El médico, psiquiatra y especialista en medicina legal José Cabrera no diría que el ser humano está condenado a morir, aunque cree que la muerte es inherente a la vida. Conocido por sus apariciones televisivas junto a Iker Jiménez en ‘Cuarto Milenio’, lo que le ha costado “muchos selfis en el barco”, visita nuevamente Ceuta por motivos laborales.
Siempre se ha escuchado entre los mayores eso de que hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos. ¿Esta afirmación de dónde surge o tiene alguna base en la psique?
Siempre, siempre, hay que tener más miedo al vivo que al muerto. El muerto no te puede hacer daño. Un muerto puede hacer daño al malo que le ha matado porque en una autopsia podemos descubrir algo que nos lleve a determinar la culpabilidad de alguien, pero el vivo siempre es más peligroso. Dentro de los vivos, los más peligrosos son los que se llaman “normales”, no el enfermo mental. Es mucho más peligroso pasear por una calle del centro de una gran ciudad que estar dentro de un hospital psiquiátrico. Los vivos son siempre más peligrosos porque actúan. Los muertos nunca tienen capacidad física. Solo te pueden recordar quién les mató y ahí vamos a por el culpable de esa muerte, pero nada más.
En sus libros habla del bien y el mal, ¿cuál sería la diferencia entre ambos?
El bien y el mal existen, da igual que los políticos intenten ocultarnos esa realidad. Pero la conciencia y la moral existen en todos nosotros. Todos sabemos cuando actuamos bien y cuando actuamos mal. Cada cultura tiene su propia concepción moral del bien y el mal. No existen concretamente hombres malos, sino hombres o mujeres que actúan mal. Como dice el final del Padre Nuestro cristiano “líbranos del mal”, no dice líbranos de los malos. Con esto quiero decir que el mal existe siempre vinculado a una persona. Un león cuando mata a un ciervo está comiendo, no está actuando mal. Pero el ser humano puede matar por capricho y entonces es vehículo del mal. Hacer un mal es hacer daño a alguien gratuitamente.
Sobre la impulsividad, ¿qué lleva a una persona a maltratar a otra o incluso a matarla?
Cuando alguien mata a otro, el homicidio, el asesinato, el homicidio imprudente, el homicidio a sabiendas... no hay dos personas iguales. No hay un perfil del homicida por mucho que las películas nos hablen del asesino, el asesino en serie, el asesino múltiple... Yo he visto a aproximadamente 800 homicidas en mi vida profesional y los he estudiado cara a cara. No hay dos iguales, cada muerte tiene una explicación. No es lo mismo morir en el ataque a un banco que en un atropello, intoxicado o porque alguien te ha dado algo que te ha matado. Al final siempre hay algo que explica esa muerte y ahí es donde viene esa impulsividad o agresividad.
Hablábamos de que hay diferentes conceptos de muerte en función de la cultura o la religión, ¿a qué se debe esto?
La muerte siempre es la misma para todos los seres humanos. Es el fin de la existencia. De hecho, la muerte no existe, lo único que existe es la vida. Lo que ocurre es que la muerte es lo que más angustia al ser humano, la desaparición.
No tenemos tanto miedo a la muerte como al dolor de la agonía de morir. Cada cultura y cada religión la concibe de una manera. Para un hombre que no cree la muerte es el fin y punto. He podido ser bueno en mi vida, pero desaparezco. Cuando tienes una creencia, la cosa cambia. Dependiendo de si eres de la cultura monoteísta (cristianos, musulmanes o judíos), vas a creer en que mueres y pasas a otra vida. Para el que tiene una creencia esto es una vida temporal y luego hay una trascendente y eterna. Para estas personas, entre las que me incluyo, la vida es un tránsito y la muerte es un paso a otra forma de vivir. La muerte siempre en las religiones tiene un sentido. Para las religiones no monoteístas, por ejemplo budistas que no hay un dios o hinduismo, que hay varios dioses... la muerte se convierte en otra cosa y aparece la reencarnación.
Por lo tanto, cada cultura está atrapada en su ideología y en sus sentimientos, y la muerte es de una manera o de otra. El musulmán entierra en la tierra recostada la persona mirando a la Meca, y el cristiano te mete en una caja de madera mirando al cielo... Pero la muerte siempre es la misma.
Un muerto deja tras de sí dolor, el dolor de la familia que se queda y que tiene una ausencia. Según tu vinculación a la persona fallecida o tus creencias religiosas, tú tienes la necesidad o no de ver al fallecido. Ver a una persona muerta es algo trascendental porque está fría, de color blanco y no respira. Todo eso es impresionante, sobre todo cuando la has visto viva. No todo el mundo está dispuesto a ver a su familiar muerto. Yo que he sido médico forense muchos años, a veces he aconsejado a la familia que no vean al fallecido porque si la ves te quedas con esa imagen para siempre. Si eres fuerte de personalidad y tienes interés en ver cómo una persona está muerta, vale, pero sabes que se te va a quedar para toda la vida. Pero mi consejo es que no te quedes con la última imagen de esa persona muerta, sino con la última imagen viva. Pero en general no se quiere ver.
Eso a veces se convierte en sueños también...
Claro, la persona que ha visto a su familiar muerto, con las flores y con todo, eso se queda en el subconsciente. Y toda tu vida, de repente, alguna noche, soñarás con la cara de esa persona fallecida y eso es muy duro. Es mejor quedarse con las imágenes vivas de esa persona que has querido.
El miedo a la muerte lleva a soñar con la muerte de uno mismo...
El miedo a la muerte va asociado a que vas a morir y lo sabes. Es la única certeza que tenemos. Morir es desaparecer, dejar de amar, respirar, de ver a la gente, sentir, tener vivencias... y esa es la mayor angustia. Incluso Cristo tuvo angustia cuando iba a morir.
"Las canciones de “no tengo miedo a la muerte de la Legión u otras unidades son bonitas, pero para darse ánimos"
¿Qué consejo le daría a una persona que está atravesando un duelo?
No hay consuelo que la pueda ayudar, salvo que esa persona tenga una motivación religiosa, que siempre ayuda mucho. No es lo mismo morir viendo que eso es un paso hacia otro tipo de vida que sabiendo a ciencia cierta que es el final de todo. El consejo es que aproveches lo que has visto y vivido con esa persona, ten certeza de que tú también te vas, eres el siguiente y esa persona solo se te ha adelantado. Pero aceptar la muerte de un ser querido es lo más duro.
Usted es un hombre muy ligado al ámbito militar, ¿realmente los soldados no tienen miedo a la muerte o tenerlo es algo humano?
No existe nadie en el mundo que no le tenga miedo a la muerte. Yo que he sido militar y conozco la Legión, la Brigada Paracaidista, he ido de maniobras y he visto morir a compañeros, siempre he visto miedo a la muerte. Lo importante es vencer ese miedo y saber que llegará algún día. Las canciones de “no tengo miedo a la muerte” de la Legión u otras unidades son bonitas, pero para darse ánimos.
¿Cómo un chico que nace en Madrid se interesa por el mundo forense?
Soy como soy porque he vivido lo que he vivido. Mi padre era médico y mi madre farmacéutica, por lo tanto mi vocación era sanitaria como profesión. Una vez que me hago psiquiatra, me doy cuenta que en la psiquiatría lo que es curar, lo que se dice curar, no curamos a nadie, sino que ayudamos a mejorar, a estar más animados, dormir mejor o tener menos ansiedad...
Analizar la muerte me enseña a vivir y para mí es algo claro. Valorar y decirle al juez por qué esta persona ha muerto produce en mí la satisfacción de esclarecer un hecho, en el cual hay un responsable. Pero los médicos forenses no solo hacemos autopsias, hacemos valoraciones, estudios, test toxicológico, psiquiatría, sexualidad… La gente se cree que el forense solo hace autopsias y es lo que menos hace.
También está la autopsia psicológica. El cadáver solo nos deja ver una bala o un puñal. Para conocer más de esa persona tenemos que hablar con sus familiares y amigos, ver su historial médico, saber dónde trabajaba, cómo vivía… con todo eso se construye la autopsia psicológica.
¿Considera que se habla poco de la muerte?
En esta sociedad de plástico y de cosmética, la muerte no interesa mucho. No se quiere hablar de la muerte porque creemos que somos eternos y eso es un error. Se esconde y se barniza el tema de la muerte. No es un tema de conversación, a nadie le gusta hablar de la muerte aunque haya muchas películas y novelas.
La muerte hoy es un tema que no interesa mucho. Antes el abuelo moría en casa rodeado de sus hijos y nietos, pero ahora se oculta. Pero por mucho que la ocultes va a llegar. En su carrera contra ti, la muerte no tiene prisa y te da toda la vida de ventaja.
Ahora que se habla tanto de inteligencia artificial, ¿cree que esto va a sustituir al ser humano?
Va a cambiar la cultura humana, pero nunca va a sustituir al cerebro humano. La inteligencia artificial es un efecto del cerebro humano, no al revés. Lo que ocurre es que tiene una cosa que nosotros no, y es que no tiene sentimientos. Cuando no se tienen sentimientos, se es mucho más eficaz.
Estas inteligencias te pueden escribir una novela, pero la escribe sin corazón. El corazón no se puede suplir. La inteligencia artificial nos ayudará mucho a vivir, pero nunca nos sustituirá.
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