La dictadura de Franco en lo que ahora son las ciudades autónomas y el Protectorado español no fue tan diferente de la Península, pero sí tuvo ciertas particularidades. El historiador Ignacio Szmolka las ha investigado. Los resultados de su estudio conforman ‘La edificación ideológica e institucional del franquismo en el norte de África. Un análisis comparado a partir de los casos de Ceuta, Tetuán y Tánger. La obra, editada por el Instituto de Estudios Ceutíes, la presenta su autor esta tarde a las 20 horas en la Biblioteca Adolfo Suárez, en Ceuta.
Este periodo histórico representa sobre todo características “muy particulares” en Tánger, un enclave del que se posee bastante información por “unas fuentes extraordinarias porque son especialmente neutrales”: la prensa internacional y un archivo diplomático.
“En el norte de Marruecos nos vamos a encontrar a un Franco tocado por la baraka, incluso testimonios que decían que fue legado al cielo de ambas religiones”, indica Szmolka. En este sentido, el historiador señala la paradoja que se produjo con el dictador, puesto que en su régimen el nacionalcatolicismo tuvo gran importancia, pero supo adaptarse “a las circunstancias”: “Nos encontramos con incluso una sustitución de los símbolos cristianos, de la cruz; por ejemplo en los comedores de auxilio social para los musulmanes se suprime el crucifijo”.
Algunos discursos, además, se terminaron gritando “¡Arriba España! ¡Viva el islam!”. Estas palabras las pronunció el presidente de la recién creada Comunidad Islámica de Ceuta, explica Ignacio Szmolka, en la inauguración de la mezquita de Muley El Mehdi, el 17 de julio de 1938. “Es una heterodoxia, pero muy ortodoxa, es la esencia del franquismo”, añade el autor.
También se censuraron discursos que se pudieron escuchar en otros puntos del país. “Recuerdo una propaganda alemana que se repartió por toda la Península y en el norte de África se prohibió tajantemente”, menciona Szmolka. El contenido se extraía de una alocución que dio Hitler en Nuremberg e iba en contra de los judíos.
En Ceuta, insiste Szmolka, las diferencias con el resto de España tampoco fueron tantas “más allá de los componentes étnicos y religiosos”, aunque por su situación estratégica “no podía ser tratada como un territorio más”. Ignacio Szmolka nació en Granada hace 39 años, pero su padre es ceutí y perteneció al Instituto de Estudios Ceutíes, por lo que ha visitado la ciudad en numerosas ocasiones. El apellido es polaco; sin embargo, proviene de su abuelo paterno, un húngaro que terminó por ingresar en la Legión y fue destinado a Tetuán y a Ceuta.
Szmolka es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Granada y ha publicado varias investigaciones académicas. Trabaja como profesor en un instituto de Educación Secundaria de Málaga.
Felicitaciones a Ignacio, hijo de un querido compañero y amigo del Departamento de Granada
Me alegro que un hijo de Pepe Szmolka, compañero muy querido del Departamento en Granada, continúe la estela historiográfica paterna