Cuando el infante don Enrique el Navegante envió a nuestras costas en 1421 la imagen de Santa María de África para rendirle culto, Ceuta ya era una ciudad mariana por excelencia. En base a las reminiscencias históricas de nuestra ciudad, un grupo de feligreses de la parroquia de San José hicieron la siguiente reflexión: María había recorrido con Jesús el mismo Vía Crucis, el mismo camino de la cruz. Pero, en realidad, toda la vida de la Madre de Dios, incluidos las Estaciones de la Pasión de su Hijo, habían sido un continuo peregrinar hacia la luz de Cristo resucitado. Por todo ello, ¿no se podría, para el mes de abril-mayo, después de la resurrección, y al igual que se hace durante la Cuaresma el Vía Crucis en honor de Jesús, pensar en una práctica de devoción similar en honor de María?
Si Ceuta celebra con tanta devoción, fervor y asistencia el Vía Crucis de Jesús y con sus antecedentes marianos, ¿no cabe esperar que, poco a poco, se cree la necesidad espiritual de celebrar también la gran alegría del Vía-Lucis, como el glorioso camino de la luz de su Madre? Así se gestó la idea de este primer Vía-Lucis, en torno a la figura de la Santísima Virgen María, tomándola siempre como modelo: «María, Luz en mi Sendero». Con este lema fue presentado dicho acto al padre Miguel Tenorio. Ante dicha propuesta, el párroco, como María, dijo sí.
La fecha señalada para la celebración de este Vía-Lucis Mariano ha sido el próximo viernes 17 de abril, coincidiendo con el tradicional rosario infantil de la parroquia. El lugar escogido para llevar a cabo los distintos "Encuentros o Estaciones" es el interior de la iglesia de San José, por ser un gran espacio cerrado con posibilidad de albergar mucho público, además de su intimidad y comodidad para los niños. Se ha establecido las 19:00 horas el inicio del Vía-Lucis, justo después de las rutinarias clases de catequesis de todos los viernes, en vísperas del rito de la imposición de la cruz de finales de abril, como preludio de la primera comunión de los albores de mayo. La duración aproximada del Vía-Lucis Mariano se ha fijado en 40 minutos. Las lecturas de las 14 Estaciones serán realizadas por los catecúmenos infantiles. Al igual que el Vía Crucis de la pasada cuaresma, el recorrido será por los laterales del interior de la parroquia, haciendo las respectivas paradas debajo de los correspondientes iconos y altares. La imagen de la Reina de la Paz será quien presida de nuevo este rosario infantil adaptado a Vía-Lucis Mariano, portada a hombros por los niños en una pequeña parihuela situada en el altar mayor de donde partirá la procesión infantil. En el centro de la comitiva irá esta preciosa imagen mariana, obra del escultor sevillano Marco Antonio Humanes López (2011). Detrás de la talla de la Virgen irán el resto de los niños, acompañados por sus padres y catequistas. Para cada Estación mariana hay una breve lectura del evangelio y un Ave María, así como una sencilla reflexión sobre el mismo que será leída por cada uno de los niños, terminando cada parada con una canción dedicada a la Virgen. Los textos son una modificación de la meditación sobre el Camino de la Luz de María creada por el Padre Gonzalo Huesa en la iglesia de Santa María de Ronda, adaptada a los más pequeños por sus catequistas para llegar a Jesús a través de María. Aún siendo un ejercicio y representación de piedad mariana, el centro del mismo es Cristo resucitado, representado por la imagen del niño Jesús que con dulzura porta su excelsa madre. No podía ser de otra manera, ya que en la tradición de la Iglesia católica está la experiencia del «Ad Iesum per Mariam», es decir, a Jesús por María.
La parroquia de San José ha sido de nuevo pionera en la propagación de la fe en los más pequeños, organizando por cuarta vez consecutiva este Rosario Infantil, adaptado ahora al formato de Vía-Lucis Mariano. Como en años anteriores, los niños serán otra vez los auténticos protagonistas acompañando a la imagen de la Reina de la Paz, rezando todos juntos y cantando a María en el interior de la Iglesia de San José. Sus feligreses hacen un doble llamamiento, tanto a los niños, como a sus familiares para que acompañen a sus infantes en este nuevo camino hacia Jesús a través de su Madre. Al igual que en los Vía Crucis, se trata que los niños vengan acompañados de sus padres, abuelos, hermanos y amigos, para así vivir la experiencia de rezar todos juntos con la Virgen María y su hijo Jesús. No olvidemos nunca que «El que no reciba el reino de Dios como un niño – dijo Jesús-, no entrará en Él» (Lucas 18,17).
Esta idea del Vía-Lucis no ha nacido en Ceuta, pues ya empezó a realizarse desde el 2012, año de la Fe proclamado por el Papa Benedicto XVI, en algunas ciudades andaluzas. El objetivo inicial del rito fue conmemorar la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sin embargo, la novedad de la propuesta de la parroquia de San José radica en la adaptación del evento mariano a los más pequeños, a los únicos herederos del futuro de la fe católica en nuestra ciudad. La intención de este acto es alentar toda iniciativa que ayude a los niños a reconocer el papel especial de María en el misterio de la salvación, a amarla filialmente y a imitar sus virtudes. Por tanto, su principal objetivo es ofrecer a los más pequeños, una ocasión privilegiada para experimentar el gozo que proviene de la fe en la figura de María, en comunión con la gran familia que es la Iglesia, recurriendo a la histórica sensibilidad mariana de nuestro pueblo caballa, y en este sentido fomentar en las nuevas generaciones el cariño por la Madre de Dios. Los feligreses de la parroquia de San José han sido de nuevo los promotores de iniciativas específicas que, como ocurre con la celebración de este Vía-Lucis mariano, contribuyen con su propio carisma a la potenciación de la Fe, con el ofrecimiento de su testimonio al servicio de la Iglesia. Los organizadores del evento mariano quieren cumplir con creces el deseo inicial que se propusieron al idear este Vía-Lucis infantil: constituir este acontecimiento como un vínculo sólido de todos los niños alrededor de María, viviendo como nunca el lema "a Cristo por María", pues como dijo el papa Benedicto XVI: «todo ha venido de Cristo, incluso María; todo ha venido por María, incluso Cristo» (Meditación en la procesión eucarística en Lourdes, Viaje Apostólico, 14-9-2008).
En este evento Mariano infantil las catequistas de la parroquia de San José quieren que los niños entiendan lo que María significa para todos los creyentes en Jesús. María es la Madre por excelencia, es la madre física de Jesús y la madre espiritual de todos los cristianos. María es el modelo de vida, el modelo de amor y el mejor camino para encontrar a Jesús. Con este Vía-Lucis Mariano, sus organizadores quieren que, de alguna forma, los niños se encuentren física y espiritualmente con María, y que vivan con ella los momentos más importantes de su vida, que sientan su protección y amparo, para que broten en sus tiernos corazones infantiles la espiga de un nuevo sentimiento materno, para que así, después de su primera comunión, sus vidas se llenen de luz, de esperanza y de paz.
Con este tipo de actividades pastorales hacia los más pequeños, las catequistas de San José asumen la enorme responsabilidad de realizar una constante labor evangelizadora, con una apuesta clara por y para el reconocimiento del papel de los niños como sujetos activos en su parroquia, como un miembro más de la misma iglesia y como jóvenes peones aprendices en la construcción del Reino de Dios. En este sentido, han apelado a la creatividad litúrgica como instrumento de potenciación de la fe, ofreciendo un extenso abanico de actividades dirigidas a los más pequeños, como los tradicionales Vía Crucis infantiles, que ahora ya se hacen en todas las parroquias ceutíes, cuidando todos los detalles para que sean los neocatecúmenos los auténticos protagonistas, se les escuchen y atiendan sus inquietudes, y se potencie su vida cristiana.
Los organizadores esperan tener una buena afluencia de niños y jóvenes, tal y como ocurrió en las tres ediciones pasadas del Rosario infantil. Con este tipo de actos orientados hacia los benjamines se pretende recuperar y potenciar la devoción a la Virgen María, con la oración y el rezo, fomentando estas ancestrales tradiciones cristianas, mediante un Vía-Lucis adaptado especialmente a los niños, que serán los herederos de nuestro mañana. Al mismo tiempo, aprendamos nosotros de ellos, de las principales virtudes de la infancia; inocencia, sencillez de corazón, sinceridad, credibilidad, transparencia, docilidad y buena disposición. «Les aseguro que si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos. El que se haga pequeño como estos niños será el más grande en el Reino de los cielos» Mt 18, 1-4. Solo así, redescubriremos con ellos, nuestras tradiciones más ancestrales, así como, el sendero para caminar todos juntos hacia el Reino de Dios.
Con este tipo de actos las catequistas invitan a los más jóvenes a la casa del Señor, a enseñarles a nuestros infantes a rezar, a hacer sus plegarias mediante canciones a su Madre del cielo, la Virgen María. Decía San Agustín «!El que Canta...Reza dos veces!». Dejemos que los niños canten a la Madre de Dios, que se inunden con la paz de la Reina celestial, que sientan en sus corazones la alegría y el gozo de María al ver en sus brazos sonriendo y bendiciendo el hijo de Dios. Acostumbremos a nuestros hijos y nietos a ofrecer sus oraciones por ellos y por sus familias al niño Jesús, es justo eso lo que él nos pide en el evangelio, «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos». De esta forma, con este tipo de actividades infantiles, y canalizados por sus catequistas, se puede conseguir que los niños sean personas de pleno derecho en la vida de la comunidad eclesial a la que pertenecen, con voz de timbre agudo e ingenuo, sin voto pero con alma. «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8)».
El mensaje de este especial y novedoso Vía-Lucis Mariano infantil en San José es evidente: abril y mayo son los meses marianos por excelencia y tradición, pero «quien en la primavera del agnosticismo, no siga contando con los niños, tiene sus días contados...».