Ceuta figura a la cabeza en nivel de abstención en la práctica mayoría de los comicios. En el caso de las elecciones europeas, esa tasa se dispara.
Siendo (o mejor dicho, debiendo ser) tan importante el papel que Europa debe jugar en un territorio fronterizo como es Ceuta, sorprende la desconexión más absoluta que tiene la ciudadanía con este tipo de convocatorias electorales. Buscar una identificación con la cita del 25-M o lograr captar el interés por las campañas y programas escenificados por los partidos que concurren se convierte en una auténtica odisea. La población, machacada a nivel local, sufre también la nula implicación de las instituciones europeas en asuntos de calado como los que tienen que ver con la frontera o la inmigración. El 6-F y las posteriores declaraciones de la comisaria europea no hicieron sino reabrir heridas en torno a la debida protección de una Europa que permanece ausente y se muestra, desvergonzada, ineficaz para resolver lo que más nos afecta.
Esta noche marcará el inicio de dos semanas de campaña en las que el esfuerzo de los distintos partidos debe ser titánico para lograr la identificación de la ciudadanía. Si ya de por sí las municipales van a constituir, más que nunca, una prueba de fuego para la clase política, hablar de Europa son palabras mayores que nunca han calado ni el sentimiento ni en la selección de mensajes que hace el ciudadano de a pie.
En estas jornadas de precampaña ya se han paseado algunos de los candidatos de las distintas formaciones. Quedan más días para que el resto vaya interviniendo y ofreciendo su base de actuación. Tristemente el oportunismo ya asoma entre los presentes quienes, incongruentemente, acuden al escenario fronterizo y surten sus mensajes de estos asuntos cuando la Europa que defienden nunca ha tenido en cuenta las fronteras, ni su funcionamiento ni, mucho menos, la forma en la que los agentes de los distintos Cuerpos de seguridad se ven obligados a actuar.