Si elevamos el grado de atención sobre un tema, diremos que estamos estudiando ese tema. Por otro lado, ¿cuántos puntos de luz son necesarios para colegir una imagen? ¿Cuánta información se precisa para armar un argumento?
Toda vez hay una imagen, toda vez seamos capaces de mantener un relato, diremos que nuestra conciencia ha despertado, ha abierto los ojos, habremos dibujado los contornos de un problema y podremos aplicar un remedio.
Con dos mil entrevistas, el Estudio sobre la Situación de la Salud Mental en España, auspiciado por la Fundación Mutua Madrileña y planificado desde mi Confederación, es el esfuerzo de comprensión más innovador en relación a esa realidad que es la salud mental.
Hace unas pocas semanas se presentaban en Madrid sus resultados, y yo no falté a la cita, no obstante, formé parte del equipo motor encargado de asesorar en el lenguaje sobre salud mental a la entidad encargada de desarrollar el proyecto.
Muchas cifras sobre salud mental circulaban por las autopistas de la sociedad de la información, pero es ahora que sabemos el impacto y la proporción del problema. Es ahora que podremos articular un lenguaje basado en la evidencia empírica.
La primera prueba de que estamos en los albores de la conciencia colectiva, fue el hecho de que acudieron a la presentación oficial la práctica totalidad de los medios de comunicación nacionales. Algo novedoso en este entorno poco visibilizado de la salud mental, habitualmente escondido en el desván del olvido y del silencio.
Así, que sin más, voy a dar unas pinceladas, a ver si soy capaz de componer un cuadro:
Primero, en una escala del uno al cinco, la salud mental empieza a ser una preocupación de la población española (4,5).
Segundo, casi una cuarta parte de la población nacional considera que su salud mental es mala o muy mala.
Tercero, la preocupación soportada por las condiciones socioeconómicas está haciendo mella en el estado de la salud mental general.
Cuarto, la escasez de recursos de atención no está proporcionado a la envergadura del problema, lo que determina una baja calidad en dicha atención.
Quinto, los procesos de recuperación son discontinuos, poco intensos, y no favorecen la participación del paciente.
Sexto, ante mi sorpresa, la población joven sufre el fenómeno de la soledad no deseada en mayor número que la población mayor. Y esto habla de que, a pesar de la híper conectividad de las redes sociales, existe una crisis en la forma de enfocar de las relaciones humanas.
Séptimo, el estigma existe, ya que un tercio de la población guarda una imagen de la salud mental en términos negativos.
Con este estudio, la realidad de la salud mental ya tiene una imagen, y la gente empieza a entender la salud mental como un activo indispensable de la sociedad del bienestar.
Ya todo es cuestión de que la magnitud de la respuesta tenga la misma intensidad que el problema que se pretende corregir.
Por nuestra parte, la Confederación Salud Mental España cumplimos 40 años en una permanente búsqueda del bienestar de las personas a las que representamos, si bien entendemos que la salud mental es una cuestión universal.