Elio Castro (Madrid, 1962) es licenciado en Historia del Arte. Tras completar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid, se dedica a la información cinematográfica en la SER, cubriendo los festivales más importantes del mundo como Venecia, Cannes, Berlín, San Sebastián y los Oscar. Colabora puntualmente con RNE, La 2 y el canal de televisión TCM.
–¿De qué trata su conferencia de hoy?
–Es contar la vida de Jason Pollock, su estilo pictórico y ver cómo lo ha reflejado el cine, que ha contado su vida en una película que se llamaba ‘Pollock’ (2000), ganadora de un Oscar a mejor actriz de reparto por Maria Gay Harden. Luego me fijo mucho también en Peggy Guggenheim, mecenas del arte que le impulsó, protegió y le dio a conocer internacionalmente. Lo que hago es una relación histórica entre estos personajes, y empiezo con el hundimiento del Titanic, donde el padre de Guggenheim murió. Quién sabe, si no se hubiera hundido igual no se hubiera dado el movimiento del expresionismo abstracto o de otra manera.
–¿Y esta película es una buena toma de contacto con el pintor?
–Se da una visión de un pintor atormentado, alcoholizado, con una serie de problemas de su juventud. Te da pie a conocer muchísimo más de un personaje, que es lo importante que tiene el cine, que a través de él se puede aprender y explicar muchas cosas.
–¿Prefiere ver el cine desde la butaca de la sala o en el sofá?
–Desde la sala, siempre. Soy de una generación en la que ir al cine era una fiesta, algo natural. No concebía un fin de semana o unas vacaciones sin ir al cine. Tenía ese componente festivo, que era una excitación y creo que eso se ha ido perdiendo.
–¿Hay algún festival de cine que destaca, ya sea por cariño o por importancia?
–Siempre me ha gustado desde e punto de vista personal el de Venecia en 1989 porque fue al primero que fui. Pero el más importante es el de Cannes, el festival de festivales. Toda la industria cinematográfica se concentra en esta ciudad durante 15 días. Tampoco he sido un grandísimo cinéfilo, yo me he dedicado a esto porque empecé a trabajar en periodismo cultural y luego me ofrecieron trabajar en un programa de cine, que no deja de ser un arte, un espectáculo y un divertimento. Aunque durante un par de años me he dedicado a la difusión del arte, dando clases en algún centro cultural y he querido unir las dos facetas de mi vida: la del licenciado de arte y la del cine.
–¿Recuerda cuál ha sido la peor película que ha visto?
–No lo sé, son tantas (risas). Te das cuenta que ver una película muy buena es difícil y luego la impresión que tienes al verla puede cambiar al pasar los días. Últimamente me interesan películas que me cuentan cosas que he vivido o que me interesan desde el punto de vista personal y profesional, como las que hablan de arte y pintura o que hablan de un periodo histórico concreto, como la serie ‘Chernobyl’. Otros tipos de películas de las que me siento muy alejado vitalmente son las de superhéroes, no me aportan demasiado emocionalmente.
–¿Estamos en un buen momento para el cine en español?
–Sí y no. Hay películas que me gustan, otras que me decepcionan. Soy muy fan del cine español, descubrir nuevas caras, pero sí que le falta un poco de conexión con el público. Si la comparo con el cine francés, este sí se atreve y tiene la libertad y capacidad de producción. El cine francés casi todos los años te habla del problema de la sanidad, de pueblos o ciudades pequeñas como puede ser Ceuta. Siempre cuestiona los problemas del día a día y creo que el cine español eso no lo hace.
–¿Está a favor del cine de estreno o exclusivo para plataformas online como Netflix o HBO?
–Creo que es una evolución lógica. Este fin de semana se estrena ‘Toy Story 4’ en 900 pantallas de toda España, por lo que el hueco para ver otro cine es muy escaso y estas plataformas hacen que la gente se interese por otro tipo de cine. Ese hueco lo tienen que cubrir las plataformas: cada uno en su casa se compra una buena tele y se hace una buenísima sala de cine. La actitud del espectador y la forma de ver películas ha cambiado, pero me parece estupendo que haya más posibilidades de ver cine.
–¿Qué le parece los nuevos formatos de crítica que se hacen en Youtube? ¿Se anima?
–El que yo me convierta en un influencer me sobrepasa, y por otra parte creo que banaliza la crítica o la puede sepultar. Hacer una buena crítica es algo serio y profundo, tienes que rumiar la película. No me gusta eso de salir de una sala y ya tienes que decir si te ha gustado, si es mala o no. Creo que se está banalizando mucho la crítica y la información cinematográfica. No tiene que ser todo una obra maestra en la vida: hay obras que están bien, que te divierten y que cumplen esa función. Creo que la crítica y los comentarios son demasiado crueles.