La tradición se transmite de generación en generación
Son los niños del coro, del coro ganador, ya que en sus 40 años de existencia el coro infantil de Juan XXIII se ha alzado con el premio gordo en casi todas las ediciones. Llega con el segundo de la pasada edición y se arriesga a confesar que “este año algo caerá, nos veo fuertes”, dice su director, Jesús Castellón. Con la desaparición hace 6 años de los coros juvenil y de adulto son el legado de todos los vecinos de la barriada que viven intensamente las fiestas navideñas y todos y cada uno de ellos han pasado y dejado su semilla por este grupo coral.
Para esta edición se presentan con una renovación al mando, que asume el joven Jesús Castellón quien también ha dejado su sello en uno de los temas. El nuevo director, de 24 años, ‘bebe’ de la tradición “desde que lo llevaba en la barriga”, afirma su madre presente en el ensayo.
Y es que estos pequeños son el futuro, no solo de la barriada, también del concurso. En el local se concentran miembros de varios coros, incluso el propio Castellón participará con los adultos de Juan Carlos I, que disfrutan boquiabiertos de estas jóvenes promesas del concurso más tradicional de la ciudad.
Unos 16 miembros, de entre 6 y 12 años, componen el coro; algunas caras nuevas y otros ya son todo unos veteranos que presumen de haber comenzado esta andadura cuando estaban aprendiendo a articular palabra. Un factor que no determina que la emoción y el sentimiento se desprende por cada uno de esos cuerpecitos. “En alguno que otro ya se puede observar que hay mucho material, tienen madera”, expresa el director con orgullo. Pero no es ninguna mentira, de cuna o no, el arte inunda con tan solo cruzar el umbral hacia el local. Con tres Villancicos se plantarán el próximo día 15 en el Revellín, uno inédito y dos de recopilación prometen “muchas sorpresas y emoción”.
Pese a su juventud Castellón ya es todo un veterano en el concurso y ha sabido dirigir a la perfección a los más pequeños. Voz fuerte y clara, batuta en mano y sobre todo mucha pasión por la Navidad, desprende este caballa que no recuerda estas fiestas sin el concurso de coros, a la vez que se lamenta de que pueda perderse. “Siento mucha melancolía de que se desvanezca el certamen. Celebro que en adultos se haya incrementado la participación, sin embargo los niños y jóvenes se presentan cada vez menos. Debemos luchar por mantenerlo, porque lo que refleja es ese espíritu navideño que en el fondo todos necesitamos tanto”, manifiesta.