La pasada semana formé parte de un Tribunal de evaluación de Trabajos de Fin de Máster universitario de Economía y Organización de Empresas. Lo que en principio parecía que iba a ser un trabajo tedioso y aburrido, se convirtió en una agradable y amena conversación con los estudiantes, que presentaban trabajos de una indudable calidad académica, además de variados y de actualidad.
Las materias estaban relacionadas con la transmisión del conocimiento, el emprendimiento sostenible, los Sistemas de Gestión de la Calidad y Tecnologías de la Información, la capacidad dinámica de las empresas chinas, o el efecto de la información salarial sobre la capacidad de atracción de las empresas. Pero también se presentó un trabajo dedicado a analizar el perfil institucional nacional y su influencia en las instituciones de educación superior, que me llamó especialmente la atención, tanto por su alta calidad, como por los interesantísimos datos que ofrecía sobre nuestro sistema universitario.
Para ello se centraron en dos de las dimensiones que destaca el Times Higher Education World University Rankings (THES) (uno de los de mayor aceptación a nivel mundial), como son la internacionalización y los ingresos derivados de la transferencia de conocimiento al sector productivo por parte de las instituciones de educación superior. El análisis empírico se centraba en las 800 universidades recogidas en el ranking.
La primera afirmación que se hacía era que las diferencias en las estructuras institucionales entre países influyen en el desarrollo de diferentes prácticas de gestión y estrategias por parte de las organizaciones. Incluso, algunos estudios han destacado cómo el entorno institucional puede llegar a ser fuente de ventaja competitiva para las empresas y organizaciones localizadas en un determinado país.
Los resultados estadísticos de su estudio mostraban que los factores de perfil institucional del país influían en las dimensiones referidas. Así, la orientación internacional de la universidad es mayor cuando el nivel de los factores del país clasificados como “requerimientos básicos” y “promotores de la eficiencia” sea elevada. Y, también, cuanto mayor es el nivel de sofisticación e innovación del país, mayor será la transferencia del conocimiento al sector productivo de la economía.
Un dato interesante es la posición de España, que ocupa el lugar quinto a nivel europeo y noveno a nivel mundial, en cuando a número de universidades clasificadas en el ranking, con un total de 25 entre las 800 mejores. Evidentemente, Estados Unidos ocupa la primera posición del ranking, con 147 universidades entre las mejores.
Es decir, los factores institucionales del país influyen de forma estadísticamente significativa en la transferencia del conocimiento al sector productivo y en la internacionalización de las universidades, pudiendo llegar a constituir una importante ventaja competitiva para la economía. O, dicho de otra forma, las localizaciones de las instituciones de educación superior tienen importantes implicaciones en las estrategias y resultados de las mismas.
Pero también se concluye en el estudio que los esfuerzos llevados a cabo en la Unión Europea durante los últimos años ha conseguido situar a un importante número de universidades entre las primeras del Ranking THES y han ayudado a atraer a un mayor número de estudiantes altamente cualificados, lo que se ha traducido en mejoras posteriores en la calidad, la competitividad y la reputación de las instituciones de educación superior de los países.
La Universidad de Granada ha sido un ejemplo en sentido positivo. Pero algunas universidades catalanas, han podido ser ejemplos en sentido contrario, quizás a consecuencia del caos institucional y la inseguridad jurídica en la que el gobierno catalán tienen sumidos a sus ciudadanos.