Ya hemos asumido qué es la política y sus bajos fondos: corrupción, intereses, tránsfugas, trepas, ladrones de guante blanco, puertas giratorias, sofistas, hipócritas, vendedores de humo, guardianes de la disciplina de partido, trileros, salvapatrias, aduladores del poder; y no sigo.
Es la política todo lo contrario de lo que debería ser : salvar la polis.
Ya todo ello está asumido; oigo por todas partes que si uno accede al poder haría lo mismo. No es que critiquen sino que tienen envidia por no haber podido llegar a lo que han llegado los próceres de la Patria.
Lo que clama al cielo es que los que tienen en sus manos la responsabilidad de gobierno hagan lo posible para dañar las estructuras de la sociedad tomando decisiones letales para la ciudadanía. Asumimos lo anteriormente expuesto pero me parece de película de terror que se discuta si es buena o mala la mascarilla dependiendo de la fuerza política de turno. ¿Cómo es posible que algunas comunidades autónomas discutan asuntos como éste? ¿Llevar mascarillas en hospitales y en centros de salud? Por Dios Santo y bendito. ¿Hay duda sobre esto cuando la gripe y el COVID colapsan los servicios sanitarios?
¿No es para morirse de risa o tirarse por un barranco?
Ahora el ejecutivo tiene que buscar el apoyo del Parlamento para recibir 8.000 millones de euros de la Comunidad Económica Europea. Su destino es invertir en fondos sociales. Ya están amenazando Junts per Cat, Podemos, Vox y el PP que no tendrán su voto a cambio de nada. Puigdemont pide sancionar a las empresas que no quieran volver a Cataluña. ¿Pasaremos así la legislatura con un gobierno sometido, secuestrado y amenazado por Puigdemont? Lo jodido es que no son capaces de decirle “váyase usted a la mierda”.
Ningún ministro levanta la voz. Doña Pilar Alegría, ministra portavoz repite como un loro: “ No nos saldremos de la ley”. Será la muletilla de los próximos cuatro años.
Un precio demasiado caro, una coacción a la que te rendirás. Ahora en Galicia revive la pesadilla de la contaminación: una marea de microplásticos se incrusta en la costa.
Unos se echan la culpa a los otros. El Gobierno gallego no pide ayuda al Gobierno central para que no piensen que no son capaces de resolverlo ellos mismos. Se acercan las elecciones y conviene echarse basura unos a otros. Mientras tanto, miles de ciudadanos gallegos, de otras comunidades y de otras partes del mundo se dejarán la piel para evitar la catástrofe.
Nos toca votar para las europeas. ¿Se podría votar con una patada en donde la espalda pierde su casto nombre? (Entiéndase culo).