El periodista y escritor Javier Peña llega esta tarde a Ceuta para tener un encuentro con sus lectores. Será en la Biblioteca Adolfo Suárez a las 19.00 horas.
En esta cita hablarán de su último libro publicado, Tinta invisible, del cual nos habla en esta entrevista así como de otros proyectos que tiene en marcha.
¿Qué espera de este encuentro con sus lectores de Ceuta?
Me gusta mucho el contacto con los lectores porque creo que ayuda un poco agrandar la impresión del libro. El contacto ayuda a hacer visible esa tinta invisible de alguna forma porque cuando tú lees un libro, normalmente te apela, te dice algunas cosas directamente, y piensas cómo lo habrá escrito el autor, si le habrá pasado eso al escritor, lo que habrá sentido en cada momento... Muchas veces estás en contacto con el escritor a través del libro y ahora es como hacer realidad ese contacto.
Y a mí me pasa lo mismo, igual que les pasa a los lectores con los escritores. Yo también me pregunto muchas veces qué es lo que sienten los lectores al leer mi libro.
"Son las historias que a mí me hubiese gustado seguir contándole a mi padre si siguiera vivo”
Entonces, en este caso, aparte, como es un libro que tiene una parte muy emocional, muy importante, lo que me ha ido sucediendo a medida que la gente lo ha ido leyendo y he tenido encuentros como esto, es que me han contado historias muy emotivas y me han dicho muchas veces que la lectura y la reflexión les ha hecho repensar la relación con sus padres, momentos parecidos a los que viví yo y todo eso me ha parecido muy emocionante.
El hecho de que alguien escriba un libro sobre su experiencia y, de nuevo, con la tinta invisible le conecte con la experiencia emocional de otras personas, me parece que es un poco la magia de la literatura.
Este libro es una especie de homenaje a su padre. ¿Cómo surgió?
Realmente fue muy natural, no fue algo pensado. La cuestión es que mi padre enferma, yo llevo cuatro años prácticamente sin hablar con él, llevamos distanciados ese tiempo, pero mis hermanos me avisan de que tiene una enfermedad terminal y digo, no puede ser que esto vaya a acabar así.
Entonces, voy al hospital y me sorprende. Yo pensaba que íbamos a hablar de cosas muy profundas y me iba a preguntar qué nos pasó esto y tal, y lo que me pregunta es qué estás leyendo. Y eso me llamó mucho la atención y a partir de ahí todas las conversaciones que tuvimos fueron sobre literatura, historia, personajes, sobre la vida de los autores.
Cuando mi padre fallece y pienso en eso, me doy cuenta de la importancia que tienen las historias en mi vida, que siempre lo había sabido, pero quizás fue la gran constatación.
"Pensaba que íbamos a hablar de cosas muy profundas y lo que me pregunta es qué estás leyendo”
Y en ese momento se me ocurrió hacer un podcast, que es Grandes Infelices, y que trata un poco sobre la vida de algunos de mis escritores preferidos y también de los escritores preferidos de mi padre y son las historias que a mí me hubiese gustado seguir contándole a mi padre si siguiera vivo. Y mientras fui recopilando y leyendo bibliografías para el podcast se me ocurrió escribir un libro con esos puntos en común de los escritores.
Así surgió el libro, esa idea de un hilo conductor, que es esa relación final con mi padre y las historias que nos contábamos, y a raíz de ahí, analizar lo que es el ejercicio de la escritura. No desde un manual estilístico, sino más bien como lo que es ser escritor, las circunstancias que te llevan a escribir y las circunstancias que te hacen sufrir cuando escribes o cuando publicas.
De todas estas historias, ¿podría quedarse con alguna de ellas?
Quizás los autores que más me han marcado, aunque ya conocía su historia, digamos que profundizar en ella me ha llevado a tenerlos casi más en un altar, son Pessoa y Kafka.
Tienen una cosa en común y es que los dos triunfaron después de muertos y los dos escondieron su obra en un cajón, en un arcón, y fue recuperada después. Digamos que fueron personas que no fueron valoradas en su tiempo y por fortuna, por circunstancias de la vida, hoy en día son dos escritores fundamentales de nuestro tiempo.
¿Qué diría que es lo mejor y lo peor de la vida de escritor?
Lo mejor sin duda es el poder hacer lo que me gusta, lo que siempre he soñado, el poder trabajar leyendo y escribiendo y darle rienda suelta a mi creatividad. También el hecho de poder tener este privilegio de visitar ciudades como Ceuta y juntarme con lectores.
Lo peor es la precariedad. Sin duda la precariedad económica, la imprevisibilidad, el hecho de que no sabes lo que vas a poder cobrar el mes que viene.
¿Esperaba que el podcast iba a tener tanta repercusión?
En absoluto. Nació con la idea de que lo escuchasen unos pocos mis lectores más fieles de mis dos primeras novelas y seguir en contacto con ellos hasta que escribiese el siguiente libro, que tardó tres años, que es este de Tinta invisible.
"Grandes infelices’ es lo más artesanal que te puedas imaginar. Lo hago en el salón de mi casa”
No imaginaba que el podcast iba a convertirse en mi trabajo más importante si tenemos en cuenta el número de oyentes que hay, que se cuenta por cientos de miles y es algo que a mí me sorprende muchísimo. Y, sobre todo, el éxito que tiene Latinoamérica es algo que me vuelve loco y no me acostumbro, porque es un podcast que hago en el salón de mi casa, en el que la voz femenina es mi mujer y es lo más casero y artesanal que te puedas imaginar. Es una de las cosas más bonitas que me ha pasado en la vida.
¿Qué proyectos tiene a la vista?
Mi ‘Tinta invisible’ va a publicarse este mes que viene en Latinoamérica y voy a intentar hacer una gira larga por allí. Voy a empezar después de San Jordi en Colombia y luego en Perú y estoy buscando ir a Argentina, México, Chile... En estos países que es donde más se escucha el podcast quiero intentar aprovechar ese tirón y también agradecer de alguna forma a los oyentes y poder hacer estos clubes de lectura que hago aquí, hacerlos allá.
¿Algún consejo que le darías a jóvenes escritores?
Lo que suele decir ahora es que si les gusta escribir, se centren en escribir, en el placer de escribir y no piensen tanto en publicar y tener éxito .
Si no les gusta tanto escribir, que no lo hagan, pero si les gusta mucho escribir, que piensen que ese es el gran premio, el hecho de poder hacer lo que nos gusta, disfrutarlo y dar rienda suelta a nuestra pasión de escribir.
