Los agentes sociales, los partidos políticos y las instituciones locales han recibido con rechazo radical y contumaz el cambio en el régimen de bonificaciones en las cuotas empresariales a la Seguridad Social vigente hasta el viernes pasado.
Más allá de las formas y de las escasas explicaciones dadas por el Ministerio de Trabajo sobre la modificación, esta beneficia a los empresarios que cotizan por trabajadores recién contratados con bases de cotización inferiores a 1.700 euros mensuales.
Si al incremento de las cantidades que dejan de pagar por camareros o dependientes se suma el hecho de que, como da por supuesto la CECE, se dejará de abonar el Plus de Vinculación que ‘repartía’ hasta ahora los beneficios obtenidos entre el patrón y el empleado, la ganancia es muy cuantiosa, pero para una sola parte.
Con las pérdidas que el cambio supone para el empresariado en bases de cotización superiores compensadas por el régimen de subvenciones implementado con ese objetivo (aunque con mayor carga burocrática y a año vencido), la administración debe hacer valer su fuerza para instar a los agentes sociales a renovar el pacto que permitió implantar el Plus de Vinculación y adaptarlo a la nueva cantidad fija bonificada.
Como se acordó en su momento, no es justo que la bonificación se quede en un solo lado del sector productivo, sobre todo cuando pasa a ser superior a su rendimiento anterior, aunque hasta ahora el foco se haya puesto solamente en otro lado tanto por parte de los agentes sociales como de los institucionales.
El cambio de régimen merece y precisa de más explicaciones y de mayor rigor por parte de todos.
Esto de apropiarse del total de la bonificacion, no es nuevo, son muchas las empresas en Ceuta y Melilla, que no tenian convenio colectivo propio, o que lo tenian a nivel nacional, que al no contemplar en su texto el abono del Plus de Residencia, o del Plus de Vinculacion a la Bonificacion, no abonaban a sus trabajadores/as bien el 25% y el 8% sobre los salarios base correspondientes.