Días atrás charlaba tranquilamente con un buen amigo sobre la situación política en España y en los EEUU de América. En ambos casos, mi amigo era muy pesimista. Es una persona culta y formada, con estudios superiores de sociología, pero por vocación, que es cuando más se aprende. Por tanto, es tremendamente observador y se percata de cualquier detalle, por nimio que sea. Coincidía con la forzada y extraña citación al Presidente del Gobierno, para que declare como testigo contra su esposa, en la “causa general” que un Juez, al parecer amigo de la presidenta madrileña Ayuso y de su controvertido y peligroso asesor MAR, tiene abierta contra Begoña Gómez. También era el día en que el presidente Biden tenía que ser aislado por COVID, pese a lo cual, mantenía su candidatura.
Lo que mi amigo me transmitía era un profundo pesimismo. En nuestro país esperaba que ocurriera lo peor y que la derecha y extrema derecha se saliera con la suya forzando la dimisión del presidente Sánchez, precisamente en uno de los momentos más dulces de nuestra situación económica, y a poco de ser encauzado por la vía política el problema catalán. Respecto a los EEUU creía que el candidato republicano Trump, envalentonado ante un presidente Biden, cada vez más debilitado por su avanzada edad, arrasaría en las próximas elecciones de ese país, y el mundo entraría en una grave crisis climática, ambiental y militar. Sin embargo, yo no pensaba igual, quizás por mi optimismo patológico, como él decía, y por mi confianza en el ser humano.
Respecto a la situación de nuestro país, salvo que ocurra algo imprevisto, estoy convencido de que la situación política se estabilizará y la legislatura continuará sin problemas. Ya sabemos que la aritmética parlamentaria no deja lugar para la tranquilidad. Y que cualquier iniciativa parlamentaria requiere negociación a muchas bandas. Pero la capacidad del actual gobierno en ese sentido está más que probada. Esta es la política. La última trinchera de la derecha está en algunos lugares de la judicatura española. Pero también esto se resolverá y los jueces que están forzando la ley con procesos extraños y anormales, acabarán siendo investigados por sus propios compañeros y, seguramente, condenados. Por tanto, tras muchos años en la política y en la actividad jurídica, confío plenamente en que ocurrirá lo que digo, con los datos que conozco.
En lo referente a los EEUU de América, también tengo confianza en que el buen pueblo americano no permitirá que un delincuente convicto, racista, xenófobo, negacionista del cambio climático y supremacista de la raza blanca vuelva a coger el poder y, por tanto, a ser dueño del “maletín nuclear”. Con él ya serían muchos personajes peligrosos con acceso al arma nuclear. No en vano la Declaración de Derechos de Virginia, adoptada el 12 de junio de 1776 en ese país, está considerada la primera declaración de derechos humanos moderna de la historia. Recientemente, el pueblo francés también nos dio una grata sorpresa, frenando el acceso de la ultraderecha al poder. Allí también se aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, tras la Revolución francesa.
Y en pleno fragor de nuestras gratas conversaciones sobre la situación social y política, conocimos la renuncia de Biden a continuar en la carrera presidencial y la casi segura nominación de Kamala Harris para asumir dicho papel. Soy consciente de que no está garantizada su nominación por el Partido Demócrata, ni mucho menos su elección como Presidenta por el pueblo americano. Pero el simple hecho de considerarlo como una posibilidad en unas semanas de tremenda confusión tranquiliza a muchas personas a lo largo y ancho de este planeta que, como yo, piensan que Trump es un verdadero peligro para la paz y la estabilidad mundial.
Pero además, es que Kamala inspira confianza por muchas otras razones. Es una mujer de temperamento fuerte, aunque con buen humor y talante. Es una mujer preparada y que conoce bien a los delincuentes. Por esto fue fiscal en California. Es de origen jamaicano y asiático, lo que es una evidencia de la integración interracial en los países que acogen a los emigrantes y de que la multiculturalidad funciona. Es negra, lo que evidencia que los prejuicios raciales son eso, prejuicios y, sobre todo, complejos y frustraciones inconfesables de muchísimos activistas de la extrema derecha.
Hoy paseaba con mi perra por el campo, atada debidamente. Me crucé con unas señoras que llevaban cuatro mascotas sueltas, alguna de las cuales intentó atacar a la mía. Les rogué amablemente que los ataran. Para mi asombro, me dijeron que cogiera yo a mi perra en brazos y que la llevara a una escuela para que la educaran para no ser agresiva. Unos señores que venían a continuación y presenciaron la escena, me dijeron que a esto se había llegado a consecuencia de la dictadura de las “mujeres”, que se creían intocables.
Pues no. No es la dictadura de las mujeres. En el caso del incidente que les cuento, se trata de dos personas maleducadas y caraduras, que casualmente son mujeres. En el caso de Kamala, se trata de una gran mujer, preparada y negra, que puede frenar a un delincuente convicto como Trump en sus aspiraciones para desestabilizar el mundo. Pero no por ser mujer y negra, sino por ser una persona preparada, de buen talante y firme, que además es mujer y negra. Simplemente se trata de Kamala Harris.
Es lo bueno que tiene la libertad de expresión, que usted pueda opinar exponiendo sus ideas, aunque otros no coincidan con ellas. Esa libertad con la que quiere acabar su queridísimo presidente. Kamalos,kamalas se les llamaba a esos porteadores que cargados hasta las trancas se hacían kilómetros y kilómetros a través de los montes para pasar mercancía de Ceuta a marruecos. Una vez construida la valla, ese trasiego pasó al Tarajal. Cuando empezaron a hacerse las cosas medio bien, desaparecieron