Esta vez fue la patrullera del Ejército, la P-114, la encargada de protagonizar un nuevo rescate de inmigrantes en el Estrecho. Esa connotación es la que hace el servicio distinto. Por lo demás, se repitieron las mismas claves que han marcado el tráfico migratorio durante todo el verano.
Los subsaharianos parten de la costa norte marroquí, a bordo de balsas playeras, ocupadas por entre tres y hasta diez personas. La connivencia marroquí es clave para poder marchar de sus costas sin ser interceptados comenzando una travesía complicada que terminará con el rescate de las unidades de Salvamar o de algún pesquero. Marruecos gana por goleada en la inmigración y consigue que los subsaharianos accedan a las costas españolas sin problemas.
Esta semana se ha superado la veintena de sin papeles, todos ellos de distintos puntos del África negra y todos ellos también, con plaza segura en el CETI. Al menos hasta que aguante.
Cruz Roja fue la encargada de atender a los cinco rescatados, todos varones, en el puerto deportivo. Les facilitaron lo básico y les prestaron las primeras asistencias sanitarias, debido a que al menos dos de los subsaharianos presentaban un cuadro de hipotermia más severa.
La falta de cooperación de Marruecos en materia migratoria también registro ayer otro episodio que terminó en falsa alarma, ya que la central operativa del COS de la Benemérita fue advertida de la presencia de una embarcación con magrebíes a la altura del Sarchal, que finalmente no fue detectada debido a la niebla presente. Los servicios de la Guardia Civil apoyados por el Servicio Marítimo rastrearon la zona del Sarchal sin encontrar a los indocumentados que, presuntamente, habían desaparecido.