto únicamente por los aplausos de sus devotos, los acordes de la música procesional y el suave crujir de la madera del paso del Cristo. Bajo una luz cálida y solemne, el paso avanzó con la sobriedad propia de esta venerada Hermandad, que cada Viernes Santo deja su huella en las calles de Ceuta.
Estética y devoción: estrenos que marcaron la procesión
Este año, la Hermandad de los Remedios ha querido dar un paso más en su compromiso con el arte sacro y el cuidado de su patrimonio, incorporando importantes estrenos que no pasaron desapercibidos durante la estación de penitencia.
El paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte lució por primera vez unos elegantes candelabros de guardabrisas que sustituyen a los tradicionales hachones. A ello se sumaron unos nuevos faldones de terciopelo negro, decorados con una fina filigrana dorada, que reforzaron la sobriedad y el carácter penitencial del conjunto.
En el palio, una delicada corona rematando la bambalina frontal se estrenó como símbolo de la realeza de María. Además, se presentaron restaurados varios elementos del cortejo, como palermos, pértigas y relicarios, fruto del trabajo silencioso que la Hermandad realiza durante todo el año para que cada detalle esté a la altura del amor que Ceuta profesa a sus titulares.
El palio, coronado de emoción
La Virgen del Mayor Dolor, como cada año, volvió a conmover corazones. Mecida con dulzura, su palio avanzó por las calles más céntricas de la ciudad mientras se elevaban oraciones, saetas y lágrimas desde los balcones y aceras.
Este año, su bambalina frontal se estrenó rematada por una delicada corona, símbolo de su realeza como Reina del Cielo, dotando al conjunto de un simbolismo aún más profundo.
Un recorrido lleno de sentimiento
La Hermandad avanzó con paso firme y solemne. A medida que la procesión se deslizaba por las calles del centro, la ciudad se vestía de emoción. Los ecos de la música procesional y el crujir de la madera resonaban por los rincones, mientras los fieles acompañaban con devoción a los pasos de los titulares.
El recorrido, marcado por la solemnidad y el fervor de los cofrades, se convirtió en una verdadera expresión de fe, donde cada paso se sentía como un latido más del corazón de Ceuta. La multitud, que seguía el cortejo con respeto y admiración, vivió una experiencia unida en la devoción que este Viernes Santo ofreció a los ceutíes.
Dos cuadrillas que caminaron como una sola
Detrás de cada paso, el trabajo silencioso de los costaleros fue también protagonista. Ambas cuadrillas completadas, fruto de meses de ensayo y esfuerzo, se coordinaron con precisión y entrega. Llevaban sobre sus hombros mucho más que madera y terciopelo: cargaban la devoción de un barrio entero, de una ciudad que cada año se reconoce en sus imágenes.
Un pequeño cambio en la entrada en Carrera Oficial
Un pequeño contratiempo que no se esperaba en el recorrido. De acuerdo con la programación, El Valle sería la primera en entrar en Carrera Oficial, no obstante sobre las 20:22 horas el vicepresidente del Consejo de Hermandades informó sobre un cambio que llevó a autorizar a que los Remedios llevara la delantera, advirtiendo que había que estar muy pendientes de los cruces.
Una Hermandad que crece sin perder su esencia
El futuro de esta Hermandad se vislumbra prometedor. Consolidada en lo humano, rica en lo artístico y firme en lo espiritual, ha vuelto a demostrar que el amor por sus titulares y el compromiso con su barrio siguen intactos.
Cada paso fue un testimonio de fe. Cada lágrima, un acto de amor. Cada saeta lanzada al cielo, un eco del corazón de Ceuta, que cada Viernes Santo se entrega, sin reservas, al Cristo de la Buena Muerte y a su Madre del Mayor Dolor.
La salida esperada
El año pasado la Hermandad de los Remedios no tuvo la mejor de sus salidas y es que la lluvia hizo acto de presencia cuando los dos pasos ya encaraban la calle Real para llegar al Revellín. Después de apenas una hora desde su salida, los dos pasos se vieron sorprendidos por la lluvia.
Sin embargo, este año el clima permitió que la procesión se desarrollara con total normalidad. A diferencia del año anterior, no hubo que interrumpir el recorrido, y la Hermandad pudo realizar su estación de penitencia tal y como estaba planeado, brindando a los ceutíes la oportunidad de vivir la experiencia completa y sin prisa.