Ceuta me duele, cuando alguien la agravia o la vilipendia. Y la reciente invasión masiva llevada a cabo por parte de Marruecos con sus nacionales (niños pequeños, mujeres, magrebíes, etc., engañados por las autoridades y Policía de fronteras marroquíes, diciéndoles que Ronaldo jugaba un partido en Ceuta y podrían verlo, siendo transportados en autobuses hasta la frontera y abriéndoles los propios agentes marroquíes la puerta de su valla fronteriza, sin contar con el permiso ni conocimiento de sus padres, ya sabemos la fuerte controversia y explosiva crisis que entre ambos países ha producido, poniendo en peligro las relaciones hispano-marroquíes.
Fue una invasión pacífica, sí, pero en toda regla; querida y buscada de propósito, dado que unos 10000 ilegales sólo en unas horas, avasallaron a una ciudad de 84.000 habitantes que concentrados en espacio muy reducido, en el que 1200 eran niños pequeños que aún permanecen en Ceuta abandonados a su suerte por Marruecos, sin medios propios de subsistencia, salvo los que reciben de la Ciudad, los ceutíes, algunas asociaciones y personas humanitarias, que diariamente les reparten cientos de bolsas de comida, bocadillos, ropa y otros enseres.
Y se invadió Ceuta con clara intencionalidad y desprecio por Marruecos de las más elementales normas que rigen las fronteras entre países, teniendo el vecino herméticamente cerradas las suyas con Ceuta y Melilla por otras causas distintas a la pandemia del coronavirus que pusieron de pretexto para cerrarlas. Y va luego dicho país y las violenta y las asalta, exportando a territorio español el mismo Covid-19. ¿Cómo explica, si no, Marruecos que antes justificaran el cierre de fronteras para atajar la pandemia y que después sus autoridades y agentes fronterizos se encargaran de abrirlas a sus nacionales para que invadan masivamente Ceuta, siendo ellos quienes exportaran así el virus que “decían” querer evitar?. ¿Saben los agentes marroquíes fronterizos que ellos tienen encomendada la ineludible obligación de controlar e impedir que se violen ilegalmente?. ¿Cómo explican que fueran ellos mismos quienes les ayudaran a abrir su valla y les alentaran a pasar, tal como todos vimos?.
¿Y cómo se atreven a hacerlo ante tan maligna pandemia que padecemos, con el enorme peligro de contagio que tan masiva invasión conllevaría para a ambos lados de las frontera?. Cuando escribo, las autoridades sanitarias españolas llevan ya detectados en Ceuta hasta 106 marroquíes infectados de coronavirus que transportaron a Ceuta. A las pocas semanas la Sanidad ceutí está colapsada y hasta el Colegio de Médicos ha tenido que pedirle auxilio ante tan enorme aumento de contagios por tal avalancha de ilegales introducidos.
Esas personas contagiadas en Marruecos, están ahora siendo atendidas de la enfermedad en Ceuta, que también les ha facilitado naves de tratamiento al tener los hospitales colapsados. ¿Habría hecho Marruecos igual en caso de haber sido las autoridades españolas y sus agentes quienes hubieran inducido a 10000 españoles a hacer lo mismo en Marruecos?. ¿Va a responsabilizarse y asumir ahora dicho país los perjuicios irreparables que ha irrogado a España y a los ceutíes, sólo por tomar medidas políticas, caprichosas y arbitrarias con las que perjudicar y represaliar a España?.
Como el CETI ceutí estaba abarrotado, agotada su capacidad de acogida, los ilegales que entraron deambulan infectados por calles, escolleras del Puerto, camiones y viviendas particulares que por su cuenta “okupan” y en demasiados casos asaltan y roban para permanecer escondidos fuera del control policial. Y no crean que el incidente ha terminado. Hoy mismo acaba de anunciar Marruecos que España ha sido excluida de la ruta anual “Paso del Estrecho” que antes organizaban y coordinaban conjuntamente. La amenaza de “habrá consecuencias”, conserva su plena vigencia.
Primero, Marruecos intentó “justificar” su invasión organizada como si se hubiera tratado de una ola migratoria más, cuando habían sido las propias autoridades y agentes fronterizos marroquíes los que la promovieron deliberadamente, como claramente se vio cuando ellos mismos abrieron las puertas de su valla alentando a los ilegales a pasar entre torpes disimulos y regocijos, máxime cuando las mismas autoridades marroquíes ya se habían prodigado en amenazar a España, incluso en notas oficiales, advirtiendo de que su acción “acarrearía graves consecuencias”, como enseguida vinieron. Pero ni siquiera explicaban los motivos por los que ellos habían desencadenado su oleada tan masiva de ilegales.
Y se invadió Ceuta con clara intencionalidad y desprecio por Marruecos de las más elementales normas que rigen las fronteras entre países, teniendo el vecino herméticamente cerradas las suyas con Ceuta y Melilla por otras causas distintas a la pandemia del coronavirus que pusieron de pretexto para cerrarlas
Después cambiaron la versión, cuando se dieron cuenta de que utilizar los niños como medida fronteriza de presión y chantaje, a modo de “marcha verde” del Sahara en a los que salvaron 1975, obligándoles a vulnerar las fronteras españolas, lanzando al mar a personas indefensas, niños pequeños poniéndoles en grave peligro de ahogarse, algunos sin saber nadar y que, efectivamente, las criaturitas terminaron falleciendo y otros ateridos de frío, extenuados y exhaustos cogidos en brazos de los agentes y militares españoles; pues, sinceramente, creo que fue la mayor de las torpezas marroquíes. La invasión produjo así la peor imagen que de sí mismo podía dar Marruecos y sus autoridades ante el mundo atónito y escandalizado. Era de todo punto impresentable. Ellos mismos lo reconocen también cuando ahora simulan blindar con concertinas los puntos por los que pasaron.
Cualquiera que viera aquellas horribles imágenes de pobres niños llegando a las costas españolas agotados, algunos mediomoribundos, pues rápidamente se daría cuenta de la intencionalidad y el enorme error cometido por quienes utilizaron tal método de presión sólo por vengativa represalia. Fue una ocurrencia repudiada por toda la sociedad y opinión pública. Parecía imposible que estuviera ocurriendo tal horror, porque, de esa forma, Marruecos se saltaba todos los principios humanitarios que recogen los textos de Derecho Internacional sobre protección del niño. Sólo por eso, aún en el remoto supuesto de que, a su juicio, creyeran haberles asistido alguna razón, quienes adoptaron tal medida automáticamente se desacreditaron y quedaron desprovistos ante el mundo de la más mínima razón.
Luego ya se supo que tal “berrinche” marroquí traía causa de la estancia en un hospital español, aquejado de coronavirus, del líder saharaui Ibrahim Ghali. ¿Pero, qué culpa de eso podían tener esos desdichados niños, que cuando intentaban entrar a nado en España, donde en realidad tenían que haber estado era estudiando, formándose y bajo la protección de sus padres y de quienes, paradójicamente, luego les indujeron a vulnerar ilegalmente las fronteras españolas, cometiendo una agresión contra ellas en toda regla?. ¿Por qué no se utilizaron otros medios más racionales y de sentido común, como podían haber sido los diplomáticos, que para eso están, incluso presentándose una enérgica protesta en la forma debida y por los cauces legales?-
Creo que el mismo gobierno marroquí terminó dándose cuenta de su tremendo error, cuando luego el propio rey mostró su disposición a “sacar a los niños del conflicto”, pese a haber sido él y su gobierno los que deliberadamente y sin escrúpulos les indujeron a hacerlo. Promesa real luego incumplida, cuando se negaron rotundamente a repatriar lol niños que ese mismo día habían llegado a Ceuta. ¿Y no es triste y de verdadera pena que hasta el 92 % de esos niños no quisieran regresar nunca más a su país y que el gobierno marroquí ni sus padres tampoco quisieran repatriarlos?. Sólo unos cuantos padres de esos 1200 niños se interesaron por sus hijos.
Como también las autoridades marroquíes desautorizaron la repatriación de otros muchas personas ajenas al conflicto, no permitiendo tampoco regresar a las mujeres temporeras marroquíes que habían finalizado la campaña de recogida de fresas en Andalucía, que igualmente quedaron atrapadas y abandonadas a su suerte, impidiéndoles regresar a sus hogares en Marruecos con sus hijos; lo mismo que a otros trabajadores, tanto marroquíes como españoles a los que la crisis les cogió en Ceuta o en Marruecos, pese a tener necesidades familiares de regresar a sus hogares con sus hijos y demás familia, quedando encerrados unos y otros por las fronteras. Tales métodos tan radicales, absolutos e inhumanos, sólo hacen desprestigiar a nivel internacional a quienes los ponen en práctica tan irresponsablemente, haciendo pagar las consecuencias precisamente a los más débiles e indefensos.
Y tal forma beligerante y hostil con España ni son modos ni maneras de comportarse y creo que están fuera de todo contexto y lugar en un mundo globalizado y más humanitario, que Marruecos ignorar. Es decir, han optado por utilizar contra España los medios más severos y arbitrarios, pese a ser un país amigo y leal que no hace más que favorecerle, sólo por intentar doblegar la voluntad para que España apoye a Marruecos sobre una causa que internacionalmente está en manos del Consejo de Seguridad y en la que toda la Unión Europea quiere ser neutral, porque todos son Estados independientes y soberanos que no tienen por qué someterse a ninguno otro.
Últimamente, Marruecos se muestra demasiado crecido por el hecho de que un presidente de una tercera potencia, que ni siquiera está ya en el poder y que tampoco ha sido explícitamente ratificada la medida por su sucesor, les reconociera indebidamente la soberanía marroquí sobre el Sahara, cuando Marruecos sólo posee la administración provisional sobre el territorio en litigio que en 1975 demasiado generosamente y aun careciendo de la legitimidad necesaria para conferírsela, España más bien se avino a entregárselo para preservar la paz, en espera de la posterior resolución que en derecho y en justicia procediera adoptar por las Naciones Unidas, que es el único Organismo internacional legitimado para atribuir o retirar la soberanía.
En el asunto del Sahara, como no soy político y me es indiferente, jamás partido ni en favor ni en contra, entre otras cosas, porque si lo tomara, para nada serviría desde mi humilde posición. Pero, ¿ por qué se ignoran, desprecian y rechazan los reiterados mandatos del Consejo General de Naciones Unidas, que reiteradamente ha dispuesto que sea celebrado un referéndum que dirima la controversia?. ¿Quién actúa más correctamente, quien se aferra ciegamente a los simples deseos personales del ya expresidente de dicha potencia, o quien lo hace siguiendo los dictados de un organismo internacional con tanta representación mundial como las Naciones Unidas?. Pues, por favor, voten, negocien, pacten, se pongan de acuerdo, o lo que sea, pero sin querer implicar a España y sus ciudades soberanas de Ceuta y Melilla, que siempre han acreditado amistad y lealtad sinceras hacia Marrueco.
Lo que en un mundo democrático, pacífico y civilizado de ninguna forma puede hacerse en pleno siglo XXI, es agredir y violar fronteras por motivos políticos y como medio de extorsión. Esas fronteras, quiérase o no, no sólo son de plena soberanía española, sino también integradas en la Unión Europea, en su condición de fronteras exteriores; cuyos 27 Estados-miembros unánimemente se han puesto del lado de España en este conflicto, incluso con veladas advertencias a Marruecos; pues no en vano éste tiene suscritos sendos acuerdos con la UE que le son muy favorables y ventajosos y que en gran parte Marruecos ha conseguido por la mediación de España, su principal valedora en Europa. No es bueno mostrarse tan hostil y beligerante; se gana mucho más estando en paz, en concordia y buena vecindad. Trabajen las partes concernidas, dialoguen, razonen, concierten; pero sin imposiciones, arrogancia ni prepotencia.
Esa forma de actuar de Marruecos, mediante hechos impositivos consumados, ya son demasiados los tenidos con España, haciendo unilateralmente lo que le da su real gana, saltándose todas los acuerdos bilaterales, tratados y normas internacionales que incumple sistemáticamente, ignorando la regla general básica del Derecho Civil: “pacta sunt servanda” (los tratados deben cumplirse en sus propios términos y de buena fe), que en Derecho Internacional se positiviza con fuerza de obligar en el artículo 26 de la Convención de Viena, sobre el Derecho de los Tratados, de 1969.
Marruecos y España, por razones de vecindad, de haber tenido un pasado común en muchos aspectos y porque creo que en el fondo así lo quieren ambos pueblos, están llamados a entender, a vivir en paz y en buena armonía, sin perjuicio de diferencias y discrepancias que siempre suelen darse entre vecinos incluso bien avenidos. Si así lo hacen, ambos países tendrán mucho que ganar y nada que perder.