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La decana del Colegio Oficial de Psicólogos impartió en la Uned un taller dirigido a docentes sobre cómo actuar en el aula ante la situación de duelos en los estudiantes
Ante la muerte de un ser querido se despierta la profundidad del dolor posterior a la pérdida, nadie escapa al duelo, tampoco niños y adolescentes. Y en muchos casos ese proceso afecta a diferentes aspectos de su vida, incluido el ámbito educativo. Pero ante la pérdida de familiares, compañeros o amigos. ¿Cómo reacciona la escuela? ¿Qué herramientas tiene el maestro para ayudar a sus alumnos en la pérdida y acompañarlos a afrontar el proceso? “Es un tema complicado que nunca se sabe por dónde abarcar”, explicaba Dolores Cañosantos, decana del Colegio Oficial de Psicólogos (COP) que ayer impartió en la Uned una conferencia dirigida a docentes sobre cómo afrontar el duelo en las aulas.
Cañosantos se centró en facilitar información sobre cómo actuar con los niños, dependiendo de su etapa cognitiva, y cómo ello les influye para afrontarlo. Es una forma para que los docentes comprendan cuáles son las reacciones habituales a cada una de esas etapas, “teniendo en cuenta que cada persona reacciona y actúa de una forma diferente”, y así poder acompañarlos durante ese proceso. Una información, que a opinión de la decana, se puede aplicar a toda la sociedad, y no sólo a nivel educativo, pues considera que hay una gran mitología y desconocimiento sobre lo que los niños entiendeno no. “No se debe ocultar la muerte a los niños. Son situaciones que se tapan para protegerlos porque los padres piensan que no se enteran, pero están más alerta de lo que pensamos y dar la información, siempre con un lenguaje adecuado y adaptado a su edad, y abarcarlo es imprescindible”, explicaba.
No afrontar el proceso o no hacerlo de una forma adecuada puede conllevar a un duelo retardado, con posibles patologías en el futuro. Cañosantos recordó que el duelo tiene una serie de etapas normales por las que todo el mundo atraviesa con una pérdida. “Si se realiza de una manera sana y óptima no tiene por qué tener unas secuelas importantes, más allá de las que por sí dejan este tipo de situaciones”, comentaba. Pero el no abarcarlo de la manera adecuada, o simplemente no hacerlo, ocasiona una gran secuela que puede volver a activarse con otra gran pérdida. “Existe un proceso previo sin elaborar al que se le van añadiendo capas”, argumentaba.
Las investigaciones muestran que los niños tienen curiosidad por la muerte. “Igual que preguntan ¿De dónde venimos? también preguntan ¿A dónde vamos?”. Por todo ello la muerte es un concepto complejo y se tarda tiempo en conocer su significado total. Los niños van a comprender y reaccionar de diferentes maneras ante la muerte dependiendo de su edad, su momento evolutivo, sus experiencias vitales, su desarrollo cognitivo, su grado de madurez, su mundo emocional y su capacidad de conceptualizar. El estilo de comunicación, afrontamiento, las actitudes que la familia y los adultos que rodean a los niños, como los profesores, posean para afrontar la muerte también influirán en la adquisición del significado y en la elaboración del duelo que les toca vivir.
Para facilitar el desarrollo integral de los niños y niñas, es de gran interés que los profesores conozcan lo que les ocurre cuando están en duelo, en las distintas edades, conocer cuáles son las “reacciones normales” y permitirlas, así como cuando dejan de ser normales, para derivarlos a un especialista y evitar un duelo patológico. Con este conocimiento el docente podrá acompañarlo en esa situación, lo que conllevará una disminución del estrés en el aula, facilitando el aprendizaje. Los cuentos, juegos o películas son algunas de las herramientas de las que puede servirse un docente para trabajar el proceso con su alumno.