“Tú eres tonta. Sabes idiomas, tienes cultura, y no te presentas”. Esas fueron las palabras que animaron a María Teresa Vidal a presentarse a las primeras oposiciones de policía de la historia de Ceuta, por las que había luchado varios meses antes.
“Vivía en Tánger y llegó justo el tiempo de la marroquinización; no podía atender al público, de manera que nos queríamos volver a España; pero el plazo terminaba en julio y, por unos días, no podía presentarme al tener aún 17 años. Así que vine al Ayuntamiento y pedí al alcalde una prórroga en el plazo, a la que accedió”, explica Vidal.
Y así, las seis primeras mujeres se incorporaron a la plantilla de la Policía Local: María Teresa Vidal, Mari Carmen Godino, Paqui García, Pilar Ugarte, Rafaela Muñoz, y Pilar Martín. Las dos últimas están ya jubiladas, pero las otras cuatro continúan en activo, y en plena forma. Las tres primeras recibirán la placa a 35 años de servicio ininterrumpido, ya que Pilar Ugarte se tomó unos años de excedencia por motivos personales.
Pioneras
Las tres se sienten pioneras. “Es que lo somos”, afirman al unísono. E inmediatamente surgen las historias de cómo se abrieron paso poco a poco en la policía. “En los primeros años, era gracioso ver cómo a la tarde los soldados salían con el uniforme y se colocaban en las barandillas de las Puertas del Campo a observar. Pero era peor a la mañana, cuando las mujeres hacían lo mismo y soltaban algún comentario que no debían”, relatan las agentes que pasaron los primeros años en la calle.
Si en contra de ellas se mostraba una parte de la sociedad, se sentían demasiado mimadas por el cuerpo. Les daban absolutamente todo el uniforme, cuando sus compañeros debían comprarse calcetines, por ejemplo. Y tuvieron incluso la deferencia de proporcionarles una porra adaptada a su complexión. “Aunque era complicado, ¿cómo te defendías con esa cosa tan pequeña?”, recuerda Mari Carmen Godino.
Así que ellas, vestidas con sus bombines, sus faldas, y sus zapatos de salón, salían a velar por la seguridad de los caballas. Eso sí, sólo por las calles céntricas. Hasta que lucharon para que les dejaran hacer el trabajo igual que el resto de sus compañeros, por toda la ciudad. Y por fin sus bolas fueron incluidas en la botella del sorteo ordinario.
El comienzo
El periplo de las primeras mujeres policía de Ceuta comenzó en un examen celebrado en abril de 1975. Primero, las pruebas físicas de rigor: levantar 38 kilos con cada mano, salto de 80 centímetros de altura, salto de 2 metros de longitud y 1.500 metros lisos. Después, el examen de cultura general, que incluía callejero de la ciudad, conocimiento de banderas y de edificios. Para terminar, un temible examen oral en el que había que desarrollar dos tema del código de circulación. Aunque María Teresa desarrolló tres, por eso de los nervios. Eso sí, las tres quieren agradecer a la persona que se dedicaba a preparar a todos los funcionarios, y también a ellas: José Cárdenas. “Era muy duro. Hasta te hacía llorar, pero nos preparó muy bien”, asegura Paqui García.
Poco después, el 19 de mayo de 1975, eran nombradas oficialmente policías. Un mes después, llegaba el primer día de servicio. “Es que tardaron en hacernos el traje, que fue a medida”, aclara Mari Carmen Godino. Y, de manos de quien entonces era el cabo Juárez, recibieron toda la academia que tendrían en una mañana. Subidas a la azotea del Ayuntamiento y con la Catedral de fondo, fueron instruidas en cómo dirigir la circulación. Que si poner el brazo de una manera, que si ponerlo de otra manera, que si tocar el silbato con un pitido largo o uno corto... y a la calle. “En los primeros años, venían muchos que se hacían fotos con nosotras porque éramos mujeres policías”, explica Mari Carmen Godino, que aún conserva una de aquellas instantáneas hechas en 1976, “con uno de esos abrigos de paño que, al llover, se empapaban y pesabas el doble”. Aunque no sabe muy bien de dónde era aquel visitante. “Es que, como sabíamos idiomas, íbamos al puerto”.
Los peligros de la profesión
“Mi hijo, que también es policía, me viene a saludar todos los días, me besa, y me dice que tenga cuidado, ¡Pero si también es policía!”, comenta con humor Vidal. Es la única de todas a las que la siguiente generación ha imitado, pero todas se sienten identificadas con esa expresión. No obstante, varias han sido las veces en las que han estado en peligro, tanto por culpa de otras personas como debido a circunstancias. Mari Carmen Godino recuerda con gran claridad el día en que, estando en el mercado, vio a unos individuos entrar a un puesto cerrado, donde guardaban divisas. Se inició una persecución al más puro estilo cinematográfico, en la que ella perdió uno de sus zapatos de salón y su bombín, que fue cruelmente pisoteado. Al llegar al bar donde estaban los malhechores, atrapó un fajo con un millón en divisas, que agarró y no soltó a pesar de que las heridas le llevaron al hospital, con un parte que decía claramente ‘mordedura humana’. “A partir de ahí, mi hijo, que tenía dos años, se asustó, y siempre me lo dice también”.
Vidal también saboreó los peligros de la profesión cuando, en ferias, un ladrón al que había pillado ‘in fraganti’ le asestó un navajazo en la axila.
Otros ‘peligros’ menos trascendentales los han ‘sufrido’ por su condición de mujer, como explica Pilar Ugarte. “La Policía Nacional no tenía mujeres, y a veces nos tocaba cachear. Yo estaba embarazada, y había otra embarazada, pero no tenían guante. Al final conseguí uno, y la registré sólo con la mano derecha. Pero claro, tuviera lo que tuviera, se lo había metido aprovechando el embarazo y no le cogimos nada”, recuerda. Hablando de embarazos, Ugarte recuerda también cómo tuvo que arrastrar a María Teresa Vidal cuando cayó inconsciente mientras regulaba el tráfico con cinco meses de embarazo.
Y sin embargo, a pesar de todas estas aventuras, no dudan en afirmar que en ningún momento se han arrepentido de hacerse policías. Una oportunidad que aprovecharon cuando las mujeres podían ser sólo enfermeras o maestras, y se les abrió. De ellas, sólo Ugarte, hija de policía, había pensado alguna vez serlo: “Lo comentaba con una compañera de dependienta en una tienda a los 14 años. Ella se casó y se fue a Estados Unidos, al volver se sorprendió y me dijo que al fin lo había conseguido”. Todas ellas entraron siendo “unas niñas”. “Y ahora vamos a ser abuelas”. Se trata de Mari Carmen y María Teresa.
Hoy toman posesión los nuevos funcionarios y se entregan las placas a los 25 y 35 años
Hoy se celebran los actos del día de funcionario, en el que se entregarán las placas conmemorativas a quienes llevan trabajando 35 años. En estas quince personas entran María Teresa Vidal, Mari Carmen Godino y Paqui García. Otras veinte personas recibirán la placa a los 25 años de servicio en el Ayuntamiento de Ceuta.
“Nunca nos han hecho un reconocimiento institucional. De hecho, esto nos lo dan como funcionarias y no como policías, y es algo que dan a todos”, explican. “Aunque tenemos el reconocimiento de todos los que nos importa. De nuestras familias, y de la gente. Si no, vete y pregunta por las zonas en las que tantos años hemos trabajado”, apostillan.
El acto tendrá lugar a la una del mediodía en el Salón del Trono del Ayuntamiento. Antes, a las 12 y media, tomarán posesión las nuevas personas que han superado las pruebas para convertirse en auxiliares administrativos de la Ciudad Autónoma.
Las celebraciones comenzarán a las 12 de la mañana en la Iglesia de África, donde se celebrará una eucaristía.
La celebración del Día del Funcionario no implica perturbación alguna en los servicios que presta la Ciudad Autónoma, que seguirán funcionado mañana con normalidad. Se interrumpirán el próximo lunes 3 de mayo, para cuando se ha trasladado la festividad laboral. No obstante, los ciudadanos podrán realizar sus gestiones ante el Registro General de la Ciudad como cualquier otro día, ya que este servicio permanecerá activo con el fin de que la festividad afecte lo menos posible a los ciudadanos.