El tiempo acostumbra a poner a cada uno en su sitio. Sobre todo a los que se rasgan las vestiduras a conveniencia usando el altavoz de protesta como comodín. En verano de 2021 un joven sufría un apuñalamiento en la Ribera. Este verano de 2023, dos jóvenes han sido apuñalados en la Marina. La diferencia entre un caso y otro radica en el oportunismo con el que se ha tratado este asunto.
Vox y la denominada Asociación Ceutí de Estudiantes de la que nunca más se supo convirtieron aquel suceso de 2021 en una ofensiva contra los inmigrantes. Se burlaron de la labor de la Policía a la que los primeros dicen defender hasta adueñarse de ella. Organizaron una concentración en la plaza de los Reyes y llenaron las redes sociales y los comunicados de prensa de un rosario de mentiras infumables.
La labor policial primero y el tiempo después pusieron en evidencia esas falsedades difundidas para criminalizar a los menores marroquíes acusando a los inmigrantes de esa autoría. Era falso pero nunca rectificaron llevando esa mentira al Congreso.
Llegaron a exigir el conocimiento de las identidades de los agresores y reclamaron medidas urgentes contra un nivel de inseguridad que no iban a tolerar simplemente porque creían que podían sacar provecho, nada más.
En aquel momento parece que les venía bien incurrir en este tremendismo cobarde. Hoy, dos años después, el partido debe estar de vacaciones en bloque porque ni siquiera hablan de un suceso que desgraciadamente ha recordado al de entonces ni hacen mención a lo sucedido.
La farsa permanente en la que viven asociaciones y partidos políticos no me sorprende. Eligen un traje para presentarse en sociedad y de eso viven. Incluso son capaces de cruzar líneas rojas como lo hicieron ese verano de 2021 atacando al débil, generando crispación, buscando un linchamiento a base de mentiras.
Del todo, de la más visceral reacción a la nada. El disfraz lo han guardado en el ‘cerrado por vacaciones’.
Grita devastación y suelta los perros de la guerra