Categorías: Cultura y Tradiciones

“Estoy segura de que los ceutíes captarán mi música a la perfección”

Tenía tan solo 11 años cuando se subió por vez primera a un escenario. Tiempo atrás sus padres ya se habían dado cuenta de que por las venas de la pequeña Jennifer corría sangre de artista.
Pero lo suyo, a pesar de sus inicios en el puerto de Roquetas de Mar, hasta donde toda la familia se trasladó a vivir a pesar de haber nacido en Córdoba, no iba a ser el flamenco puro y duro. Quería mezclar la música de su tierra con otras muchas que le apasionan: la árabe, la hindú, las del este... El resultado de toda la evolución de aquella niña, a lo largo de años, estará esta noche sobre el escenario de las Murallas Reales (22.30 horas). Se llama India Martínez y es una de las artistas de mayor repercusión en los últimos meses.
–Llega a Ceuta con ‘Trece verdades’ bajo el brazo, ¿por qué ese título? ¿Por qué trece? ¿Por qué verdades?
–Sí, es un disco que empezamos a elaborar en una etapa decisiva para mí porque venía de dos trabajos que, aunque habían sonado, no habían llegado hasta donde queríamos a pesar incluso de estar con una multinacional. La verdad es que estaba un poco agotada y quería cambiar mi rumbo y la forma de hacer las cosas. Por eso me fui a Madrid a estudiar una temporada y, fue entonces cuando, a pesar de estar aún sin discográfica, empezamos a escribir. A sacar cosas de mí que estaban guardadas desde hace tiempo pero, por una cosa o por otra, no salían. Era une época en la que estaba evolucionando como persona y como artista. ‘Trece verdades’ me ha dejado transmitir todo lo que llevaba. Nos hemos dejado llevar. Ha sido un disco muy fácil este disco, de los más sencillos, porque todo salía de manera natural. Cada canción salía de dentro y lo hemos disfrutado muchísimo. Musicalmente está dentro de nuestras preferencias musicales, recordando al flamenco en varias canciones y otras músicas, como la árabe.  Sobre el título... no lo pusimos hasta última hora. Son trece canciones porque es un número que siempre me ha gustado y en las anteriores ocasiones no había tenido oportunidad de que fueran trece, siempre me quedaba en el doce. Dije ‘¡en este quiero trece!’, algo me lo decía.
–Veo que no es supersticiosa...
–No, más bien al contrario. Luego, estando en las mezclas del disco le daba vueltas al nombre, porque sabía que era un disco muy importante. Tanto que me daba respeto. Había canciones muy chulas, le veía mucho futuro a este disco. Lo de las verdades es porque cada canción significaba tanto para mí que perdía esa fase para pasar a ser algo más, trece verdades. Son trece vivencias, experiencias, recuerdos, valores...
–Los dos primeros singles, titulados ‘Vencer al amor’ y ‘90 minutos’ son los temas más conocidos de este disco. ¿Con cuál de las trece verdades se queda usted?
–En otros discos he podido elegir más fácil. Del primero me quedaba con ‘Sobrellevé’ y del segundo con ‘Solo tú’, pero en este cada canción es especial. Me cuesta muchísimo escoger. ‘Vencer al amor’, que es la que me ha abierto las puertas para que la gente me conozca, tiene un lugar muy especial por supuesto. Después, la canción de ‘Manuela’ es una de mis preferidas y va a salir como tercer single. Hay una canción árabe que también me encanta.
–Viene a una tierra también de mestizaje, de multiculturalidad. Usted nació en Córdoba y luego vivió en Almería, ¿es ese ambiente el que ha provocado su inquietud por indagar en sonidos de todo tipo, en mezclar el flamenco con muchas otras cosas?
–Sí, sin duda. En el instituto cuando estudiaba, por ejemplo, más de la mitad de la clase eran extranjeros. De Marruecos, de Nigeria, de Rumanía... de muchos sitios. Por eso incluso siendo una niña ya, a través de esas amistades, la inmigración me llamaba la atención y sabía verle su parte buena, la de aprender de cada una de las culturas. Por eso fui poco a poco ampliando repertorio. Ha sido algo importantísimo para conseguir el sello que tengo hoy en día, esa personalidad y esa mezcla con el flamenco. No me quedo solo con un estilo de música, porque me gusta toda en general y estoy abierta a nuevas músicas y diferentes formas de sentirlas.
–¿Imagina un mundo sin música?
–No, en cualquier cosa que hacemos en el día a día hay música, está en todos lados. Es una forma de comunicarnos, al menos para mí siempre lo ha sido. Cuando era niña era más tímida pero, de repente, sin venir a cuento, me ponía a cantar. En el puerto de Roquetas, en un supermercado le cantaba a la cajera... era una forma de comunicarme. A través de la música nos entendemos sin hablar, es un idioma universal.
–Pero venció la timidez para participar en el concurso de televisión ‘Veo, veo’. ¿Cómo vivió esa primera experiencia profesional ‘en serio’, como artista de verdad?
–Fue algo más serio, sí. En un auditorio al aire libre en Dos Hermanas, Sevilla. Recuerdo que era precioso y había mucha gente y cámaras por todos lados. Desde el momento en el que me estaban presentando me entraron los nervios por todo el cuerpo. Estaba temblando y me sudaban las manos, me temblaban las rodillas pero me gustaba lo que estaba haciendo. Eso se notó y mis padres me apoyaron muchísimo desde entonces. Luego vendrían las peñas flamencas y otros concursos para seguir aprendiendo. De hecho grabé una pequeña maqueta, lo que me llevó a Sevilla a la Feria Internacional del Flamenco y de ahí saqué mi primer contrato discográfico. Desde entonces sin parar y haciendo lo que me gusta.
–¿Todavía siente nervios cada vez que pisa el escenario, como aquella primera vez?
–Claro. No de la misma forma, porque si no perdería los estribos, pero siempre con el mismo respeto. El nerviosismo siempre está dentro, lo que pasa es que aprendes a canalizarlo y a transmitirlo de otra manera. Rápidamente se convierte en una sensación de querer transmitir cosas, algo que voy consiguiendo poquito a poco. Trato de convertir el nerviosismo en emoción.
–Como comenta su llegada a la popularidad ha sido muy ‘pasito a pasito’. Por los años, podría haber intentado triunfar a través de programas como Operación Triunfo o similares. ¿Nunca se le pasó por la cabeza?
–Quizás sí que lo pensé, pero para entonces acababa de firmar un contrato con una discográfica, pero de no haber sido así posiblemente me habría presentado a algún cásting, por qué no. Lo que ocurrió es que ya estaba embarcada en el primer disco, muy ilusionada. Además, firmé con 17 y para esos programas generalmente había que ser mayor de edad. Era un momento extraño en el que no se podía ir a los concursos de pequeños pero tampoco a los de adultos. Bueno, el destino quiso que fuera así, para poder valorar y vivir cada paso de la carrera. La formación musical, como toda, no se consigue en tres o cuatro meses, ni en un año. Son pasos diferentes, es una evolución que tienes que vivir para asimilar las cosas y, a partir de ahí, seguir valorando lo que te va costando cada pasito.
–India Martínez es su nombre artístico, ¿cómo y por qué surgió?
–Mi nombre real es Jennifer Jessica y, obviamente, me decían que mi nombre no era muy flamenco. Sonaba demasiado extranjero. Por eso en Almería me empezaron a llamar ‘la niña del puerto’, entre los 13 y los 16 años. Pero cuando llegó mi primer mánager me dijo que ese nombre tampoco pegaba, que quedaba un tanto antiguo. Mientras era una niña no estaba mal, porque había sido la propia gente la que me había apodado así diciendo ‘la niña esa que canta en el puerto’. Sin embargo vimos que necesitaba un nombre artístico y, por mis rasgos físicos lo que le inspiraba mi mánager propuso lo de ‘India’. Me gustó. Era morenita, con el pelo largo... se me notaba que me gustaba la música de diferentes sitios... así lo de ‘India’ sonaba como algo más racial, más de mezcla, me definía bastante bien y me gustaba.
–Pero conservó el Martínez, que le da un toque español...
–Claro, con el apellido consigues que sea un nombre, no un apodo. Poner el apellido implica hacerlo nombre.
–¿Y en casa cómo le llaman?
–Allí Jenny, siempre.
–¿Y no le resulta raro ahora escuchar su nombre verdadero?
–Depende. Me suena raro cuando es en la calle o en un sitio que yo considero del entorno del trabajo. Sigo respondiendo, pero me suena extraño.
–Imprime un sello muy diferente al flamenco, con ese mestizaje del que hablábamos antes. ¿Ha recibido algún tipo de crítica por parte de los ‘puristas’ del flamenco?
–En el segundo disco, que es donde empecé a mezclar, había gente que no estaba acostumbrada a escucharme de esa manera. De todos modos nunca he tenido ningún problema así porque cada cosa que he hecho ha sido con el corazón y de una manera muy libre. He definido bien lo que iba haciendo. Yo me considero amante de la música, no ‘ahora soy cantaora, y ahora no’.
–No se quiere encasillar...
–Claro, como nunca he llegado a hacerlo, como nadie me ha sentido de un solo estilo, no ha dado tiempo a que me puedan criticar por eso. Nunca he ido de cantaora clásica a un sitio. Sin embargo, me encanta el flamenco y cuando surge un festival soy la primera que va y hace flamenco, disfrutándolo tanto como la música que hago. Trato de definir bien lo que hago. Si hago una canción aflamencada no le llamo ‘flamenquito’, que es lo que más puede molestar al aficionado flamenco, ¡pero es que yo también lo soy!
–¿Qué sueños quedan por cumplir?
–Muchísimos, pero estamos consiguiendo cosas que no esperaba tal y como estaba el panorama. Ahora cuesta todo el doble, pues antes más fácilmente confiaba una discográfica en ti. Hoy en día es más complicado porque a todo no le ven color. Haber llegado al disco de Oro, por ejemplo, me da mucha satisfacción por supuesto, así como que gusten tanto mis canciones.  Hay veces en que piensas ‘¿sirvió para algo toda esa dedicación y ese esfuerzo? ¿esos momentos de incertidumbre y de estar un poco perdida sin saber por dónde tirar?’. Al final escoges un camino, aunque tengas que cambiarlo todo, como me pasó a mí que tuve que cambiar de equipo de ciudad, tomé aire y empecé de nuevo. La nominación a los Grammy Latino me reforzó, me hizo ver que estaba en el camino pero que algo fallaba aún.
–Había que renovarse...
–Sí, me dediqué a estudiar. Me sirvió de mucho continuar aprendiendo y cada vez que tengo un hueco sigo haciéndolo. Estoy muy contenta con todo el mundo que trabaja conmigo, la compañía se está portando muy bien, confían mucho en mí, me llevan al extranjero... Cada semana pasa algo bueno. Creo que son rachas. hay momentos en que todo sale mal y otros, como ahora, en que todo va bien y te entregas en cada cosa que haces. Y eso se va trasmitiendo. Estoy segura de que la gente de fuera está notándolo porque, al fin y al cabo, todos necesitamos verdad, necesitamos cosas reales.
–¿Qué espera del público ceutí?
–Estuve en Ceuta dos o tres veces de promoción, pero va a ser mi primer concierto allí y espero que el público ceutí, ante el que tengo muchas ganas de cantar, me entienda. Estoy segura de que ellos van a comprender perfectamente la música árabe, el flamenco y las canciones pop que han ido sonando. Además las Murallas van a ser el escenario perfecto para algo así, con tanta mezcla y tanta magia. Va a estar muy bonito.

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