Siempre, pero sobre todo en tiempos convulsos, fe en Dios y razón. Es el mensaje que sienten, y al que se agarran para seguir creciendo, Carlos Dueñas y Jesús Molina, alumnos del Seminario Conciliar de San Bartolomé, sito en Cádiz, que, de la mano del padre Andrés Muñoz, formador de seminaristas y antiguo vicario parroquial de la Iglesia de África, han permanecido desde el jueves hasta hoy en nuestra ciudad.
Mientras comienzan a hablar, repican las campanas de la Iglesia de África, simbólica coincidencia con las experiencias propias que cuentan alrededor de una llamada: la de Dios, siendo joven. En el caso de Carlos, natural de Cádiz, como su colega, y que hoy cuenta 23 años, la llamada acudió cuando aún estaba cursando la Carrera de Filosofía, que terminaría finalmente: "Sentí que el Señor me llamaba para entregarme a Él de una forma más especial y más completa de como lo hacía en ese momento. Vi que el sacerdocio era la forma de vida que el Señor me pedía". "En mi familia cercana", cuenta también, "hay poca práctica religiosa, si bien hay precedentes de sacerdotes y de vidas religiosas, pero han entendido que haya descubierto la fe y la vocación".
Aún está asimilando el cambio vital que supone adentrarse en el seno del Señor, Jesús, de 18 años, y quien realiza este año un curso introductorio: "Me he acercado más a la fe, a Dios, de lo que antes hacía y me siento en plenitud", dice, con aire tímido.
"La fe y las nuevas generaciones que nos introducimos en el ámbito eclesiástico, podemos aportar a la sociedad serenidad y seguridad en las actuaciones", dice al respecto Carlos, para añadir acto seguido: "Hay que evitar los extremismos y la precipitación en los juicios, en las formas de actuar, en cómo se interpretan las opiniones de los demás. La Iglesia y su mensaje y la fe en Cristo hacen mucho para mediar entre posturas que aparentemente no tienen manera de encontrase". Al instante, en el sereno diálogo que mantienen, mientras ahora el padre Andrés escucha, Jesús apunta: "Estamos en tiempos convulsos pero como ha sucedido en otros similares en la Historia, la Iglesia aporta mucho en aquello que se ha perdido: la moral, la ética, la serenidad. La fe y la razón nos permite el encuentro con Dios. No podemos conocer nada sin fe o sin razón: ambas van de la mano". "Este año estoy aprendiendo mucho al respecto", asegura.
El padre Andrés toma ahora la palabra y señala que "el Papa Francisco, con este año de misericordia que ha convocado, está intentado que la gente descubra el rostro misericordioso de Dios. En esta sociedad individualista, de un estado de bienestar que no es real, donde las personas se siente solas, infelices y con ausencia de amor, descubrir un Dios que ama sin condiciones a todos, es algo fundamental". "La Iglesia siempre ha sabido conciliar la fe y la razón. El mensaje del Evangelio viene a significar que la fe en Dios es algo natural al hombre y que se pueden conciliar. La fe y la razón son las dos alas con las que el espíritu del hombre se elevan al encuentro con Dios. Es lo que hace falta hoy día: más fe y utilizar la cabeza con razón", explica, para indicar asimismo y a modo de conclusión que "los testimonios de Carlos y Jesús nos da esperanza a todos: personas jóvenes, preparadas, con estudios, que descubren la llamada".