El Estrecho de Gibraltar, punto estratégico entre Europa y África, es mucho más que una ruta comercial internacional. Se ha convertido, en palabras del comandante Jaime Garat González, del patrullero Isla de León (P-83) con base en Ceuta, en un "corredor vital" para las redes de narcotráfico que inundan España y Europa con hachís y cocaína.
El análisis de este oficial titulado Narcotráfico en el Estrecho: capacidad de la Armada, publicado en la Revista General de Marina, profundiza en cómo la Armada podría ser la clave para frenar esta amenaza creciente, especialmente desde su posición privilegiada en Ceuta, una de las puertas más vigiladas de Europa.
Lo que comenzó como un análisis estratégico militar ha cobrado fuerza tras ser compartido en un hilo de la red social X por el escritor y marino de guerra Federico Supervielle, quien destacó las reflexiones de Garat sobre el papel de la Armada y el potencial de Ceuta en la lucha contra el narcotráfico.
La publicación ha abierto debate.
Ceuta ocupa una posición geoestratégica de enorme valor. Con vistas directas al Estrecho y a las costas marroquíes, la ciudad autónoma es un punto de control vital tanto para la vigilancia marítima como para la interceptación de embarcaciones sospechosas. El comandante Garat destaca que las Estaciones de Vigilancia del Estrecho (EVIEST), situadas en Ceuta y Tarifa, desempeñan un papel crucial en la detección temprana de movimientos ilegales.
Sin embargo, advierte que la situación ha cambiado. Los narcotraficantes han perfeccionado sus métodos: ahora operan con lanchas más rápidas, más resistentes y con mayor autonomía, lo que les permite sortear con facilidad las patrulleras tradicionales. Ceuta, que debería ser una barrera infranqueable, se enfrenta a la necesidad de reforzar sus medios tecnológicos y humanos para no convertirse en una simple "puerta giratoria" del tráfico ilegal.
El comandante Garat recalca que la Armada ya cuenta con recursos importantes, pero insiste en que deben ser modernizados y coordinados de forma más eficiente. El Isla de León (P-83), con base en Ceuta, es un ejemplo de cómo los patrulleros ligeros pueden ser útiles en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, estos buques, diseñados originalmente para tareas de vigilancia costera, no siempre son capaces de seguir el ritmo de las veloces narcolanchas.
Para cerrar esa brecha, Garat plantea la incorporación de tecnología más avanzada, como drones navales, vehículos no tripulados y sistemas de detección por satélite que permitan a la Armada no solo detectar, sino también predecir las rutas más probables de los traficantes. Ceuta, como punto neurálgico en el control del Estrecho, debería ser el centro de operaciones para desplegar esta tecnología.
Además, subraya la importancia de los buques de acción marítima (BAM), diseñados para misiones de larga duración, que podrían patrullar el Estrecho desde Ceuta hasta el Golfo de Cádiz. Estos barcos, equipados con sistemas de vigilancia de última generación y embarcaciones más pequeñas para operaciones rápidas, serían un elemento disuasorio formidable.
Uno de los puntos más críticos que destaca Garat es la falta de una estructura clara de mando en la lucha contra el narcotráfico. La Armada, la Guardia Civil, Vigilancia Aduanera y otros organismos trabajan en paralelo, pero a menudo sin una estrategia centralizada.
El comandante del Isla de León propone que la Armada, dada su capacidad operativa y su infraestructura en Ceuta, lidere la coordinación de los esfuerzos marítimos. La experiencia militar, combinada con la tecnología de última generación y la colaboración con agencias internacionales como Frontex, permitiría construir una red de seguridad mucho más efectiva.
Además, plantea que la colaboración con la comunidad marítima civil —ferris, pesqueros y embarcaciones comerciales que atraviesan el Estrecho a diario— podría ser clave. Siguiendo el modelo del Golfo de Adén, donde los mercantes colaboran con las fuerzas navales para identificar piratas, Ceuta podría convertirse en el centro de una red de alertas rápida y eficaz.
El análisis de Garat concluye con una reflexión contundente: Ceuta y la Armada tienen que adaptarse a la nueva realidad del narcotráfico. El comandante advierte que no se trata solo de interceptar lanchas, sino de desmantelar las redes logísticas que permiten que los cargamentos lleguen a la península.
Para ello, propone que Ceuta no solo mantenga su papel de vigilancia, sino que se transforme en un verdadero centro de operaciones contra el narcotráfico en el sur de Europa.
El narcotráfico en el Estrecho es una batalla constante. Ceuta, como enclave estratégico, no puede quedarse atrás. La Armada tiene el conocimiento, la experiencia y los medios para liderar esta lucha, pero necesita más apoyo, más recursos y, sobre todo, más coordinación. La cuestión que deja en el aire el comandante Garat es clara: ¿seguirá Ceuta siendo el baluarte de Europa en el Estrecho, o se convertirá en la puerta trasera del narcotráfico?
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Es evidente que este oficial no va a escalar mucho en su carrera. Quizás por eso se permita el atrevimiento de cuestionar la política y el operativo policial contra el narcotráfico sin el debido conocimiento y aptitud o bien, le está afectando la frustración del mando de una unidad tan poco relevante.