La Guardia Civil mantiene abierta la investigación en torno al traslado de 3.000 kilos de hachís de Ceuta a Algeciras dentro de una de las cargas de animales muertos y restos cárnicos que tenía como destino la incineradora de Zaragoza.
Tras el decomiso del alijo en Algeciras se coordinaron ambas comandancias con el objetivo de ir más allá de lo simple, completando el croquis de la comisión de un delito que parecía moverse de acuerdo a un modus operandi casi perfecto.
Este tipo de cargas vienen selladas con unas bridas especiales y no se abren en los embarques porque supuestamente han pasado un control previo. En este caso hay que verificar por qué nadie reparó en que los 3.000 kilos de hachís estaban junto a una carga de animales muertos y restos además de quién era responsable de comprobar la carga antes de ordenar el cierre.
La Policía Judicial del Instituto Armado mantiene todas las líneas abiertas al objeto de conocer la ruta que permitió la llegada de tanta cantidad de droga y su preparación. La revisión de cámaras y la toma de declaraciones a todos los niveles son algunas de las gestiones efectuadas.
El goteo de entrada de droga tiene como vías de pase la frontera y el mar, además de su almacenaje en zulos. En este caso la carga se hizo en bolsas ubicadas en la mitad del contenedor para seguir una ruta hacia Zaragoza que podía tener un punto de parada en el trayecto para sacar el hachís antes o no.
No se trata de una acción ocasional, sino que necesariamente debía contar con todo tipo de enlaces para favorecer que esa mercancía llegara a su destino además de contar con la seguridad de que el pase se produjera con éxito.
La empresa Athisa Medioambiente, adjudicataria del servicio, ha puntualizado tras la publicación que adelantó este periódico, que al producirse estos acontecimientos se puso al servicio de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para colaborar en todo momento con la investigación para esclarecer los hechos.
“Dentro de Athisa Medio Ambiente y siguiendo los más altos estándares de seguridad se dispone del correspondiente sistema de Compliance Legal, por lo cual el Comité de Cumplimiento Normativo ha procedido a abrir expediente informativo y recopilar la información necesaria al objeto de facilitar la labor de las autoridades”, explica la empresa.
Hasta el momento ningún trabajador está detenido por estas causas.
Athisa es responsable de la recogida, clasificación y gestión de los residuos SANDACH en Ceuta desde hace más de 20 años.
La recogida se realiza de forma diaria en diferentes establecimientos de Ceuta trasladándose a la planta de gestión para posteriormente proceder a su estibamiento en contenedores de congelación y, finalmente, su posterior incineración en una planta autorizada de Zaragoza.
Una vez completados estos contenedores, aproximadamente cada mes y medio, se realiza una inspección por la autoridad veterinaria de la Ciudad Autónoma de Ceuta que verifica el envío y que cierra el contenedor con cuatro precintos sanitarios para su envío a Zaragoza. Habrá que comprobar si realmente se hizo esa inspección como se debía o existió una manipulación posterior de la carga.
En el envío realizado el 19 de diciembre de estos residuos fue donde se encontró la droga.
Pudo ser el negocio redondo. Quién iba a sospechar que entre animales muertos y restos cárnicos trasladados de Ceuta a Algeciras podía ir hachís.
La Ciudad Autónoma ha confirmado a preguntas de este periódico que espera conocer el avance de las investigaciones de la Guardia Civil para determinar con detalle qué postura adoptar una vez se sepan toda las conclusiones. No quieren marcar culpables hasta que se conozca el resultado de la investigación de la Benemérita.
El peso del contenedor debe ir medido al milímetro desde el origen, es decir, no puede salir un contenedor con un peso irreal. Cada residuo que se introduce tiene que ser pesado y esos contenedores se despachan a la Península a criterio de los encargados de esa labor.
Ahí radica otra clave en relación a la manipulación del peso o la falsificación del mismo.