En el corazón de Ceuta, entre las calles que cuentan historias de esfuerzo y compromiso, hay una unidad silenciosa, pero vital que vela por la seguridad de todos: la Unidad de Intervención de Armas de la Guardia Civil.
Son solo tres los agentes que la integran, José Moles, Enrique Cuello y Rafael Roda, pero su presencia se siente con fuerza en cada rincón donde la ley y el orden necesitan un pilar firme. Estos profesionales no solo custodian un área técnica y especializada, sino que encarnan los valores más profundos del servicio público.
Su labor, muchas veces invisible para el ciudadano común, exige una preparación constante, una responsabilidad inquebrantable y, sobre todo, una vocación auténtica.
Cada inspección, cada intervención, cada trámite que gestionan es mucho más que un procedimiento: es una muestra del compromiso personal con la seguridad colectiva, con la prevención, con evitar que las armas caigan en manos indebidas. Ellos no descansan en su empeño por garantizar que cada licencia esté en regla, cada arma bajo control, cada norma respetada.
Los tres agentes de la Unidad
En estos tres agentes se condensa una muestra viva del espíritu de la Guardia Civil: discreción, eficacia y honor. Su trabajo en nuestra ciudad trasciende las cifras y los informes; es una labor humana, de cercanía, de protección silenciosa.
Para conocer uno a uno a estos agentes y sobre todo cuál es la función que realizan en la Unidad de Intervención de Armas, hay que hablar primero con el sargento jefe, José Moles.
Desde hace seis meses, Moles está destinado en Ceuta como sargento interventor jefe de la Intervención de Armas. Sin embargo, su experiencia va mucho más allá de este reciente traslado. Con una larga trayectoria en el cuerpo y en esta especialidad, asegura sentirse plenamente integrado en la ciudad autónoma y motivado por el tipo de trabajo que desarrolla cada día.
“Mi bagaje profesional no se limita a estos seis meses; llevo mucho tiempo en esta especialidad y me encuentro bastante bien”, afirma.
¿Qué hace la unidad de Intervención de Armas?
La Intervención de Armas de la Guardia Civil es responsable de gestionar y controlar una amplia variedad de aspectos relacionados con armas y explosivos.
En palabras del sargento Moles, las tareas van desde el mantenimiento del Registro Nacional de Armas, pasando por la documentación y emisión de licencias, hasta la colaboración con organismos judiciales y la supervisión de empresas de seguridad privada.
En Ceuta, donde no hay actividad cinegética, sorprende la cantidad de armas registradas, especialmente entre militares. “Muchos asocian este trabajo al mundo rural, pero aquí tienen una fuerte presencia las armas”, comenta Moles.
Armas, licencias y controles médicos
Los ciudadanos que poseen armas particulares están sujetos a revisiones periódicas. Cada cinco años, se revisa el estado del arma y las aptitudes del titular, quien debe presentar un certificado médico actualizado.
Estas medidas buscan garantizar que se mantienen las condiciones de seguridad y legalidad necesarias.
Existen dos grandes tipos de armas: las particulares (que pueden tener ciudadanos o miembros de cuerpos de seguridad en sus domicilios) y las de dotación, que deben almacenarse en dependencias oficiales o bajo custodia especial.
Seguridad y supervisión: armeros, prácticas de tiro y empresas privadas
Uno de los aspectos clave en la labor de la Intervención es la verificación de medidas de seguridad.
Por ejemplo, los armeros deben ser homologados y correctamente instalados en los domicilios. También se verifican los ejercicios de tiro de los vigilantes de seguridad, cuyo rendimiento es evaluado con criterios técnicos. Si no cumplen los requisitos, pueden perder la licencia.
Además, el equipo de intervención inspecciona empresas de seguridad, verifica accesos a puntos de armas, y controla el transporte de armas y munición, tanto dentro de Ceuta como hacia la península.
Explosivos y fuegos artificiales: una vigilancia menos visible
Aunque el consumo de explosivos en Ceuta es limitado, la intervención garantiza que se utilicen conforme a los protocolos establecidos, especialmente en actividades de voladuras.
Otra área menos conocida es la supervisión de artículos pirotécnicos. “En Ceuta hay muchas celebraciones con fuegos artificiales, y nosotros velamos porque se realicen en condiciones óptimas de seguridad”, explica Moles.
Del depósito al destino final: qué pasa con las armas intervenidas
Cuando un arma está implicada en un delito, se convierte en objeto judicial, se documenta minuciosamente y queda bajo custodia. La Intervención de Armas actúa entonces como perito judicial.
Al cumplirse un año de depósito, el propietario puede decidir su destino: donación, destrucción o cesión. Las armas destinadas a destrucción se envían a una fundición certificada en Sevilla. La antigua práctica de subastarlas ya ha quedado atrás.
Más allá del componente técnico y normativo, esta especialidad requiere un fuerte compromiso humano. “Mantenemos un trato cercano con los ciudadanos”, destaca Moles. Muchos de los casos que atienden tienen una carga emocional, como el de personas mayores que heredan o entregan armas con fuerte valor sentimental. En esos momentos, la Guardia Civil actúa también como acompañante y apoyo emocional.
Facilitando el acceso: la cita previa como vía de cercanía
Para mejorar la atención ciudadana, se ha implantado un sistema de cita previa sencillo a través de móvil o página web. Esto permite organizar mejor la atención, informar previamente de los requisitos y evitar esperas innecesarias.
Más allá del uniforme: judo, valores y equipo
Fuera del horario de servicio, José Moles practica judo en el Club Ushiro, uno de los más reconocidos a nivel nacional. Ha sido subcampeón en la Copa de España, aunque este año una lesión le impidió competir. “El judo también se practica dentro del cuerpo. Es una disciplina que aporta valores muy útiles en nuestro trabajo diario”, comenta.
También destaca la labor del equipo humano de la intervención: guardias civiles y funcionarios como Dory, con 40 años de servicio. “Son profesionales excelentes”, subraya.
La ciudad autónoma plantea retos específicos: una gran densidad de armas particulares, control fronterizo, limitaciones de espacio y medios técnicos. A pesar de todo, el trabajo se realiza con eficacia. “Nos adaptamos bien”, asegura Moles.
Un agente con casi 40 años de servicio
Uno de los veteranos en la unidad es Enrique Cuello. Con casi cuatro décadas de experiencia, ha dedicado su carrera a la inspección, regulación y seguridad del uso de armas y explosivos en el territorio español.
Su trayectoria comenzó en el área administrativa, pero su papel adquirió mayor relevancia a partir del 11 de marzo de 2004, cuando los atentados de Madrid impulsaron la creación de equipos especializados a nivel nacional.
“Se creó un grupo de personas dedicado exclusivamente a hacer inspecciones en establecimientos que llevaban el control del comercio, circulación y uso de armas y explosivos. Todo vino como consecuencia de aquel atentado”, recuerda.
De Extremadura al País Vasco, pasando por Madrid
A lo largo de su carrera ha sido destinado a distintos puntos del país. Durante 17 años trabajó en el equipo especial de Extremadura, cubriendo desde el sur de Cáceres hasta Salamanca.
Posteriormente fue comisionado al País Vasco, donde pasó dos años en San Sebastián y uno en Álava. Finalmente, formó parte del equipo de inspecciones de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid.
Su trabajo ha sido constante: inspecciones de explosivos, control de comercio de armas, fabricación, importación y exportación. “Mi vida ha estado siempre focalizada en este tema”, resume.
Ceuta: una ciudad con particularidades
Tras su paso por Madrid, solicitó su destino actual: Ceuta. “Decidí pedir Ceuta porque había una vacante. Al principio estuve solo. Ahora somos tres”, comenta.
Ceuta tiene características muy singulares. Por ejemplo, solo cuenta con una cantera, y las dificultades para importar mercancía limitan tanto la demanda como la actividad relacionada con explosivos. A pesar de ello, hay eventos clave en los que la intervención tiene un papel esencial.
“Las fiestas de junio (San Juan), por ejemplo, incluyen espectáculos pirotécnicos. Nosotros controlamos el material desde que llega en barco hasta que se dispara en la playa. Todo pasa por depósitos militares y se comprueba con rigor.”
La seguridad de la pirotecnia: un trabajo invisible
Los explosivos para fuegos artificiales requieren un protocolo de control estricto. Desde su llegada al puerto, el material se revisa, se clasifica (F1, F2, F3, T1, T2) y se custodia bajo vigilancia especializada.
“Nosotros estamos ahí, controlando cada fase del proceso. Una vez que el producto sale del depósito, comprobamos que todo esté correctamente montado y conectado. Luego se realiza el disparo y levantamos un acta de finalización.”
Este trabajo técnico muchas veces pasa desapercibido, pero es clave para garantizar la seguridad de todos los asistentes a los eventos.
Anécdotas bajo tierra
Entre las muchas vivencias, el entrevistado recuerda una anécdota particular en una mina subterránea. Durante una inspección, su compañero sufrió un mareo severo.
“Estábamos bajando por la mina y de repente solo veíamos un pequeño punto blanco arriba. Fue angustioso. Tuvimos que activar el equipo de emergencia para evacuarlo. Fue una experiencia dura, pero salió bien”.
La trazabilidad y la evolución tecnológica
Antes, todo se hacía a mano: papel, bolígrafo, máquina de escribir. Cualquier error en un número de serie podía generar un problema de trazabilidad. Hoy, gracias a sistemas informatizados como el aplicativo ALBA, el control es mucho más preciso y seguro.
“Ahora tenemos mucha más trazabilidad. Antes, si te equivocabas al escribir el número, podías perder completamente el control sobre un arma”.
Licencias de armas: regulaciones estrictas
Existen tres licencias para el uso de armas cortas:
- Tipo A: Para Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
- Tipo B: Para personal militar en activo o reserva.
- Tipo F: Para tiradores deportivos y federados.
En Ceuta, hay una comunidad activa de tiradores, pero la ciudad carece de una galería de tiro debidamente autorizada. Por eso se aplica el artículo 147 del Reglamento de Armas, que permite desarrollar esta actividad en terrenos militares bajo condiciones específicas.
Legislación cambiante y especialización constante
Uno de los grandes retos es el volumen y la evolución constante de la normativa. A diario surgen nuevos casos, como ciudadanos que quieren introducir arpones, carabinas o materiales deportivos que requieren revisión legal y técnica.
“Cada día aparecen cosas nuevas. La gente inventa mucho. Y nosotros tenemos que estar al día de todo: armas, explosivos, cartuchería, seguridad privada, campos de tiro, pirotecnia…”.
Vocación y compromiso
A pesar de las dificultades y la complejidad del trabajo, el agente se muestra comprometido y positivo sobre el futuro de la especialidad.
“Nos estamos profesionalizando más. Cada vez somos más técnicos, más precisos. Pero también sería deseable simplificar normativas y contar con más medios, especialmente en zonas con características especiales como Ceuta”, indica.
Rafael Roda, un ceutí que regresa a su tierra
En esta unidad, no podía faltar un agente ceutí, Rafael Roda. Aunque actualmente está destinado en Ceuta, su trayectoria en la Unidad de Intervención de Armas empezó formalmente en 1995, año en que realizó el primer curso oficial de la especialidad, junto a su compañero Enrique.
Sin embargo, su vinculación con las labores de armas se remonta incluso a antes de ese año, acumulando experiencia y conocimiento progresivamente.
“Yo llevo ya desde el año 95 en la Intervención de Armas propiamente dicha, pero anteriormente también hacía las labores de armas”, cuenta. El destino más reciente, Ceuta, supone para él un retorno a su tierra natal tras años de servicio en otros puntos del país.
Tenerife, Málaga y Ceuta: tres destinos, tres realidades
A lo largo de su carrera, el agente ceutí ha trabajado en Tenerife, Málaga y ahora en Ceuta, tres lugares con perfiles operativos muy distintos. En cada uno ha tenido que adaptar sus conocimientos, reciclarse y asumir nuevos desafíos.
“En Tenerife había una gran afición a la caza y también mucho trabajo relacionado con explosivos, sobre todo para evacuaciones de aguas en galerías. En Málaga, el perfil era distinto y tuve que volver a adaptarme. Ahora, en Ceuta, me enfrento a tareas completamente nuevas, como los temas aduaneros”, explica.
Su capacidad de adaptación ha sido clave para mantenerse al día en una especialidad cambiante y muy técnica. “Después de 40 años he tenido que volver a estudiar, a la vejez, como se suele decir”.
Una especialidad desconocida y muy técnica
La Intervención de Armas es una unidad que muchos ciudadanos desconocen en profundidad. Su labor no es visible, pero sí esencial. “Es una especialidad desconocida y verdaderamente muy complicada, porque tiene muchas normativas. Tienes que ponerte al día constantemente”, reconoce.
La unidad cuenta con una doble dependencia: orgánica, vinculada a las comandancias, y funcional, conectada con organismos como la ICAE (Intervención Central de Armas y Explosivos) en Madrid.
Control exhaustivo y prevención
Uno de los pilares del trabajo en la Intervención de Armas es el control riguroso de los usuarios de licencias. “Constantemente estamos controlando a las personas que tienen armas: sus antecedentes, su estado psicofísico, sus certificados psicotécnicos”.
La finalidad es garantizar que solo quienes estén en perfectas condiciones tengan acceso a armas. Como dice, “trabajamos todo el año para que no se vea nada, para que todo esté perfectamente”.
Tecnología y coordinación: claves en la actualidad
Hoy en día, los sistemas informáticos permiten una supervisión eficaz e inmediata. “Gracias a Dios, ahora los sistemas informáticos nos dan alertas de quién puede tener algún tipo de antecedente. Viogén, por ejemplo, funciona perfectamente”, señala el agente en relación con el sistema de seguimiento de violencia de género.
Ante cualquier indicio, la actuación es rápida y coordinada: “Iniciamos un procedimiento inmediato para la retirada de armas si se detecta una situación de riesgo”.
Un nuevo comienzo en su tierra
Ahora en Ceuta, Roda inicia una nueva etapa profesional con la misma vocación que lo ha guiado durante cuatro décadas. Aunque reconoce los desafíos, se muestra satisfecho con el nuevo proyecto: “Contento de estar aquí, en mi tierra, e iniciar una nueva etapa”.
Su historia es testimonio de la importancia del trabajo invisible que garantiza la seguridad visible, y de cómo la formación continua y la vocación siguen siendo las mejores armas para un servicio público de calidad.
La labor de la Intervención de Armas sigue siendo, para muchos, un mundo desconocido. Sin embargo, su papel es crucial para mantener la seguridad, la legalidad y también el vínculo de confianza entre las instituciones y la ciudadanía.