Era la cena de despedida a nuestro amigo Fernando Jover, el director de la UNED de Ceuta durante más de 24 años. Desde su fundación, salvo un corto periodo de tiempo de 1993 a 1998, ha sido uno de los que ha proporcionado mayores “alegrías” mediáticas al gobierno de la Ciudad.
En la mesa presidencial, las principales autoridades académicas de la institución, incluido el Rector Magnífico (que no es lo mismo que magnífico Rector), Alejandro Tiana, que se desplazó especialmente para la ocasión. También el actual director del centro, Francisco Javier González (“el elegido”), que acumula en cargos directivos universitarios casi los mismos años que Fernando. Del lado de las autoridades locales, el mismísimo Presidente Vivas (que es el que financia, en un porcentaje muy alto –con el dinero de todos los ciudadanos–, nuestro centro), acompañado de la Consejera de Educación, Mabel Deu. Y por supuesto, el Comandante General (a Fernando no le gusta que se pierdan las viejas costumbres). Todos ellos con sus respectivos y respectivas.
Entre el resto de comensales (en torno a los 200), un nutrido grupo de directores de Centros Asociados de toda España (se supone que habrán pagado el viaje y la cena con su dinero, como hemos hecho los demás), profesores-tutores y profesoras-tutoras (en activo y jubilados, aunque con notables ausencias (por diversas causas), algún personal administrativo del Centro Universitario (muy poco, para lo que yo esperaba), autoridades políticas, amigos y amigas. Y por supuesto, el grupo de los “coroneles”, a los que cariñosamente citó expresamente Fernando en su discurso (a los demás se refirió sólo de forma genérica).
Con Fernando se cierra una etapa de la UNED en Ceuta caracterizada por la relativa “abundancia” de recursos, la escasa definición de la función del profesor-tutor y la excesiva carga e influencia política de la Ciudad. Todo ello ha permitido llevar a cabo actividades de extensión universitaria interesantes, algunas de notable éxito, que han servido para incrementar el prestigio mediático de los gobernantes de turno y para engrosar el número de votantes en las elecciones locales y generales. Aunque también ha ayudado a que muchas personas, que en circunstancias normales no hubieran podido hacerlo, se decidieran a estudiar.
Con sus virtudes y defectos, Fernando ha sido una persona querida por casi todos. Incluso por los que no hemos estado de acuerdo con algunas de las cosas que ha hecho (o no ha hecho). Mi amigo Juan Luis se puso corbata (es la primea vez que lo veía así en 18 años). Su veteranía le ayudaba a ser muy respetado por la institución universitaria, incluso más allá de Ceuta. Muchos profesores y ex altos cargos de la sede central, casi se “peleaban” por acudir a nuestra ciudad a cualquiera de los eventos que se organizaban (las malas lenguas dicen que era por las “comilonas” con las que se les agasajaban). También ha sido muy intrépido. En varias ocasiones se ha llevado a una partida de gentes de por aquí (también al “elegido”) a firmar acuerdos de colaboración con universidades mejicanas (quizás de ahí le viene su afición al tequila). La verdad es que no sé todavía para qué han servido. Pero lo cierto es que el nombre de Ceuta lo ha paseado por los territorios de ultramar.
Su jubilación voluntaria coincide con una época difícil. Quizás esta sea una de las causas. La escasez financiera es patente. Casi ni para libros hay. Las protestas de los profesores-tutores se incrementan, en reclamación de mayores derechos. En muchos centros llevan meses sin cobrar los escasos honorarios que en concepto de “becarios” se pagan a los docentes. Incluso en Ceuta, donde parecía que los “perros se ataban con longaniza”, ha habido situaciones difíciles. Los tutores hemos estado varios meses seguidos sin cobrar. Y en los meses de junio y septiembre, con la excusa de que no hay tutorías, se nos han recortado, sin previo aviso, los emolumentos (actuaciones muy propias de la vida militar, que para eso estamos en un antiguo cuartel).
Como ya dije en un artículo anterior dedicado a su sucesor, nuestro centro es de escasa rentabilidad económica, aunque de gran utilidad social. Nuestra alta dependencia de las subvenciones para sobrevivir, junto a la baja ratio de alumnos por tutor, nos hace muy vulnerables. Sobre todo porque los retos futuros son grandes y los recursos cada vez más escasos. Hablando con el nuevo director en la cena, me comentaba que la cosa estaba tranquila, de momento. Y aunque ésta puede ser una buena señal, dados los tiempos que corren, también podría tratarse del preludio de una gran tempestad. Esperemos que no sea así. Por lo pronto, algunos seguimos esperando con impaciencia el ya casi viejo proyecto de dobles titulaciones, en coordinación con la Universidad de Granada, para nuestro Campus. Y no creo que las prisas del Rector por volver a Madrid (se fue en el barco de las seis de la mañana, pese a que la cena terminó bien entrada la noche), fuesen para ponerse manos a la obra con dicho proyecto. Aunque Juan Vivas seguía allí cuando yo me fui. Por lo menos, de momento la financiación está garantizada. Otra cosa será utilizarla adecuadamente y mejorar la oferta docente. Pero esto ya le corresponde al nuevo director.