Los hechos ocurridos en la tarde del pasado sábado en el centro de la ciudad exigen de una aclaración plena. Lo exigen por el bien de todos. Y en ello se está desde que se produjeron, sin medias tintas, con claridad y contundencia que es la única manera de no ser cobarde. Porque valiente no es el que sale a corear su viva la Policía Local a golpe de click, no. Valiente es el que pide una investigación para que todo quede claro porque, primero, es un derecho que a todos asiste y, segundo, es la única manera de poder plasmar en un informe qué pasó, cómo pasó y qué es lo que falló. Es la única manera de dar protección a quien la tiene merecida y castigar al que ha cometido un error.
Eso es lo que a todos nos debe interesar. Sin miedos, sin ocultismos y sin calentar a las masas. Ceuta debe tener superada la provocación de los que, por uno u otro lado, solo quieren moverse en el caos y el desconcierto por su propio interés, no porque les interesa saber la verdad, sino porque buscan obtener beneficios.
Para saber la verdad, para que se haga justicia y para que todo se aclare solo hay dos caminos posibles: dejar trabajar a la Policía Nacional para presentar todas las pruebas en donde debe, ante el juez.
Los comentarios, las valoraciones, las llamadas sin sentido a la movilización no sirven para nada más que para generar convulsiones y causar un daño mayor. Prudencia, eso es lo que necesita Ceuta. Prudencia y dejar trabajar a los que ya están, desde el mismo sábado, en el objetivo de arrojar la luz plena, sin medias verdades.






