Usuarios de la Asociación Síndrome de Down organizan una merienda y se hacen la foto del calendario 2016.
El local de la Asociación Síndrome de Down acogió en la tarde noche de ayer una celebración de Navidad entre usuarios y familiares. Por tal motivo, muchos de los participantes, alrededor de treinta y de diversas edades, aunque todos ellos menores, acudieron a la cita disfrazados y ataviados con adornos navideños. La coordinadora y pedagoga de la Asociación, Marina López, ejerció asimismo de maestra de ceremonias y llevó a cabo diversas actividades lúdicas con los usuarios. Además, todos ellos disfrutaron de una merienda en la que reinó el buen humor y los deseos de felicidad propios de estas fechas. “Yo quiero salir, yo quiero salir en la foto”, repetía con júbilo Karim, ataviado de Papa Noel, justo en el momento en que se había anunciado que se debían de colocar junto al árbol navideño y los regalos esparcidos alrededor. La alegría de Karim se contagió al resto de compañeros, ocasionándose en un instante un estruendo festivo en el interior local. “El buen ambiente es una de las claves de los talleres que realizamos”, valoró la pedagoga, que destacó también un de ellos: “El taller de hostelería y cocina les distrae mucho y aprenden en cada momento”, consideró. “Ahora le estamos enseñando la importancia de saber manejar el dinero y cómo utilizarlo”, explicó la coordinadora de una entidad, la Asociación Síndrome de Down de Ceuta que pese a su carácter privado opera sin ánimo de lucro y que tiene por finalidad lograr el máximo desarrollo de estas personas para su integración en la sociedad de hoy. Dunga, por su parte, bajaba de los brazos de su madre y caminaba a pasitos lentos hasta colocarse también dispuesta para la foto, una imagen que constituirá el calendario para el año próximo que a punto está de comenzar: “Luego, se venderá, por un precio de seis euros, para ayudar a los chicos”. Vestida de osito, bien abrigada, Marian también quería salir en la imagen, si bien parecía más interesada en la merienda que ya se estaba preparando en la habitación contigua y que, definitivamente, compondría la imagen de una gran fiesta, la fiesta más justificada de todas.