La Consejería de Asuntos Sociales ha puesto encima de la mesa el asunto de los psíquicos y ha lanzado un compromiso: antes del año próximo se decidirá el lugar en el que se ubica a estos enfermos. Confío en que así sea, porque me da que Rabea Mohamed es de las mujeres que se empecina en sacar adelante lo que se propone. Mi único conocimiento de su labor es en el ámbito social y vecinal, en aquella época en la que peleaba por conseguir mejoras en las barriadas luchando en el ámbito más reivindicativo, en la calle y no en los despachos. Supongo que algo le quedará de aquella vena e intentará extrapolarla a su ámbito de gestión. En el tema de los psíquicos no es que quede mucho por hacer, es que no se ha hecho nada hasta ahora. Que en una ciudad como Ceuta nos podamos permitir el lujo de tener a disminuidos psíquicos en la calle, de tener a enfermos mal atendidos o de no disponer de un centro en condiciones para atenderlo es de vergüenza. Pero así ha pasado. Igual de vergonzoso es que los familiares de un psíquico tengan que desplazarse a Málaga para poder verlo, en el caso de aquellos enfermos que protagonizan el convenio suscrito por la Ciudad. Y así sigue ocurriendo.
Ahora la consejera Mohamed asegura que antes de medio año se elegirá el lugar en donde se pondrá en marcha este centro. Para tranquilidad de las familias y por respeto a todos los enfermos (sepa usted que nadie está libre de esta enfermedad y que potencialmente podemos ser enfermos psíquicos) hay que trabajar de una vez en una área olvidada evitando que los anuncios políticos que hoy vemos en prensa sean mentiras disfrazadas de promesas o eternos compromisos que nunca vemos cumplidos.
Nos hemos creado un círculo de trabas, de reglas y de impedimentos disfrazados de leyes para evitar que la acción social sea rápida. Y así llega el caso de que tengamos a un enfermo mental muriéndose en plena calle y la justicia te diga que nada se puede hacer por él hasta que se le incapacite. Parece una broma de la sociedad para que nadie se fije en las carencias del prójimo o para que nadie actúe como debe moralmente porque eso de la moral no entra en un sistema de normas, obligaciones y purismo.
Mucho ha costado que la administración entienda que hay un problema, más que lo asimile y, de hecho, parece increíble que se hable de plazos, metas y propósitos. Suena a milonga, pero me da que la consejera de Asuntos Sociales no es de las que necesita dar titulares para ganar un espacio. Su compromiso es esperado por muchos ciudadanos. Ahora toca esperar.