Días atrás me llamaba un periodista del diario El País. Era Jesús Cañas, con el que ya colaboré años atrás cuando me solicitó unos datos acerca del comercio irregular con Marruecos desde Ceuta. Le facilité los datos de los que disponía al respecto, pero le dije que en este momento estábamos actualizando un estudio que en su día se hizo a propósito del impacto que el desarme arancelario de Marruecos iba a tener sobre la economía ceutí. Me insistió y le facilité lo que tenía. También respondí a algunas preguntas que me formuló. Las reflejó en su artículo del pasado 10 de diciembre titulado “El fin del comercio irregular asfixia a Ceuta y su entorno”.
En esencia, lo que le conté fueron las conclusiones a las que llegábamos un grupo de investigadores de la Universidad de Granada respecto al impacto que el desarme arancelario programado por Marruecos iba a tener sobre la economía ceutí, en un estudio que se publicó en 2010. Entonces se utilizaron los datos facilitados por la Agencia Tributaria con el desglose del total de importaciones de bienes desde la península a Ceuta, desde el año 1998 a 2007.
Lo que hicimos fue agrupar los casi 3.000 tipos de productos importados en grupos homogéneos similares a la clasificación que se utiliza por el Instituto Nacional de Estadística para estimar el consumo medio nacional. Una vez hecho esto, se compararon estas cantidades con las cifras medias de consumo nacional para ciudades de las mismas características de Ceuta y se sacaron unas diferencias. En unos casos positivas y en otros negativas. Estas diferencias en más o en menos, entendíamos que eran aquellos productos que, de forma “irregular” y sin registro de ningún tipo, se reexportaban a Marruecos vía “porteadores” o, al contrario.
Los resultados arrojaban una cifra “mágica”. De los algo más de mil millones de euros que se importaron en 2007, aproximadamente un 50%, que era lo que se sobrepasaba el consumo medio nacional para los mismos productos y el mismo tipo de ciudad, estimábamos que se reexportaba a Marruecos, sin registros de ningún tipo, al no existir aduana comercial reconocida desde Ceuta al vecino país. Posteriormente hubo más actualizaciones. Lo más destacable fue que, pese a que el desarme arancelario anunciado por Marruecos había casi concluido en 2012, las cifras de los productos que se reexportaban a Marruecos seguían aumentando hasta situarse en un 68% del total de importaciones a Ceuta desde la península en 2014, que suponía casi 700 millones de euros.
La última actualización de datos de importaciones de la que disponemos es hasta 2018. Con estos datos estamos realizando nuestro trabajo. No obstante, la evolución sigue siendo similar, tanto en total de importaciones a Ceuta, como en reexportaciones a Marruecos, aunque se ha observado un descenso sostenido de las importaciones desde 2012.
Pero, ¿qué nos decía el modelo estadístico que en su día se hizo?. Pues que el desarme arancelario de Marruecos ejercería una influencia significativa sobre la evolución de la economía local a través de la disminución de las importaciones, aunque esto podría quedar compensado vía crecimiento económico de dicho país. Pero también decíamos que en el caso de que los vínculos comerciales entre nuestros vecinos y la Unión Europea (UE) llegaran a su culmen mediante la realización plena del área de libre cambio, Ceuta podría quedar en una situación de aislamiento, a consecuencia de la intensificación del comercio Marruecos-UE, a expensas de la reducción de la intensidad comercial entre Ceuta y la Unión, por una parte, y con el país vecino, por otra.
Ante esta situación, no cabría duda de que la ciudad quedaría marginada de los tráficos comerciales dentro del triángulo UE-Marruecos-Ceuta, en cuyo caso lo más conveniente era integrarla en la unión aduanera comunitaria, por razones, ante todo, estratégicas, aunque dotando a Ceuta de las ventajas de región ultraperiférica, como única forma de frenar el continuo deterioro de su modelo económico, por un lado, y de reconocer su peculiaridad de aparecer ligada al desarrollo económico de un país emergente, a pesar de pertenecer a la UE.
Lo que está ocurriendo en la actualidad es que, por una decisión unilateral de Marruecos, se pretende suprimir el comercio llamado “irregular” desde Ceuta. Si nuestro modelo actualizado corrobora las conclusiones a las que ya se llegaron en 2010, como creemos, el perjuicio para la economía Ceutí sería evidente y palpable, aunque ello podría compensarse, en parte, con el continuo crecimiento económico de Marruecos, si este siguiera traduciéndose en visitas turísticas desde el vecino país a nuestra ciudad. Es decir, si la supresión de dicho comercio llevara aparejado una agilización del paso fronterizo, para así seguir incentivando el viaje hasta Ceuta. El problema será qué hace Marruecos con esos miles de ciudadanos que viven de este comercio. Problema, que también nos afectará a nosotros de forma colateral.
Por tanto, parece que estamos llegando al final de un espejismo. Aunque el desarme arancelario emprendido por Marruecos parecía que, antes o después, nos repercutiría de forma negativa, sin embargo, el porcentaje de exportaciones “irregulares” desde Ceuta a Marruecos se ha seguido incrementando de forma sostenida hasta bien entrado 2012. Pero esto también está llegando a su fin, aunque sea por razones políticas. En ese caso, habrá que comprobar si el Gobierno de la nación sigue estando dispuesto a compensar los presupuestos locales por la misma cuantía de recaudación ficticia de IPSI a la ciudad. Si no lo hace, Ceuta quedará aún más aislada y perjudicada. Si lo hacen, seguirá la lenta agonía y el espejismo unos cuantos años más, aunque pocos.
Por desgracia, muchos se están ya preguntando por ese día fatídico en el que todo acabe. Otros, contra viento y marea, seguimos pensando que Ceuta tiene solución. En cualquier caso, la estabilidad del gobierno de España contribuirá positivamente en el desenlace. No están los tiempos para aventuras ni soflamas racistas.