El techo de una nave se cayó ayer tras ser manipulado por chatarreros marroquíes. Un grupo de menores que intentaba robar apedreó a un vecino
La situación de los barracones abandonados del Sardinero se ha convertido en un verdadero calvario para los vecinos de la zona. Una problemática con la que llevan años conviviendo y que afecta a partes iguales tanto a la salubridad de este lugar como a su seguridad, es decir, a la tranquilidad de los residentes.
Han sido muchos los episodios de violencia que han tenido que soportar los residentes de los alrededores de este solar abandonado. Casos de individuos que se enfrentan por el control de estas naves o por objetos que anteriormente han sustraído en otros puntos de la ciudad y esconden en este lugar. El más reciente tuvo lugar el pasado martes, cuando unos menores extranjeros intentaban levantar las persianas de los garajes que hay en la zona y comenzaron a lanzar piedras a un vecino cuando éste les recriminó su actitud.
Este lugar ha sido también escenario de diversos incendios que, provocados por inmigrantes que allí se esconden, han estado en ocasiones muy cerca de las viviendas. Y es que entre el patio exterior de Residencial Galera, edificio que colinda con este solar, y los barracones hay árboles a través de los que las llamas podrían llegar hasta las ventanas.
Otro de los asuntos que preocupan al vecindario es el material del que están hechos los tejados de estos barracones, uralita, que es tóxico. El techo de uno de los barracones se desprendió ayer, generando una gran polvareda que alcanzó Residencial Galera. “Se ha escuchado un estruendo que parecía una bomba, y de repente una nube de polvo ha ido en dirección al edificio”, explicaba con preocupación un vecino.
Este techo se ha desprendido debido a las labores de desmontaje que han desarrollado marroquíes en los barracones con la intención de llevarse el hierro para el país vecino y venderlo allí. Tras la llamada de los vecinos, una patrulla de la Policía Local se desplazó hasta este lugar para pedir la documentación a estos marroquíes, quienes se identificaron.
Los vecinos piden que el dueño de esta propiedad privada se haga cargo de retirar los residuos de uralita, ya que pueden ser perjudiciales para la salud.
Asentamiento de inmigrantes
Los vecinos de esta zona llevan años pidiendo una solución a este problema, y saben que cerrando los accesos no acabará ya que a los pocos días los inmigrantes encontrarán otra vía para acceder al interior. Este lugar se ha convertido en un asentamiento para argelinos y subsaharianos ya que las distintas naves ya deterioradas sirven de cobijo para estas personas. En su interior se pueden ver cartones, basuras y marcas de incendios. Los inmigrantes suelen usar los barracones que se encuentran en mejor estado para pasar la noche. Éstos cuentan con boquetes en las paredes que sirven de accesos.
Los inmigrantes que se esconden en este espacio abierto y sin control frecuentan también la zona portuaria, donde a diario merodean esperando el momento para intentar colarse en un camión y embarcar.