Ceuta vivió ayer el primero de unos días de Semana Santa que quedarán grabados en la memoria de muchos. La Pasión arrancó en la ciudad con la Hermandad de la Pollinica mirando al cielo, buscando un claro de luz entre las nubes que amenazaban lluvia, y se encontró con un día radiante que dio incluso más vistosidad a un recorrido que se ha convertido en uno de los más tradicionales.
Si hay un término que puede definir lo de ayer es sentimiento. La Semana Santa se puede ver desde muchos prismas, porque se trata de una celebración que tiene la capacidad de unir a toda una población por distintas razones. Así, la devoción, la fe, la cultura popular, el arte, la música o la imaginería se dieron de nuevo la mano en una procesión que en Ceuta ha sido muy esperada, sobre todo después de que el año pasado los pasos del Domingo de Ramos se quedaran en el templo a causa de la lluvia.
La decepción de entonces se convirtió ayer en alegría y en una reivindicación del trabajo bien hecho por parte de la Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos del Dulce Nombre de Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén, Nuestro Padre y Señor de la Sangre Orando en el Huerto, Madre de Dios de La Palma y San Juan Evangelista, cuya salida fue, como contamos en este periódico, sencillamente apoteósica.
Los cofrades ceutíes volverán hoy a ojear el cielo y rogarán para que el tiempo les permita desarrollar su estación de penitencia. Lo harán con expectación y confiados en repetir una jornada de procesiones como la vivida ayer, cargada de emoción, alegría, sentimiento y ganas de ver los pasos en sus recorridos procesiones que se palpa en Ceuta.