La Asamblea dedicó ayer mañana y tarde al Debate sobre el Estado de la Ciudad, la Sesión Plenaria con mayor calado político del año, una cita para discutir sobre la gestión general del gobierno local y abordar los grandes asuntos de Ceuta desde la perspectiva de la institución autonómica. El presidente aprovechó la cita para volver a apenar al acuerdo “institucional, político y social” como la mejor y quizá única manera de “afrontar los grandes retos”, muchos, pendientes, pero también “como señal de fortaleza y como exponente del espíritu que animó nuestra transición democrática e impregna nuestra Constitución”.
El resto de grupos de la oposición no escatimaron críticas al PP por su gestión durante lo que va de legislatura y los veinte años largos que suma Vivas en la Presidencia de la Ciudad, pero mantuvieron su disposición a llegar al diálogo y al encuentro en los grandes desafíos que se avecinan: la Unión Aduanera europea, la excepcionalidad del Tratado de Schengen, el aprovechamiento de los fondos europeos, la necesidad de un estatus singular ante las instituciones comunitarias, la normalización del funcionamiento de la frontera cuando se reabra...
Todos salvo Vox y muy especialmente su presidente. El que fuera candidato en 2019 fue descrito ayer por Vivas con acierto como un supuesto político “en modo avión”. Se desconoce si Redondo le escuchó siquiera, pues dedicó buena parte de la Sesión Plenaria que siguió presencialmente a abstraerse en atención su tableta electrónica con los auriculares puestos.
El líder ultraderechista ha decidido desconectar (o presumir de forma ostentosa de que lo hace) a la espera de las próximas elecciones seguro de que su advenimiento electoral en forma de la victoria fulgurante que aguarda resuelva los problemas de una ciudad que desprecia, como su partido la institución que representa a los caballas. Abandonado todo rastro de cortesía, responsabilidad o educación, sólo cabe desear que la sensatez una a todos los demás.