Grande es la dejación de responsabilidades de nuestras autoridades locales, así como del Ministerio de Cultura, por el gran número de edificios históricos que forman parte del patrimonio arquitectónico de Ceuta y se encuentran en riesgo de que en pocos años se pierdan por su desidia.
Y parece que poco les importa pese a que deberían obtener un trato especial al estar declarados Bien de Interés Cultural (BIC), pero no es así, viendo el estado que se encuentran las edificaciones. Estos vestigios de distintos episodios de la historia de la ciudad tienen actualmente un futuro incierto por la desatención de las administraciones
La relación del patrimonio arquitectónico en peligro de destrucción en nuestra ciudad sería interminable, pero en este reportaje tan solo me referiré a los más emblemáticos, como el Castillo de San Amaro, el Almacén de Abastos, el Fortín y Batería de Punta Almina y el edificio del cuartel de las Heras, pero entre otros tenemos al Fortín del Sarchal o el invisitable castillo del Desnarigado, entre otros.
Ceuta posee un rico patrimonio, dada su situación estratégica. Desde que hace ya más de 250.000 años un grupo se asentaron en el llamado “Abrigo de Benzú”, nuestra ciudad ha sido un constante foco de atención para cuántos pueblos han atravesado el Estrecho de Gibraltar y han engrandecido nuestra historia, la época imperial romana, la Septem bizantina, fenicios, romanos, musulmanes, portugueses, de cada uno de ellos nos sentimos orgullosos y por ello tenemos que remover la conciencia de nuestras administraciones a su conservación y puesta en valor.
Pese al trabajo ya realizado en conservación, como esa joya de la Puerta Califal o la conservación del Conjunto de las Murallas Reales, necesitamos de una atención permanente, en esos otros edificios que están en peligro y que en su gran mayoría están abandonados a su suerte, lo cual conlleva que entren en un proceso de deterioro progresivo.
La imagen que encabeza este reportaje corresponde a la parte posterior del Almacén de Abastos, monumento del siglo XVIII, declarado BIC como los otros monumentos. El arquitecto Carlos Pérez Marín, que conoce bien este edificio escribió: “… A veces, la puesta en valor del patrimonio no requiere una gran inversión económica, es suficiente con tener conocimiento de su existencia, de su estado y de sus posibilidades. Como responsable de las actividades culturales del Colegio de Arquitectos de Ceuta, junto a Alberto Weil, se propuso la utilización de este almacén del siglo XVII, que Defensa ya no utilizaba, para convertirlo en espacio para actividades culturales. El presupuesto para poder llevar a cabo las exposiciones y las conferencias ascendió a 2.000 euros que se gastó en limpieza, arreglar la cubierta y dotar de electricidad el edificio”.
El Patrimonio Cultural de Ceuta, describe perfectamente esta edificación, donde expone que el edificio constituye uno de los vestigios conservados de la fortificación de la Almina, cuya finalidad fuera servir de punto de almacenaje y logística al conjunto del enclave. Se trata de una construcción alargada y dispuesta en dos niveles. El interior se ordena mediante pilares, cruciformes en planta baja y rectangular en planta superior, que dividen el espacio en tres naves muy compartimentadas. El intenso y continuo uso que ha tenido el almacén de Abastos ha desvirtuado su imagen original, eliminando algunas partes y transformando otras de forma importante
De manera general, las partes primitivas que faltan son las siguientes: Cubierta original, en su inicio de teja árabe, armaduras de madera y par y nudillo, sustituidas por cuchillos metálicos en gran parte de su superficie, carpinterías exteriores y solerías. Actualmente (2010) en proceso de rehabilitación y restauración dirigido por Forja XXI
El Almacén de Abastos se dispone en el extremo oriental del sector septentrional del Conjunto de la Almina. La línea amurallada de este frente discurriría justo al norte de esta construcción, situándose a su altura la batería de Abastos. De este modo el almacén se situaría en primera línea del borde litoral, y en una situación de estrecho vínculo con las obras defensivas.
Pabellón de las Heras
El Cuartel de las Heras se derribó para la construcción de la Casa cuartel de la Guardia Civil, que todavía está en proyecto durmiendo en el sueño de algún cajón del ministerio de Fomento. El Pabellón, es un edificio del año 35 que albergó la Compañía de Red Militar, la sede de Transmisiones de la época del Protectorado español en Marruecos. Un inmueble que fue incluido en el catálogo de edificios protegidos en el PGOU de 1992.
El presidente de la asociacion Septem Nostra Pérez Rivera formulo en la prensa su descontento en su conservación: “Formaba parte del Cuartel Principal, que fue derruido. Hoy solo permanece en pie el Pabellón, un elemento singular desde el punto de vista arquitectónico, que se encuentra en un estado de conservación lamentable. Hay un serio riesgo de que el edificio colapse y se venga abajo; sería importante, y casi urgente, tomar algún tipo de medida para consolidar la estructura y, sobre todo, actuar lo antes posible para darle un uso. Los edificios de esa antigüedad, si no se les “adecua para un uso”, aparecen “patologías”, como ocurre en este caso, “y se suelen perder”. En la actualidad, continúa su “proceso progresivo de deterioro” por lo cual pidió “coherencia” a la administración si decretaron su protección. “Hay que evitar que haya ocupaciones ilegales, que sea objeto de incendios, porque puede provocar que el edificio termine de derrumbarse”, reflexionó Pérez Rivera, quien llamó a su incorporación a los planes urbanísticos a través de posibles fórmulas para su restauración y que reciba un fin concreto quedando integrado como un elemento más del patrimonio arquitectónico”.
Fuerte de San Amaro desidia de las administraciones
Si existe un patrimonio arquitectónico en peligro en Ceuta es el Fuerte de San Amaro, que pese a estar declarado BIC, y ser del siglo XVIII, su estado es lamentable. Los bienes de interés cultural tampoco escapan de la desidia de las administraciones. Hace unos meses se incendio y estuvo a punto de derrumbarse el incidente hizo desaparecer su techumbre.
En las referencias del Patrimonio de Ceuta, se refleja que este pequeño fuerte de artillería de costa que estuvo destinado a la vigilancia de la cala y playa de San Amaro, en la costa norte de la península de la Almina, combina dos cuerpos para la defensa de costas.
Por un lado, el más destacado y llamativo, se compone de un tronco de cono ataludado elevado en cuya terraza se emplazaban los cañones a la barbeta, y por otro, una batería terraplenada más amplia con troneras situada por debajo de la anterior unos 7,00 metros.
Al Fuerte de San Amaro se accede desde tierra, por la gola, disponiendo de una portada monumental descentrada y flanqueada por una garita que da paso a un pequeño patio interior con escalera de acceso a la garita.
Es uno de los edificios que forman parte del conjunto histórico de las Fortificaciones del Recinto del Hacho, de los más antiguos del mismo. Se empezó a construir a finales del siglo XVII y su primera función fue el sostenimiento de la Batería de San Carlos. En aquel momento, fue necesario realizar un amplio proyecto de refortificación y defensa de los puntos más vulnerables de la costa puesto que ya se tenían noticias de que era inminente el inicio del cerco de Muley Ismail.
Deja al norte una edificación de dos plantas para dormitorios y comedor de la tropa, desde cuyas ventanas se domina el patio. Un zaguán da paso al edificio principal, con funciones similares al otro cuerpo anexo antes citado, que comunica con la plataforma artillera de planta semicircular y pretil a la barbeta. En la intersección de éste con el edificio en que hacía la vida cotidiana la guarnición se emplazaban dos letrinas, una más grande y orientada al norte, para la tropa, y otra hacia el sur, para los oficiales. Desde este mismo zaguán, a través de un acceso situado al sur se permite la bajada a la plataforma artillera inferior.
Este nivel bajo se encuentra muy alterado y presenta gran cantidad de edificaciones parasitas, que apenas dejan entrever algunos restos de las troneras que se distribuían por la plataforma. De la garita situada en la portada principal parte un lienzo de muralla conservando el parapeto y el adarve en un pequeño tramo, que posteriormente desaparece por los cambios de cota producidos en la Avenida de San Amaro.
En el extremo meridional de la plataforma inferior se conserva una escalera que comunica un espacio interior, que en la actualidad se encuentra cerrado por una reja. entorno afectado: La construcción objeto de estudio se localiza en pleno borde litoral del frente norte del Hacho, en concreto se sitúa en un saliente con orientación norte sur, limitando al noreste una línea costera de playa usada como muelle, la cual fue en su día protegida también por la Batería de San Pedro. La topografía es en esta zona suave, siendo precisamente en este punto donde la costa pasa de tener playa, hacia el oeste, a ofrecer un borde rocoso con unas pocas calas ya prácticamente en el resto del perímetro del Monte Hacho. Debido precisamente a la falta de una zona elevada donde crear esta fortificación, la misma se diseña para que pueda dominar con facilidad el mayor campo visual posible, por tanto, se asienta sobre el terreno alterándolo, modificando la topografía del lugar .
Cuando “la vaca” dejó de sonar en Punta Almina
Los que ya tenemos algunos años recordamos como los días de taró (niebla) desde la sirena de Punta Almina venia un sonido como el rugido de una vaca, esa señal acústica daba aviso a navegantes de que la costa estaba muy cerca. También durante la guerra civil sonaba cuando aviones del gobierno bombardeaban la ciudad.
Debido a los múltiples detectores de ondas que llevan actualmente los barcos, aquel sonido dejó de escucharse y el edificio de la sirena cayó en un total abandono. Hace unos años se realizó una gran rehabilitación que costó más de 1,2 millones de euros - Inicialmente la recuperación del inmueble se había planteado para su posterior cesión a la Ciudad y su uso como observatorio ornitológico. Pero, han pasado los años y continúa en un total abandono sin utilizarse, y así, lleva desde entonces, sin darle un sentido, ni privado, ni público, por lo tanto terminará nuevamente deteriorándose.
El conjunto de la Sirena y Fortín es de la época del siglo XVIII, declarado BIC. Este conjunto costero está localizado en el extremo nororiental de la península del Hacho, en un emplazamiento estratégicamente clave para interceptar la circunnavegación de esta península.
Construcción defensiva compuesta de dos edificaciones de planta rectangular a modo de barracones y desarrollada únicamente en planta baja; construidos de piedra y remate de esquinas y huecos en ladrillo. Cubiertas a cuatro aguas, lisas sin que se conserve la tejería. Dispone de amplia explanada donde se ubicaba la batería para el tiro. Se conservan restos de murallas defensiva de mampuesto de piedra, así como un aljibe para el agua.
El fortín se sitúa a media ladera entre la carretera del Monte Hacho y Punta Almina. La edificación se desarrolla en sentido Este-Oeste adosada prácticamente a la ladera y presenta una explanada frontal en su extremo Norte constituida por la batería y el camino de acceso, apoyados sobre muro de contención.
En cualquier caso, las instituciones son conscientes de la necesidad de resolver su destino final con celeridad para evitar que sea víctima del vandalismo o genere costes inútiles indefinidamente. En este sentido, el nuevo inmueble cuenta con tres espacios diferenciados: una sala de recepción; una sala polivalente para exposiciones y conferencias, y otra tercera de estudio y consulta. -. El nuevo proyecto, que pretendía rehabilitar el ruinoso inmueble y recuperar al tiempo su entorno paisajístico, arrojó en las primeras conclusiones daños importantes en la estructura que da al acantilado por lo que una empresa especializada se encargó de reparar los muros y cimientos descarnados por la erosión del oleaje y del viento proveniente del mar.