“Ayer (por el jueves) estuve ahí en el puerto de
Tánger. Estaba haciendo fotos y vídeos para mandárselos para que vierais la de gente que había sin billete intentando pasar. Pero casi me detiene la Policía. Me pararon y me hicieron borrar todo. Por eso, prefiero no dar mi nombre porque la Policía ya me tiene fichado. Hicieron fotos a mi carné y pasaporte”, comenta al otro lado del teléfono J.O.D., un marroquí de 38 años residente en España.
Vive con su mujer y sus dos hijos en Barcelona, donde trabaja en una empresa de confección de uniformes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pero, como tantos otros marroquíes,
el 12 de marzo cogió un avión hasta
Tánger “solo para visitar a mi madre enferma”. “Le pedí a mi jefe que me diera el jueves y viernes; sábado y domingo me pertenecían y así podía ir. Tenía la vuelta el 15, pero me la cancelaron”, explicó.
Su mujer y sus hijos se quedaron en Barcelona. “Mi mujer, que no está trabajando, está con ellos porque son pequeños. El mayor tiene 8 y el pequeño 5 años. Están estudiando, pero cada día lloran esperando a que vuelva. No es una semana o 15 días, ya han pasado tres meses y medio”, lamentó. El dinero se le ha terminado. “Estoy pidiendo prestado a otras personas para poder mantenerme aquí porque no me queda nada. Todo el dinero que tenía ya lo gasté en los primeros meses. Pago 600 euros de alquiler en Barcelona, y claro, mis hijos y mujer tienen gastos allí también. Ya debo dos meses de alquiler”, continuó. Además, en su trabajo, aunque no le han despedido, no le están pagando “porque no estoy allí trabajando”.
“No sabemos si lo están haciendo adrede, pero estamos sufriendo”
Tras apuntarse en los aviones que fletó Exteriores y en todos los barcos que han salido desde Tánger, el pasado jueves se fue hasta el puerto a ver si había alguna posibilidad, “pero nada”. Este residente critica tanto a la Embajada como al Consulado de Tánger: “Cada uno está tirando la pelota en el tejado del otro. No sabemos hacia dónde tenemos que correr y hay mucha gente aquí. Lo que te dicen es: ‘oiga señor usted no es el único’. Sí, pero yo estoy pagando mis impuestos al Gobierno español. Yo estoy pagando esos barcos y esas plazas. Las personas que estamos trabajando somos los que tenemos que pasar primero. Tampoco entiendo por qué no hay un barco cada día. No sabemos si lo están haciendo adrede. Aquí estamos sufriendo lo que no te puedo explicar”, concluyó.