Ceuta, poco a poco, se va convirtiendo en una pequeña cárcel integrada por sus pequeñas murallas. El desconcierto político para abordar los problemas migratorios es de tal calibre que las únicas fórmulas válidas que buscan son las de construir muros y más muros, buscando vetos imposibles al fenómeno de la inmigración ilegal. A Urbaser se le obliga a cerrar su planta con muros, buscando así que los subsaharianos no se le cuelen en los camiones. El Puerto sigue el mismo sendero, y comienza a blindar la zona portuaria con muros de hormigón para que los sin papeles no puedan saltar tan fácil la malla que ahora separa la zona portuaria del embarque de camiones. Y el CETI levanta más vallas para ganar en seguridad después del escarmiento sufrido con los cameruneses. Sólo nos queda la cárcel para terminar de dibujar esa Ceuta completamente amurallada convertida en gendarme de Europa. Falta que los políticos den luz verde a un proyecto futuro de construcción de grandes muros sobre nuestras playas. Vista la presión acuática, a nadie extrañaría ya que los espigones que tienen ya sus propias concertinas, sirvieran de base para levantar muros de hormigón y cerrar así la puerta de entrada para quienes quieren marchar a Europa.
Los gobiernos, liderados por PP o PSOE, no han sabido abordar el problema de la inmigración. Siempre les ha venido grande y han tenido que idear leyes y actuar a golpe de efecto. Se mueven según los movimientos sociales que se traducen en otros mediáticos. Y así se equivocan, cambian de decisión, adoptan posturas esquizofrénicas para abordar los cada vez más constantes movimientos humanos. Ante esta falta de actuación política razonada se mueven bajo la ley del miedo, lo que se traduce en intervenciones policiales cuestionables y continuas meteduras de pata. Lo hemos vivido en Ceuta con la resolución de don José con los cameruneses. Lo seguimos viviendo con la construcción de muros. Y habrá más episodios, porque la inmigración es así y hay que saber adoptar medidas inteligentes que, hoy por hoy, ni existen ni tiene visos de hacerlo.
Sigamos construyendo una Ceuta amurallada, levantando muros por los agujeros que vayan abriéndose. El pasado nos convirtió en una cárcel cuya imagen nos la escupe ya al presente.