Las motos acuáticas y las lanchas tipo phantom se han convertido en la auténtica pesadilla este verano en Ceuta. La impunidad de la que gozan sus pilotos provoca el hartazgo ciudadano y genera un auténtico problema para la Guardia Civil, que debe sorprender in fraganti la comisión del delito para poder practicar detenciones que tengan su pertinente sanción judicial. Si administrativamente no se actúa con un mayor celo en el control, ya hay quien apunta a que lo vivido este verano será un mero detalle de lo que puede suceder en años venideros.
Las phantom se están convirtiendo en el relevo de las narcolanchas. Este martes dos ceutíes la habían usado para trasladar 600 kilos de hachís. La lancha, con matrícula marroquí y previamente manipulada, terminó hundiéndose. Era el mismo modelo que la calcinada en el puerto deportivo, bajo titularidad del apodado ‘Tayena’, que terminó destrozada tras haberse empleado en la introducción de los seis marroquíes liberados en una vivienda de Vicedo Martínez por la Policía Nacional.
El acoso del Gobierno mediante reglamento para calificar como género prohibido las narcolanchas ha provocado la reacción de los narcos y traficantes de personas que reutilizan ya este tipo de lanchas para fines ilícitos sustituyendo a aquellas semirrígidas. La moda de disponer de uno de estos cascos va a más, se pervierte en su utilización para cometer este tipo de delitos. Su posesión empieza a ser demasiado común, lo que apunta ya el problema al que se están enfrentando las fuerzas de seguridad sin que se haya reaccionado con rapidez para una lucha administrativa en este ámbito. La Guardia Civil puede actuar contra ellas en el momento en que presencia la comisión de un delito, pero en el plano administrativo se puede hacer mucho más a la hora de controlar la titularidad de las mismas y el perfil de quien dice haberlas adquirido, siendo en muchos de los casos imposible que dispongan de la capacidad económica para su compra y mantenimiento.
Más presión de las motos de agua
A la moda de las phantom se suma la enorme presión que están ejerciendo las motos de agua, cuyos pilotos son capaces de bordear los espigones en cuestión de minutos. Esa inseguridad traducida en el tráfico de personas y drogas tiene más consecuencias debido a los problemas que generan en el mar invadiendo las orillas, pasando por zonas señalizadas en donde se encuentran buceadores o bordeando a otras embarcaciones de recreo que pasan el verano en el mar y que sufren un auténtico acoso por parte de estos pilotos. Las continuas quejas ciudadanas, las llamadas al 112 informando de lo que sucede, las advertencias incluso de la Ciudad Autónoma de que deben cumplirse las normas caen en saco roto. Son insuficientes ante una problemática que crece.
Los pilotos salen en grupos para cruzar a Marruecos y volver cargados con inmigrantes a los que sueltan en la orilla antes de escapar. La presión es continua, pero no solo sobre las costas de Ceuta sino también en las de la Península, con salidas en grupo de varias motos cargadas de personas. Si la Guardia Civil no los detiene en plena comisión del delito nada se puede hacer. Ese es el problema, que hace falta la prueba. Hace unas semanas varios motoristas salieron de las inmediaciones de isla Perejil cargados con inmigrantes, una práctica convertida ya en costumbre. El Servicio Marítimo pudo interceptar a uno de estos pilotos, pero ya había descargado al marroquí. Portaba 3.000 euros en su poder. Era el dinero por facilitar ese trayecto pero nada se le pudo hacer. Evidentemente nadie sale en moto de agua con 3.000 euros a dar una vuelta, pero la Guardia Civil no puede ir más allá de lo que hizo: identificar y dejarlo en libertad.
Falta de contundencia
La falta de contundencia sobre unas prácticas que están siendo la tónica este verano es peligrosa porque lejos de frenarlas lo que hace es potenciarlas. Las sanciones no son elevadas ni tampoco se ordena el decomiso de embarcaciones. A esto se suma la falta de un espacio en donde mantenerlas.
Este verano la Guardia Civil no ha cesado en salidas que tienen siempre los mismos protagonistas: pilotos que emprenden la huida, negocios delictivos florecientes que juegan con vidas tratadas con una actitud despiadada, motos que no son decomisadas y sanciones ridículas. No hay jornada en la que faltan alertas por la presencia de estos pilotos que intentan chotear los sistemas de vigilancia.
Las fcse también se queman; se cansan de exponer sus vidas en persecuciones, interceptar las y luego no sirve para nada. Sobresaliente las actuaciones a diario que realizan esas personas para controlar las entradas de nadadores teniendo que convencer previamente a las fuerzas marroquies para que colaboren; uno,dos,tres, otros dos en una colchoneta, tres en una toy, dos más en un kayak y así toda la noche
Gracias a nuestros amados jueces, que prácticamente les han abierto la puerta a todos.
Las FCSE lo dan todo a sabiendas que de nada sirve el esfuerzo.
Políticamente si se puede hacer algo, tan fácil como prohibir la navegación de motos acuáticas y de los cascos rígidos (phantons), en aguas de Ceuta . Esto facilitaría muchísimo el trabajo a las FCSE.
Gibraltar lo hizo hace muchos años cuando el contrabando de tabaco era una feria y surtió efecto.