“Los guardias civiles”, añade, “sufrimos un estrés innecesario al ver muertos por causas evitables”. Así, la Asociación, aglutinando la fuerza que tienen tanto en Ceuta como en Melilla ya ha anunciado de forma oficial su intención de “denunciar a la Unión Europea para que quiten estas concertinas, porque existen otros medios y si no, deberían crearse”, indica.
AUGC habla, por ejemplo, de aumentar plantillas o patrullas mixtas para detectar estos intentos de salto por los vallados, “siempre respetando la ley, sin dobleces y sin intentar buscar recovecos para burlarla”. Criterios claros, órdenes por escrito y sin medias tintas que sirvan para dirigir la actuación que se pueda tener en las consideradas fronteras sur de Europa. Todo menos recurrir a métodos que pueden provocar más muertes en esos intentos de pase.
Muertes como la ocurrida en marzo de 2009, cuando el inmigrante Sambo Sadiako se desangraba tras quedarse colgado en una concertina que le segó una de las arterias. Atrás, en su tierra, esperaban una llamada su vida y cuatro hijos. Sambo saltó una de las vallas y fue en la segunda en donde una de las concertinas se cruzó en su destino. Murió desangrado. Dos días después era enterrado arropado en la misma soledad de aquella madrugada en pleno perímetro fronterizo.
Sambo no fue el único. Cuatro años atrás, la avalancha de septiembre de 2005 dejaba decenas de heridos y algún muerto por culpa de esas concertinas. AUGC afirma que las concertinas no sirven para evitar más pases, pero sí para “hacer aún más penoso el pase”, explica.
Las últimas entradas, aisladas, de subsaharianos que se han producido en Ceuta han dejado a jóvenes marcados y heridos en el CETI.
El temor: las mafias y la carestía de los pases
AUGC Ceuta y Melilla crearán una federación norteafricana para dirigir esta lucha que persigue ya no solo la protección sobre los inmigrantes y la eliminación de elementos lesivos, sino, también, defender a los propios guardias civiles para que se haga prevalecer sus derechos sin tener que soportar un tipo de presión que afecta a su propia estabilidad. AUGC advierte además de la posibilidad de que las mafias puedan aprovecharse de la instalación de esas concertinas. ¿Cómo?: aumentando el precio de los pases alternativos y más seguros. “Las mafias pueden desviar esos saltos a estos puntos para que mueran inmigrantes y vender luego más caros sus pases”, sentencia. Para la Asociación, urge hacer una ley acorde con la situación que se está produciendo, acelerando además los retornos de los inmigrantes a sus países de origen y recuperando cierto ordenamiento para evitar que las mafias se aprovechen de estas situaciones. “Nosotros nos posicionamos claramente en defensa de los inmigrantes, mientras hay partidos políticos que callan o no toman las medias adecuadas, de resonancia mediática y jurídica nacional e internacional para evitar los daños”, denuncia. No hay mejor forma que mermar la capacidad mafiosa que actuar contra ella jurídicamente. AUGC llevó ante instancias europeas la problemática de los motores humanos, que dejó decenas de muertes en el mar y contra la que se actuó jurídicamente.