Seguridad, servicios públicos y nuevo modelo económico. Esos son los tres ejes sobre los que el Ministerio de Política Territorial ha establecido que Tragsatec debe elaborar el Plan Estratégico de Ceuta. En su encargo al medio propio recoge expresamente que entre las medidas que se piensa poner en marcha en el primer ámbito está la inclusión de las dos ciudades autónomas “en el Espacio Europeo Sin Fronteras o Tratado de Schengen” con el objetivo de “visibilizar los límites de la frontera sur de la Unión Europea” sin renunciar a participar, como también ha dicho el Gobierno central, de participar en una “zona de prosperidad compartida” con el entorno geográfico más próximo.
Se trata de una decisión de enorme calado no solo por la reacción que pueda suscitar en el país vecino, sino también por las repercusiones que tendrá tanto en el plano económico como en el social de una ciudad en la que se pretenden “impulsar” las conexiones con la península y “reforzar” los servicios públicos, actualmente “insuficientes para el volumen actual de población, especialmente en los ámbitos de la sanidad, la educación y los servicios sociales”.
Se trata de un diagnóstico acertado que exigirá la puesta en marcha de respuestas viables y eficaces para que la ciudad encuentre un nuevo paradigma sin convertirse en un apéndice de la península dependiente exclusivamente del sector público y encerrado en sí mismo.